PAGINAS Y RECORTES
miércoles, 31 de julio de 2024
COMUNICADO AL MINISTRO. VLADIMIR PADRINO LOPEZ. Por: Coronel (Ej.) Ángel Alberto Bellorín. Venezuela
martes, 30 de julio de 2024
SUICIDIO: Por: Humberto García Larralde. Opinión. Venezuela
Humberto García Larralde: Suicidio
¿En qué cabeza cabe que quien devastó al país, arruinó su economía, destruyó los servicios públicos, provocó la migración de una cuarta parte de la población, acabó con la posibilidad de que las mayorías disfrutasen de medios de sustento dignos, reprimió y se burló de la gente con promesas que jamás cumplió, pudiese ganar unas elecciones libres? ¿Cómo creer que el pueblo venezolano, tan sufrido, haya premiado en las urnas al peor gobierno que ha conocido la historia del país?
Los fascistas jamás se pasearon por estas interrogantes porque, para ellos, nunca tuvieron sentido. Siendo expresión de los mejores intereses del Pueblo –por “revolucionarios”–, la elección no podía sino confirmar a quien pusieran ellos de candidato. Se llama a votar, sí, ¡pero no para elegir a otro! Desde meses se dieron a la tarea de cometer cuanto abuso y atropello les ocurriera, inhabilitando candidatos, inventando conspiraciones para apresar a figuras opositoras, hostigando a activistas, obstaculizando, como sea, las movilizaciones populares, impidiendo la llegada de observadores internacionales, acaparando medios y mintiendo, mintiendo y mintiendo. Pero lejos de amilanar las ansias de cambio de la gente, las exacerbó aún más. Conscientes de que iban a ser derrotados de manera fulminante, decidieron, entonces, tirar la parada definitiva.
Y montaron el sainete del cual somos testigos. Primero, no le entregarían a los testigos de oposición copias de las actas de escrutinio en aquello centros en que podían salirse con las suyas. Luego, le prohibirían la entrada de Delsa Solórzano a la sala de totalización del CNE. Antes, en horas en que todavía transcurría la votación, grabarían a Jorge Rodríguez y a Diosdado Cabello, sonrientes, felicitando al “pueblo” por la jornada, a la par que Schemel (Hinterlaces) lanzaría –a pesar de la supuesta prohibición de dar a conocer resultados antes del CNE—un “exit poll” señalando un “triunfo” de Maduro en las mismas proporciones en que anunciaría finalmente Amoroso. Y todo ello, a pesar de que, video tras video en circulación los desmentía mostrando a la gente celebrando, en cada Centro de Votación, la contundente victoria de Edmundo sobre Maduro que arrojaba el conteo de votos: 2 a 1 o 3 a 1. Confirmado, además, por los exit polls confiables que se fueron dando a conocer. Pero, no, ¡ganó Maduro! El cinismo, la falta de escrúpulos y el desprecio por la voluntad de la gente se pierde de vista.
Una de las características más odiosas de las autocracias de inspiración ideológica –como la fascista en Venezuela—es la soberbia y la prepotencia con que se conducen. Dueños de una verdad indiscutible construida a partir del imaginario conque justificaron su ascenso al poder, son impermeables a todo cuestionamiento. Sus críticos son basura. Creyendo haber descubierto los misterios del devenir histórico al haber liderado una “Revolución”, despliegan una pretendida superioridad moral para burlarse de todo aquello que refuta su retórica. En posesión de la maquinaria del Estado, desconocen los derechos de todo aquel que no se sume a la buena nueva, amparados en la convicción de que el único rasero de lo “Justo”, de lo que distingue lo correcto de lo que no lo es –es decir, entre el bien y el mal—lo pauta su funcionalidad para con el avance del poder “revolucionario”. Y como la “revolución” son ellos, la defensa de sus intereses –sus privilegios, inmunidad y los despojos de que se han apoderado—absuelve todo atropello ejecutado con ese propósito. Los fines trascendentes involucrados convierte a la Historia en juez supremo. Y ellos son sus custodios. Y, mientras más poder acumulan, más necesitan refugiarse en las argucias conque justifican el desmontaje del Estado de derecho y la imposición de un ejercicio despótico en el que, por antonomasia, la razón siempre estará de su parte. La anomia del poderoso.
