MI BIOPSIA NEGATIVA
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lunes, 30 de enero de 2023
martes, 24 de enero de 2023
lunes, 23 de enero de 2023
Protesta nacional y sindicalismo de nuevo tipo. Por: Humberto González Briceño. Opinión. Venezuela.
Protesta nacional y sindicalismo de nuevo tipo.
Por: Humberto González Briceño
El llamado milagro económico chavista que alega una presunta recuperación del país estalla en mil pedazos frente a la dramática realidad. Más allá de la economía de los bodegones, los sospechosos conciertos, las ventas de carros importados y los restaurantes plenos de boliburgueses lo único que queda es una Venezuela depauperada que trata de sobrevivir a cualquier precio.
La dolarización de facto que ocurre en Venezuela y las masas de billetes verdes que pasan de mano en mano no son el resultado de ninguna reactivación de la industria o el comercio. La única forma de explicar esta situación es por la permisividad que ha tenido el régimen chavista con gigantescas operaciones de narcolavado que es la única actividad económica que realmente tiene la capacidad de poner dinero a circular.
Sin embargo, esos circuitos económicos dejan por fuera al 99% de la población que ni puede lavar dólares ni tiene el privilegio de ser empleada en la administración pública. Hay un pequeño segmento de trabajadores al servicio de las pocas empresas privadas que quedan en Venezuela y son pagados con modestos salarios en dólares. Para el resto de los Venezolanos no hay ni siquiera salarios de hambre y Human Rights Watch estima que podrían ser más de 10 millones.
Esto hay que tenerlo en cuenta cuando vemos las masivas protestas que hoy recorren a toda Venezuela, en su mayoría promovidas por empleados públicos donde los más destacados han sido los maestros y los trabajadores de las empresas básicas en Guayana. Muchos de estos empleados y obreros fueron incorporados a la administración pública por su comprobada filiación chavista como no podía ser de otra manera en un estado clientelar de partido único.
Pero el desmantelamiento de la economía nacional es tan grave que los salarios de hambre que el gobierno paga en bolívares megadevaluados no alcanzan para comprar un mercado semanal. La dramática crisis económica que hoy sacude a Venezuela no pide carnet de partido y le pasa factura por igual a chavistas y no chavistas.
De un solo golpe los trabajadores y empleados chavistas están sintiendo el mismo dolor y la impotencia que sienten el resto de los venezolanos frente a una tragedia que solo puede llevar a una súbita toma de conciencia para entender que ese Estado chavista que tanto han apoyado es sencillamente inviable. No hay atajos. El régimen chavista y sus políticas improvisadas ha fracasado y ahí están los trabajadores chavistas en la primera fila para dar fe de ello.
La inusitada fuerza que han tomado las últimas protestas que se han visto en Venezuela es precisamente porque por primera vez comienzan a tener un carácter más de tipo nacional e inclusivo al contar con la participación de chavistas y no chavistas. Por eso el régimen dio marcha atrás el año pasado con el manual de la ONAPRE y por eso mismo este año el Estado chavista no ha dudado en usar a sus esbirros del DGCIM y el SEBIN para tratar de aplastar la protesta. Porque no hay peor cuña que la del mismo palo.
Lo otro que hemos observado es la aparición de caras nuevas en esas protestas y el rechazo a la presencia de esquiroles sindicaleros del chavismo o de los partidos de la falsa oposición. Esto lo vemos como algo muy positivo conociendo que los intereses de cada bando tratarían de mediatizar la lucha sindical para favorecer sus mezquinas agendas.
Un dirigente sindical de falsa oposición se quejaba amargamente porque no le permitieron participar en la protesta de los trabajadores en Guayana. Este dirigente apuntaba los errores que cometieron los trabajadores de base al tratar de negociar el fin del conflicto con el gobierno. Su crítica buscaba advertir que la próxima vez tenían que buscar a dirigentes veteranos para no cometer errores. Bueno el precio de poner ese movimiento de protesta en manos de experimentados operadores partidistas de uno u otro bando es sencillamente que negocien a espaldas de los dolientes, como siempre lo han hecho.
