El escondrijo o rincón, en fin, de los simples, arrebatados y fanáticos, de quienes, incapaces de discutir, se rodean de multitudes uniformadas y robotizadas, de ejércitos de civiles y militares armados hasta los dientes en desfiles donde se destaca “el paso de ganso”, y subraya que “el caudillo no está dispuesto a discutir con nadie, que lo aceptan o lo dejan” y, si se ponen “muy cómicos” los aplasta, ya con cárceles, paredones o exilios.
Una herencia, en otras palabras, del siglo XX, el más violento y criminal de la historia, del que auspició, de un lado, las carnicerías de la Primera y la Segunda Mundial, y de otro, el surgimiento de ideologías de la destrucción y la muerte como el nazismo, el fascismo y el comunismo, impuestas por hábiles demagogos que desde las plazas, los micrófonos de la radio y las cámaras de la televisión, arrastraron a millones de seres humanos a la mentira, el sacrificio inútil y la desilusión.
Y fue contra tales abortos que surgió la Internet, un invento de la sociedad civil para la sociedad civil misma, al margen de estados y gobiernos mandones, de dioses y demonios, de sistemas e ideologías, y donde se ingresa con el solo carnet de “ser humano”, de ciudadano que está dispuesto a discutir, dudar, criticar, tolerar y sin detenerse en reverencias a dioses, religiones, líderes, partidos, héroes y mitos que proclaman ser los dueños de la verdad.
Pero hay más, mucho más: la Internet es el medio de los excluidos de todos los poderes, sean políticos, económicos, militares, religiosos o mediáticos, de quienes encontraron, al fin, una plataforma por cuyos hilos contactarse, conocerse, interactuar e intercambiar información, ideas, opiniones y usarlas para organizar la solidaridad con la causa de los otros marginados y excluidos del globo, del mundo, del planeta.
Pero es Cuba, la Cuba de los siniestros y protervos hermanos Castro, donde la Internet revela todo su poder contra dictadores longevos, infatuados y superarmados que, no pocas veces, presionan y acorralan a gobiernos, diplomacias, partidos e ideologías, pero que sufren en este momento la peor derrota de su carrera criminal de manos de una mujer frágil, de un poco más de 30 años, mínima y tranquila, con poco apoyo nacional y ninguno internacional, pero con una laptop, un celular y un BB bajo el brazo.
Está también el ejemplo de Irán y su satrapía, de unos ayatolacs que pervierten al Corán y al profeta, Mahoma, diciendo que los autoriza para ensangrentar la tierra de Omar Khayam de uno a otro confín, siendo que representan una religión para el amor, la paz y la reconciliación.
Pero no quiero continuar sin incluir unas líneas sobre la magia y milagro de la Internet en Venezuela, de la plataforma de millones de PC, laptops, celulares, BB y otros smartfones que son una explosión de conectividad, creatividad e interactividad convertidos en el epicentro donde transcurre el fluido comunicacional venezolano que es también noticias, información, opinión y acción.
Espacio que organiza no pocos tramos de la agenda democrática en la cual brotan iniciativas de apoyos, desapoyos, respaldos, rechazos, convocatorias, reuniones, concentraciones, dispersiones y diseños de una actividad febril al resguardo del “Big Brother” que hostiga y ahoga revistas y periódicos, cierra canales de televisión e inhabilita emisoras de radio para que la autocensura sea la censura, pero sin culpa de su promotor y ejecutor.
También a mi familia de 20 mil seguidores con la que discuto, conecto, converso y sueño en directo en la gran casa del ciberespacio.
Y que debería mencionar nombre por nombre, sino fuera por el poco espacio, y lo largo de la lista y a la cual dedicaré un libro que escribo en este momento con el título de: “Venezuela:2010”
Paraíso, en fin, de venezolanos y extranjeros residentes en el país que pueden opinar sin miedo, transmitir noticias al instante y escribir opiniones cortas, pero expresivas, contundentes y para la memoria.
Y así como el Twitter y el FaceBook, las páginas web y los blogs, las mensajerías y consultorías que en este momento le dan la vuelta al mundo y cuentan las historias que de otra manera no podrían ser vistas, oídas o leídas,
O sea, que todo lo que los dictadores, o pichones de dictadores, no pueden soportar o tolerar, como que su hábitat es lo más oscuro y cerrado posible, no admite la crítica y la disidencia y se activa solo con la sola voz, la sola señal y el solo dedo del mandamás, del caudillo y comandante en jefe.
Y no importa que se camufle, disfrace y simule que puede convivir con la Internet y que, incluso, adopte políticas y medidas para promover su masificación y que alabe sus bondades en el campo de la educación y el desarrolle tecnológico, pues en cuanto se entera que es la herramienta de la comunicación democrática por excelencia y en la cual se gestan las grandes acciones e ideas de la política contemporánea, pues surgen celadas como la que se le tendió recientemente a NoticieroDigital.
Acoso que también subraya la vergüenza de las focas, los escándalos de la corrupción, la catástrofe del colapso del sistema eléctrico y la vileza de una revolución que, habiendo nacido en el siglo XXI y de manos de políticos de mediana edad, tuvo que ir al quirófano donde sobrevive una gerontocracia del siglo XX para aprender a pensar, hablar y caminar.
La Razón /