Los griegos clásicos se referían a posturas semejantes de soberbia y prepotencia como hibris o hubris, una desmesura y falta de modestia respecto a sus propias limitaciones, que pervierten el trato de una persona con otros y/o con los elementos de su entorno. Es la soberbia que enceguece a los dictadores, porque, emborrachados de poder, confunden las posibilidades reales de que algo suceda con sus pretensiones particulares. Y cometen errores, minando su posición de dominio. Subsumidos en su burbuja ideológica, pierden la capacidad (o el interés) de corregirse. Es la realidad la que debe adaptarse a sus designios. La razón de la fuerza por encima de la fuerza de la razón.
A estas tempranas horas nadie sabe si los fascistas podrán salirse con la suya. Esperemos que no. El liderazgo democrático siente, en estos momentos, el enorme peso de la responsabilidad que le toca asumir en la conquista de la libertad. Ya las primeras reacciones a nivel internacional le exigen a Maduro las cuentas claras. Difícil que el pueblo se resigne a un escamoteo tan grosero.
¿Qué “legitimidad” conquistaron los chavo-maduristas con tan vulgar fraude? ¿A quiénes creen engañar? ¿Se conquistó “la paz y la tranquilidad”? ¿Se allanó el camino para atraer inversiones y generar empleo? ¿Los países aledaños pueden confiarse en que no se incrementará el flujo migratorio hacia ellos? ¿Se levantarán las sanciones? ¿La Corte Penal Internacional y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU desistirán de sus investigaciones ante estos resultados? ¿Quedará todavía abierta la puerta de una justicia transicional, condicionada al retorno a la democracia?
Repito, es muy difícil saber qué va a ocurrir. Pero tengo la convicción de que, lejos de un triunfo que el fascismo merecería celebrar, el sainete que montaron parece, claramente, su suicidio.
¡La Historia No los absolverá!
Economista, profesor (J), Universidad Central de Venezuela
FUENTE: Costa del Sol / https://www.costadelsolfm.org/2024/07/29/humberto-garcia-larralde-suicidio/
lunes, 29 de julio de 2024
El fracaso de la vía electoral Por: Humberto González Briceño. Opinión. Venezuela
El fracaso de la vía electoral
Por: Humberto González Briceño
Para quienes aún dudan qué tan lejos estaría el chavismo dispuesto a llegar para atornillarse en el poder los eventos del 28 de julio de 2024 deberían despejar esa incógnita. El chavismo hará todo lo que sea necesario para seguir destruyendo a Venezuela, incluso violar su propia Constitución si fuere necesario.
El anuncio de la inaudita victoria de Nicolás Maduro sobre Edmundo Gonzalez tampoco debería sorprender porque se trata del momento culminante de una cadena de violaciones y arbitrariedades, todas aceptadas por la falsa oposición (PUD/MUD) en su empeño por aferrarse a la vía electoral como método para salir del chavismo.
Las negociaciones de México, entre el régimen chavista y su falsa oposición, que luego desembocaron en el caricaturesco Acuerdo de Barbados fueron justificadas como necesarias para lograr condiciones y garantías para unas elecciones justas y transparentes. De alguna forma, como siempre suele ocurrir, este propósito elite fue abandonado en el camino para embarcarse en unas elecciones con las peores condiciones que alguna vez hayan existido en la era chavista.