Es preferible que sucesivas crisis y protestas por demandas salariales provoquen el surgimiento de nuevos e inexpertos líderes sindicales y gremiales que ya tendrán la capacidad de aprender sobre sus propios errores y los errores de otros. Estos nuevos dirigentes deben impulsar agendas de lucha con programas reivindicativos a corto, mediano y largo plazo además de mantener a raya la manipulación de los partidos chavistas y los de la falsa oposición.
La inexperiencia de esos cuadros se podría compensar rápidamente con su disposición para aprender de otras tradiciones y experiencias sindicales en la historia del movimiento obrero de Venezuela como del resto del mundo. Un movimiento sindical y gremial nacional de nuevo tipo, deslastrado de la influencia de chavistas y falsos opositores, abriría nuevos y promisorios horizontes en la lucha por el cambio político en Venezuela.-@humbertotweets
DESPERTANDO EL ALMA, ENE 23. REFLEXIÓN DEL DÍA. LAS RESOLUCIONES. Arsenio González. Venezuela.
ENE 23. REFLEXIÓN DEL DÍA.
LAS RESOLUCIONES
Cumaná, 23-01-2023
Twitter: @aragonzal
domingo, 22 de enero de 2023
EL 23 DE ENERO EN REVOLUCIÓN. Por: Enrique Prieto Silva. Opinión. Venezuela.
Enrique Prieto Silva
Lunes 23 de enero de 2023
Habían transcurrido tan solo siete años y 23 días de la segunda mitad del Siglo XX cuando ocurrió el renacer democrático, que hoy celebramos a pesar del desasosiego en que hemos vivido durante veintitrés años, que se agravó por la aparente insania que sufrió la "pérfida involución" provocada por la manía revolucionaria y luego por la desidia opositora en su lucha partidista. Sin embargo, sabemos que el sosegado despertar de nuestra juventud, siempre valiente, nos hará recordar y retomar el rumbo que hemos perdido por el engaño y el desengaño y eso esperamos, sin perder la fe y la esperanza que volveremos a la sindéresis que surgió aquel 23 de enero de 1958. Hemos aprendido que la fe y la esperanza no podemos perderla cuando sabemos que Dios nos ha dado el mundo para conformarlo a nuestro designio y para ello nos ha hecho dueños de su paradigma. Su sabia lección: "los golpes enseñen, pero es de sabios vivir de la experiencia".
Con alegría y con tristeza recordamos:
"Las Fuerzas Armadas Nacionales en atención al reclamo unánime de la nación y en defensa del supremo interés de la República, que es su principal deber, han resuelto poner término a la angustiosa situación política por que atravesaba el país a fin de enrumbarlo hacia un Estado democrático de Derecho y en consecuencia
Acuerda:
Artículo 1º.- Se constituye una Junta Militar de Gobierno integrada por cinco miembros, a saber: Contralmirante Wolfgang Larrazábal, Coronel Abel Romero Villate, Coronel Roberto Casanova, Coronel Carlos Luis Araque y Coronel Pedro José Quevedo.
La Presidencia de la Junta la ejercerá el Contralmirante Wolfgang Larrazábal.
Artículo 2º. – La Junta así constituida asumirá todos los poderes del Estado, y por lo tanto, ejercerá el Poder Ejecutivo de la Nación mientras se organizan constitucionalmente los Poderes de la República, dentro de las pautas del artículo 3º.
Artículo 3º.- Se mantiene en plena vigencia el ordenamiento jurídico nacional, en cuanto no colida con la presente Acta Constitutiva y con la realización de los fines del nuevo Gobierno, a cuyo efecto la Junta Militar dictará, mediante Decreto refrendado par el Gabinete Ejecutivo, las normas generales y particulares que aconseje el interés de la República, inclusive las referentes a nueva organización de las ramas del Poder Público."