Todos y cada uno de los abusos fueron mansamente aceptados por la MUD sin oponer resistencia con tal y seguir en la vía electoral. Un CNE con mayoría de rectores y funcionarios chavistas. La exclusión de más de 9 millones de electores del Registro Electoral, 4 millones en el exterior y 6 millones de nuevos votantes en Venezuela. La confiscación de las tarjetas electorales de los partidos de la MUD para dárselas a operadores del régimen. La inhabilitación consecutiva de María Corina Machado y de Corina Yoris como candidatas presidenciales. Habría que agregar, por supuesto, el peculado de uso al dedicar recursos del Estado y de las Fuerzas Armadas para la campaña de Nicolás Maduro.
Pero hay más. La conformación de los miembros de las mesas electorales fue el resultado de un extraño azar que favoreció a agentes del PSUV que fueron el 99% de ese personal electoral. Una cantidad importante de testigos electorales de la MUD fueron sobornados y otros chantajeados.
Pero si lo que aquí se ha enumerado no es suficiente entonces hay que sumar a la lista la expulsión de observadores internacionales en la víspera de las elecciones, el impedimento del acceso al CNE de los testigos nacionales de la MUD y hasta el robo de actas a mano armada.
La consecuencia de toda esta larga cadena de irregularidades no podía ser otra que la proclamación de Nicolás Maduro como presidente fruto de la madre de todos los fraudes electorales en Venezuela.
Muchas de estas arbitrariedades fueron deliberadamente ignoradas y hasta banalizadas por la MUD y sus dirigentes con la equivocada idea de que cuestionarlas promovería la abstención.
Quienes cuestionamos la vía electoral y planteamos no votar, para no cohonestar el fraude electoral, fuimos atacados como agentes del chavismo bajo la falsa premisa de que la abstención podría ser la causante de la derrota del candidato opositor. Hoy debería quedar muy claro que en una elección fraudulenta como la orquestada por la tiranía chavista votar o no votar no hace ninguna diferencia en los resultados.
No votar en tiranía es una posición política que se puede articular como parte de una estrategia mucho más amplia y comprensiva que busque debilitar y derrotar al régimen. Por el contrario, la vía electoral se ha convertido en una obsesión para unos y en un negocio para otros.
Para unos solo hay una forma de hacer política y esta es participando en las elecciones controladas que ofrece el chavismo. Otros, más experimentados, entienden el próspero negocio de administrar una tarjeta electoral y una franquicia partidista. Ambos han construido un discurso falaz para justificar la participación electoral en contra de toda lógica y sentido común como lastimosamente se pudo apreciar el domingo 28 de julio.
Consecuentes con la fracasada vía electoral Edmundo Gonzalez y María Corina Machado anunciaron que insistirán en que el régimen les entregue todas las actas de las mesas porque tan solo lograron recibir el 40%. Esas actas serían la prueba material de la inconsistencia en la que se apoyó el fraude chavista. Pero suponiendo que el régimen les da esas actas, lo cual no es seguro, entonces la MUD tiene que decidir si apela administrativamente ante el CNE o judicialmente ante el TSJ. Ambos piezas claves del fraude en cuestión.
Tratar de involucrar a la comunidad internacional igualmente plantea un camino incierto que jamás lograra los magníficos niveles de apoyo que se observaron en las primeras semanas del Interinato de Juan Guaidó.
Por eso la semana pasada en esta misma columna adelantamos la hipótesis de que ante la posibilidad cierta de un mega fraude electoral la PUD/MUD, sus operadores, Edmundo Gonzalez y María Corina Machado debían resolver si no aceptaban el robo o si lo hacían bajo protesta. En la madrugada del 29 de julio tanto Gonzalez como Machado denunciaron que el candidato ganador habría sido el de la MUD lo que en la práctica equivale a un desconocimiento de los resultados del fraude.
Esto no es poca cosa porque el régimen responderá con más acciones para no permitir la participación de aquellos que no bajen la cabeza y acepten esos resultados como válidos. En otras palabras. todo aquel operador político que tenga genuino interés en participar en el reparto de cargos en las elecciones legislativas y regionales previstas para el 2025 tendrá que tragarse la rueda de molino del fraude electoral de lo contrario no tendrá una tarjeta a su disposición para postular. Habrá que esperar para ver como juegan Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo.
La gran derrotada en la jornada del 28 de julio es la tesis de la vía electoral por inviable mientras no existan condiciones ni garantías. También salió derrotada la dirigencia opositora que ha reducido la política al ejercicio del voto. No se puede decir que el chavismo triunfó porque sencillamente se robó la elección para seguir gobernando en medio de sus propias contradicciones y enfrentando un inevitable desgaste especialmente en su sector militar que se vio en apuros para desplegar el Plan República.
El gran ganador fue el pueblo venezolano que con esperanza y generosidad acudió una vez más al llamado de una dirección política que le ha vuelto a fallar. Ninguna insatisfacción debe invadir a quienes votaron porque han participado nuevamente en un ejercicio pedagógico para entender que votar por votar, sin condiciones ni garantías, es un sinsentido histórico que beneficia a sus promotores pero no al común de la gente que vuelve a ser abandonada en su desesperanza como resultado del voluntarismo, la improvisación y el espontaneismo.- @humbertotweets
domingo, 28 de julio de 2024
El acabose del populismo bolivariano. Por: Enrique Meléndez Opinión. Venezuela.
El acabose del populismo bolivariano.
sábado, 27 de julio de 2024
¿EN VERDAD DESPERTÓ EL PUEBLO VENEZOLANO? Por: Coronel (Ej.) Angel Alberto Bellorin.
viernes, 26 de julio de 2024
Josiah Okal K'okal: Su contribución con Venezuela era seguir aquí. Por: Mariett Hamilton. La Vida de Nos.
Su
contribución con Venezuela era seguir aquí
MARIETT HAMILTON - JUN 29, 2024
“¿Por qué no sales de Venezuela, si todo el mundo está saliendo?”, le preguntaron sus familiares a Josiah Okal K’okal cuando fue a visitarlos a Kenia, en 2017. Temían por su seguridad y por su vida. No se equivocaron porque, despuntando 2024, el misionero de La Consolata fue encontrado muerto en extrañas circunstancias. Mariett Hamilton fue a visitarlo un mes antes y aquí cuenta la historia de este sacerdote que dedicó su labor evangelizadora y social a los indígenas de Delta Amacuro.
FOTOGRAFÍAS: MARIETT HAMILTON / PEGGY VIVAS
AJosiah Okal K'okal su vocación lo encontró. Aunque de pequeño le llamó la atención ser abogado, poco a poco el sacerdocio apareció en su vida. Llegó a sus 11 años en la figura del misionero de la Sociedad Mill Hill de Kenia, Tony Chantry, quien visitó la secundaria donde estudiaba y lo acercó al catolicismo sumándolo a un grupo juvenil.
Ser parte de ese grupo aclaró su visión sobre lo que quería. Si era ser sacerdote, se convertiría en un sacerdote-misionero. La vida de los sacerdotes que permanecen en una diócesis no era un plan para él. Como misionero sí podría salir y conocer otras culturas.
Así fue como identificó su camino.
Ese trayecto lo cruzó con Luigi Bruno, un sacerdote italiano que se hizo amigo de la familia, y le habló sobre la misión del sacerdocio de una manera que lo cautivó. La manera de vivir de Bruno, con ese amor inmenso hacia los demás, inspiró al joven Josiah a identificar en quién quería convertirse.
Dos de sus hermanos le enseñaban francés en casa, lo que despertó su interés por las lenguas. Pero aun cuando empezó a estudiar lingüística en Kenia, en su segundo año la abandonó. Se dio cuenta de que ya era hora de ir al seminario. Estudiaría filosofía.