El 23 de enero de 1958, acude a nuestra mente como el recuerdo de una vivencia perdurable. El día en que muy jóvenes, nos deparó la vida un momento que marcó en nosotros un camino para vivir del orgullo existencial. Ese camino de la huella con destino cierto que han querido mancillar nuevos y viejos actores, algunos con insistencia, antes inmadura y hoy equivocada. Actores de la terquedad y del desatino, quienes piensan que el mundo puede ser, a pesar de sus fracasos, la utopía de Moro o el camino de Marx, alimentada y aderezada con los incultos caudillismos criollo y latino de un mundo diferente. Siempre, sin sentido, que llaman "revolución".
No podemos olvidar, que en diciembre de 1957, se había efectuado un plebiscito para decir "SI" o "NO" al gobierno de Pérez Jiménez. Fue un plebiscito secreto, pero los empleados tenían que llevar al día siguiente la tarjeta (redonda) del "NO" a su trabajo. El malestar se fue generalizando, hasta que se desata un descontento general.
El 1º de enero de 1958, una rebelión militar debelada desencadena una serie de manifestaciones de todos los sectores. En ese entonces no funcionaban las encuestas como ahora, pero los paros, las huelgas y la desobediencia civil ocupaban todo el espectro socio-político. Crisis que se agudizó con la decisión gubernamental de ocupar los principales cargos públicos con oficiales de las Fuerza Armadas. Es de recordar la designación del general Prato como ministro de educación, lo que causó como burla y protesta una manifestación con el desfile de un burro con las iniciales de "ME" en su gualdrapa.
Desde el mismo 1° se ordenó acuartelamiento tipo "A" (general) y se desencadenó la persecución de los militares que tuvieron que ver o supieron algo sobre la rebelión. Eran vox pópuli los manifiestos militares pero muy escondidos, ya que no existía ni el correo electrónico ni el internet. Los líderes de la asonada, unos huyeron al exterior y otros fueron internados en calabozos de las instalaciones militares y los civiles en la Seguridad Nacional. Vivimos esos momentos y podemos contar sobre nuestras angustias, hasta la mañana del 23 de enero, cuando Venezuela pudo ver en la incipiente TV, la huida del que creímos el líder del último gobierno militar. Fuimos testigos y escoltas para la salvaguarda de la vida de los que le acompañaron en los mandos y mal utilizaron el nombre de las FAN.
Pero no fue tan simple. Había concluido el 21 la huelga de los medios de comunicación, bajo el ataque inclemente de la Seguridad Nacional y la vigilancia antimilitarista de los "medias blancas" (Policía Militar). En la noche del 22 con su amanecer del 23, no había vuelta de hoja, la historia estaba marcada para nuestro estreno militar, por lo que aceptamos el reto y decidimos enfrentarlo contra una diatriba cuyo rumbo iba a lo desconocido. Teníamos que decidir, entre quedarnos estáticos para mantener la visión de "El Nuevo Ideal Nacional", o dar un paso al frente para apoyar y dar cabida al ideario de los políticos que, luego del "golpe" de 1945, habían sido depuestos en 1948, por uno de los líderes militares que los acompañaron en la aventura, convertido por la voluntad de sus seguidores, en el Jefe del Estado.
Dimos el paso al frente solicitado, que significó "romper pabellones" y tomar las armas para, con voluntad, revivir el movimiento iniciado en Maracay el 1° y poner fin al sistema de gobierno presidido por el general Marcos Pérez Jiménez, que apuntalado por la Seguridad Nacional se autoproclamada el gobierno de las Fuerzas Armadas, pero sin los militares.
La historia se presenta siempre activa y real, cuando existen personajes actores que pueden contarla, aunque sabemos que no es irreal el que siempre la escriben los vencedores. También es real que hoy nos traten de vender la historia de una "revolución" sin vencedores, producto solo de la palabra ensalzada de mentiras y ataques malsanos al quehacer de los que si luchamos por lograr esta democracia.