Después de finalizar sus estudios, hizo el noviciado como misionero de La Consolata, una congregación católica dedicada a la evangelización. Y cuando terminó, sus superiores le asignaron estudiar teología en Londres, Inglaterra.
Su estadía en Londres le sirvió para saber que las ciudades no eran su lugar. Para él las culturas se tratan de los vínculos que se pueden establecer, de esa cercanía humana que se traduce en relaciones profundas, de ayuda, de crecimiento, así que una vez que terminaron sus estudios, se ordenó como misionero.
Tenía tres opciones: Venezuela, Sudáfrica y Corea del Sur. Venezuela siempre fue la primera de ellas. Aunque no conocía mucho del país, sí sabía del trabajo que hacían los misioneros de La Consolata con los indígenas y esas culturas lo fascinaban.
Ya en Caracas, se quedaron cinco meses ahí para aprender castellano. Luego se fue a misiones en comunidades de distintas ciudades y estados como Barquisimeto, La Guajira, Los Caños del Delta Amacuro y Apure.
Llegó a Venezuela el 22 de octubre de 1997. Tenía 27 años y aquí vivió hasta que, misteriosamente, murió en enero de 2024.
Conocí a K'okal el 1ro de diciembre de 2023. Me topé con dos indígenas en la entrada de la casa de la misión en Tucupita, en el estado Delta Amacuro. Él me recibió con un abrazo y cuando saludó a las dos muchachas lo hizo en warao. Me sorprendí porque no esperaba que hablara tan bien esa lengua. De piel negra y aproximadamente 1,70 metros de altura, vestía ropa deportiva, una camisa verde, un mono azul marino y chanclas beige.
Más tarde ese día descubriría que había nacido en Uganda, pero que su familia huyó a la vecina Kenia y por eso creció ahí; que hablaba inglés, un poco de italiano y portugués; que le gustaba sembrar y que siempre regresó a Venezuela, aunque se ausentara por estudios, compromisos religiosos en otros países o visitas familiares.
Cuando llegó a Tucupita, en 2005, se dedicó a estudiar en profundidad a los pueblos indígenas. Para él Dios era un arquitecto, y crear tantas lenguas y culturas era lo más “maravilloso” que existe en este mundo. Cada vez que visitaba la comunidad de Nabasanuka le quedaban muchas preguntas. Sentía que algo faltaba y era entender la cultura. Para él Dios creó tanta “belleza” en las culturas, que la religión no podía cambiarlo todo.
Se ausentó del país mientras estudiaba una maestría en antropología en Quito, pero tres años después regresó. Si bien la antropología le dio algunas respuestas, siempre surgían más preguntas. Para él la vida se trataba de eso: mientras más preguntas, mejor se buscará cómo responder. Desconfiaba de las personas que ya no tenían más preguntas en la vida, que creían saberlo todo.
Su intención fue una forma de que la religión no atropellara a la cultura warao, por eso defendería la integración o inculturación, para que los indígenas también se sintieran parte y no creyeran que los misioneros habían venido a imponerles nada. Así materializó su sueño de hacer misas en las que se leía el evangelio en warao, mezclando su religión con elementos indígenas.
Se familiarizó con esta comunidad hasta llegar a dominar su idioma y ser parte de ellos. Se ganó el apodo de papá o hermano en las generaciones que vio crecer. Junto a su congregación, decidió trabajar con los indígenas por considerarlas culturas puras, en las que se cultivaba la confianza y la alegría, pese a las dificultades por las que estarían atravesando.
Esa confianza la labró hasta volverse familia para ellos. Fue el primer misionero negro que llegó a evangelizar en una comunidad indígena de Delta Amacuro. Para la comunidad warao, que personas negras los visitaban significaba que los robarían, pues ya se habían acostumbrado a que los motores de sus lanchas desaparecieran con la llegada de hombres negros provenientes de Trinidad y Tobago.
Lo supo el día que fue por primera vez de misión a Los Caños.
Otilio González, anciano de la tribu, vio llegar a K'okal y, temeroso, gritó en warao.
—¡Llegaron los negros! ¡Guarden los motores en la casa porque nos van a robar!
—Este negro no quiere su motor —le respondió K'okal, también en warao. El anciano se sorprendió. No esperaba que aquel negro hubiera entendido sus palabras y mucho menos que le respondiera .
K'okal conoció Los Caños de Delta Amacuro en sus tiempos de abundancia, cuando a las comunidades llegaban bolsas de comida subsidiadas y había casas hasta con aire acondicionado.
Una mañana de diciembre de 2006, vio llegar a la comunidad de Nabasanuka una chalana de nombre La Orchila. Estaba cargada de alimentos. Bolsas y bolsas de comida para alimentar a un pueblo que ya gozaba de su propia producción. Sus habitantes se acercaron a la orilla del río para recibir la embarcación. Alrededor de 15 militares tripulaban la nave. Los waraos más jóvenes ayudaron a trasladar el cargamento hasta la casa de uno de los concejales, donde se haría la repartición.
Al padre K'okal le sorprenderá ver, a la orilla del río, a los niños jugando con las lentejas que venían en las bolsas y hacer montañas con ellas. Entendió que lo hacían porque esta legumbre no solía ser parte de la dieta de los indígenas, así que durante el almuerzo, junto al padre Vilson, cuatro hermanas de la fe —Carla, Ivana, Luigina, Rosemary— y William, el motorista, acordó. que era mejor recolectarlas y llevarlas a la parroquia de San José en Tucupita, donde solían llegar personas a la casa de los sacerdotes a pedir comida. Para que no se desperdiciaran más, les ofrecieron a los niños un caramelo o una chupeta por cada kilo de lentejas que les entregaron y así lograron recolectar más de 50 kilos.
Vivir entre ellos le permitió a K'okal darse cuenta de cómo iba mermando la capacidad de producción de estas comunidades que vivían de la agricultura y la pesca. Vio cómo la abundancia pasó a ser escasez y cómo cada cargamento de bolsas de comida llegaba cuando se aproximaban las elecciones. Y vio cómo los waraos empezaron a buscar mejores condiciones de vida fuera del país, principalmente en Brasil, donde, de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), 6 mil 800 waraos viven hoy en condición de refugiados. Al tema de estos desplazamientos forzados le dedicó la tesis de la maestría en antropología que hizo en Quito.
A finales de 2011, K'okal salió de Los Caños para establecerse en Caracas por siete años, tras ser elegido superior de los misioneros de La Consolata. Durante esa estadía, participó en las protestas antigubernamentales de 2014 y 2017, sobre las cuales conversó con su familia cuando, en el mismo 2017, fue a visitarlos a Kenia.
Llegó a la casa de sus hermanos. Todos sabían lo que era huir de un régimen dictatorial porque así lo habían hecho cuando salieron de Uganda. De la lejana Venezuela vion las imágenes de la represión a través de las redes sociales y la televisión. Incluso, en una de esas imágenes lo habían distinguido a él en medio de una manifestación.
—Dime, ¿por qué no sales de Venezuela, si todo el mundo está saliendo? —le dijo seguramente su cuñada Ruth, quien era como una madre para él—. Nosotros estamos preocupados por ti cada vez que escuchamos que hay protestas.
A esta pregunta se sumaron sus hermanos y sobrinos. También amigos y conocidos.
—¿Por qué no hay ventas? Puedes quedarte a trabajar aquí.
Él no tenía respuestas. Se sintió inmerso en una crisis emocional. Pensaba en la Venezuela que le había dado tanto. En la Venezuela solidaria, donde “el extranjero era como un ángel que llega”.
Sabía que cualquier cosa que le dijera a su familia les parecería una excusa, pero tomó una decisión.
—Familia, hay amores que no hay cómo entender, pero yo he optado por quedarme en Venezuela. Es difícil que me entiendan, pero solo recen por mí, oren por mí para que no pase nada.