No hemos podido engullir las necedades de este karma que han llamado "revolución bonita", y sin temor, solo la vergüenza puede acompañar nuestra pena, al tener que reconocer que poco pudimos hacer para reforzar en la generación surgida dentro de esos 65 años, el verdadero espíritu de la necesaria democracia, especialmente, los que compartimos durante más de medio siglo la conducción de las fuerzas armadas venezolanas. Sin embargo, como piensa el mediocre en su consolación, no podemos quejarnos, porque en estos veintitrés años solo hemos visto renacer y fracasar a los viejos quijotes del comunismo otoñal, quienes creyeron que podían abortar el tiempo y hacer florecer el jardín con el solo riego de deseos y valoraciones "revolucionarias".
Hoy, a 65 años de aquel 23 de enero, cuando Venezuela vive desesperanzada, debemos insumir de nuevo ese espíritu que nos inspiró en 1958 y retomar las banderas que venimos enarbolando en democracia después de la muerte de Chávez. No podemos permitir la continuidad política por la terca desidia opositora que enarbola la abstención por su disidencia; sin dudas, el secreto es el voto. Debemos recordar nuestro sueño y recuperar la esperanza de quienes con sacrificio logramos revivir el 23 de enero de 1958 nuestra inquebrantable decisión de vivir para siempre en paz y libertad.
PRESOS POLÍTICOS MILITARES. NO LOS OLVIDAMOS. 104 MILITARES. Información. DDHH. Venezuela.
MENDIGAR TU DERECHO ES NO TENER DIGNIDAD. Por: Stanislaw Dubis. Opinión. Valencia. España.
MENDIGAR
TU DERECHO ES NO TENER DIGNIDAD
Stanislaw Dubis
Valencia, España.
20/01/2023
Observando la efervescencia social de estos primeros días del año en Venezuela, recordé que en algún momento había escrito algo al respecto. Busqué en mis archivos y encontré este escrito que estoy reeditando y actualizando para abordar el tema con mi opinión y punto de vista. El escrito original está fechado el 30/12/2018, es decir hace justo cuatro años. El tiempo ha pasado y pocas cosas han cambiado para mejorar. Al contrario, todo se ha deteriorado gravemente y los causantes de la situación allí continúan, con un grotesco cinismo burlón y grandes dosis de maldad. Se sienten todopoderosos.
En
las redes circulan innumerables comentarios, opiniones y noticias acerca de
llamados y manifestaciones de muchísimos sectores de la vida nacional: de los militares en situación de retiro, de los
educadores, del sector salud y muchos otros sectores de la sociedad, quejándose
por la situación de miseria y hambre a la cual el narcorégimen los ha sometido.
La lista de inconformidades es interminable.
El espacio para dar mi opinión al respecto, puede ser perfectamente ocupado por el enumerado infinito de incumplimientos de responsabilidades por parte de la banda criminal que asaltó y se apoderó del poder en este país, desde luego, debidamente asesorado por el G2 cubano y servilmente aceptado por todo el estamento militar. Unos por “concupiscencia deleitosa” con sus amos isleños y los otros por ser pusilánimes y cobardes.
Los venezolanos tenemos derechos intrínsecos, ganados meritoriamente por aquellos que hemos cumplido con nuestra etapa de vida laboral al servicio de la nación o por quienes aun luchan por sostenerse económicamente en cualesquiera de sus sectores productivos: educativos, fabriles, de servicios, de salud, militares, de construcción etc. Cada venezolano que haya cumplido su ciclo de vida productiva se ha ganado un derecho; el de vivir dignamente con su salario, o con su pensión, según sea el caso. Esos derechos adquiridos con esfuerzo y sacrificios, simplemente no se mendigan.