K'okal me contó esto y guardó silencio por unos segundos. Y entendí que había decidido que su contribución con Venezuela era estar. A diferencia de los misioneros europeos, que suelen contar con más recursos económicos, él no los tenía. Solo contaba con su propia capacidad para adaptarse a nuestra gente, vivir con sencillez y ser auténticamente cercano.
Y para él no había otra forma de ser cercano que estaba. Por eso decidió permanecer en el país, nacionalizarse y ser venezolano.
De esas vacaciones difíciles en Kenia regresaron, pero la gran interrogante de su familia quedó abierta. Para ellos, K'okal peligraba. Venezuela se había convertido en un lugar inseguro. Y no se equivocaron.
Me enteré de su desaparición y luego de su muerte, el 2 de enero de 2024. Justo un mes después de conocerlo. No podía entenderlo, todavía no lo entiendo. Habíamos pautado otro encuentro para el 21 de enero. Ese día haría una misa en la Catedral de Tucupita, que yo podría presenciar por primera vez.
Las autoridades concluyeron que su muerte fue por suicidio, pero quienes lo conocieron no le dieron crédito a esta versión. Cómo era y cómo lo vieron en sus últimos días les impide creer que fuera capaz de colgarse de un árbol, tal como lo encontraron en una zona boscosa. Según testimonios, había salido la mañana de Año Nuevo a pasear en bicicleta ya visitar a los fieles, pero nunca regresó. Tenía tantos aviones y quería contribuir con un futuro mejor para los pueblos indígenas, que sencillamente no creen posible que se hubiera quitado la vida.
K'okal me contó episodios en los que, por su piel negra, fue discriminado por policías y guardias nacionales. Y sin embargo, esto, lejos de desanimarlo, lo motivaba a combatir la vergüenza étnica en las comunidades indígenas que tenían como antecedentes de historias de discriminación. Le preocupaban los desplazamientos forzados de los waraos a Brasil y, como parte de este fenómeno, especialmente el tráfico de personas, sobre lo que solía hacer denuncias.
Dictaba clases en una escuela de perdón y reconciliación. En su congregación repartía bolsas de comida a las comunidades más necesitadas ya quienes llegaban a la casa de la misión a pedir. También llevaba comida preparada una vez por mes a otras comunidades y al hospital materno, financiaba exámenes médicos urgentes, donaba útiles a los estudiantes universitarios y organizaba cursos de corte y costura, panadería y formación cultural, en los cuales enseñaban warao a los más jóvenes.
Motivado por conocer en profundidad las condiciones de vida de las comunidades waraos, hizo estudios para identificar cómo se encontraban y evaluar cómo las podían atender, a partir de la composición de las familias de esos pueblos. Entre sus proyectos estaba criar pollos para que los jóvenes trabajaran, crear una panadería y construir una biblioteca. No alcanzó a hacerlos realidad.
Los padres de K'okal eran kenianos, pero emigraron a Uganda buscando mejores condiciones de trabajo. Ahí vieron nacer a su hijo en 1969 y lo bautizaron con el nombre bíblico de Josiah. Hasta que dos años después llegó al poder el dictador Idi Amin, conocido como El carnicero de Uganda y comenzaron las persecuciones. A un amigo de la familia, que había sido ministro en el gobierno anterior, lo asesinaron junto a su esposa y, ante el miedo de ser los próximos, la familia escapó de noche hacia Kenia.
En aquella huida, Josiah K'okal tenía 6 años de edad. A sus 54 años, no quiso escapar de Venezuela. Eligió quedarse porque todavía había trabajo por hacer.
Esta historia fue producida en la primera cohorte del Programa de Formación para Periodistas de La Vida de Nos.
FUENTE: La Vida de Nos / https://www.lavidadenos.com/su-contribucion-con-venezuela-era-seguir-aqui/