Para aquellos que arribamos al otoño de nuestras vidas, y habiendo vivido tiempos mejores en este país, mendigar la pensión o el salario como una concesión generosa del Estado, como si fuese un favor de la banda narcocriminal que ejerce temporalmente el gobierno, no puede ser una alternativa. Por otra parte, aquellos que dedican sus vidas a prestarle servicio al Estado no deberían arrodillarse a mendigar una mejora salarial. Es un derecho del trabajador y el Estado tiene la obligación y el deber de satisfacer su rol como empleador.
Quienes hoy sufrimos esta circunstancia, tenemos discípulos que ejercen ese poder obsceno y despiadado del cual somos víctimas. Algunos fueron nuestros alumnos, otros son vecinos, conocidos, o el primo de la amiga que conoce al familiar del tío que trabaja en un ministerio. El contacto, que ya no funciona, el portero, el motorizado mensajero, etc. Aquí en este país de contactos, de panas, de amigos y conocidos todo el mundo está relacionado con alguien de poder. Si, esos que malévolamente ejercen el gobierno y se burlan de la sociedad venezolana.
Ahora bien, cuatro años después de haber escrito estas líneas, veo con decepción que las opciones tradicionales de protesta no han funcionado. Adicionalmente, los seudopolíticos colaboracionistas y “conchupantes” no aportan ni ideas ni opciones, mucho menos alternativas. Como reza el refrán criollo: ni lavan ni prestan la batea. Es hora de recapacitar y de entender que el modelo de protesta al que nos hemos habituado se agotó. El esfuerzo debe ser redireccionado: hay que salir del causante de toda la calamidad que sufrimos, para iniciar la reconstrucción nacional. Hay un principio legal que aprendí y guardé en mi memoria y hace ya bastante tiempo, y que dice mas o menos así: “la causa de la causa, es la causa del mal causado”. En Venezuela todos los males que nos afligen tienen un solo causante; el narcorégimen. Yo desistí de llamarlo gobierno.
¿Qué esperamos los venezolanos para asumir nuestro rol protagónico? El liderazgo que tanto se aboga subyace en cada persona, en la unión del pueblo, está en la piel de cada quien y solo espera por la voluntad individual y el llamado personal para activarse. Enero es un gran mes para hacerlo. La tradición democrática, buena o mala de los cuarenta años que añoramos con tristeza, nació un mes de enero.
Hay que despertar, reunir a los vecinos, optar por acciones creativas, distintas, novedosas. El único temor que deberíamos sentir en nuestro espíritu de lucha es el miedo a ser otro país similar al de los cubanos. A ellos, el cansancio los venció y la apatía inducida reina en su sociedad. Si en algún momento, aquí se dijo que Venezuela no es Cuba, ¡debemos demostrarlo ya hoy!, hay que estar conscientes de que esos uniformados que te enfrentaran son venezolanos igualitos a ti y que en sus hogares sufren las mismas penurias instauradas por el laboratorio cubano.
El venezolano orgulloso, ese patriota de espíritu y corazón, no va a mendigar su derecho. He aquí el único “pero” a esta disertación: eso no se enseña, eso no se aprende, eso nace y se lleva debajo de la dermis criolla, curtida por el sol que nos ilumina en toda nuestra geografía nacional. Hay que reflotar nuestro espíritu de lucha.
Veinticuatro años de escribir y reescribir causas y consecuencias, análisis, predicciones y lucubraciones son más que suficientes. El país ya no aguanta más. Es ahora o es nunca. Lo peor que nos puede pasar como sociedad y como nación es que en enero del 2023 no ocurra nada. Hasta allí habrá llegado nuestro futuro, y el de nuestros hijos y nietos. En nuestras manos está el decretar la muerte o la sobrevivencia de nuestra amada Venezuela. (Esto lo dije en el 2018. La arruga se ha corrido y aquí seguimos, dilapidando nuestro futuro).
No
podemos mendigar lo que por derecho nos corresponde. La dignidad de un pueblo
no se negocia; se posee y se impone. Los venezolanos, por naturaleza, jamás
hemos sido mendigos.
REMISIÓN: