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miércoles, 13 de septiembre de 2006

SUPER PUMA: Por la justicia y la ley. Por: Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán. Opinión. Militar. Venezuela.



SUPER PUMA: 
Por la justicia y la ley. 
Por: Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán.

A finales del año 1989, diversas polémicas se suscitaron en la Fuerza Aérea Venezolana, por la selección “no amañada” de algunos oficiales para asistir al curso de entrenamiento de los helicópteros AS-332B1 (Súper Puma) en la República de Francia.

Fueron seleccionados el Tcnel (Av.) Roberto Vicente Vásquez, el Mayor (Av.) Yunny Rojas Chirinos, el Capitán (Av.) Orlando Silberstein Mellado, el Capitán (Av.) Senibaldo Palacios Rojas y el Mayor (Av.) Sammy Landaeta Millán.

Al final los elegidos, no se identificaban con la “rosca" de los oficiales que tradicionalmente asistían a cursos en el exterior, y en el presente pensamos, que sin ningún tipo de sesgo político, pueden dar fe, de las condiciones de venta, entrenamiento y aspectos generales del contrato suscrito entre Venezuela y Francia.

La compra del Súper Puma se convirtió en una lucha por las diferencias de criterio de selección y el equipamiento de las aeronaves. Los aspectos relevantes fueron manejados por pilotos de la aviación de caza, quienes sostenían que el equipo a comprar debería responder a las “necesidades estándares de un jeep.”

Se aplicaba la máxima de adquisición de un “todo terreno” cuando la condición necesaria y suficiente era obtener un helicóptero “multi propósito.” El razonamiento, la evaluación y selección prevaleció por decisión de aquellos que en oportunidades, muy fugazmente, evidenciaban las capacidades de las tripulaciones de los helicópteros y solamente las reconocían fehacientemente, cuando la situación de emergencia, los había llevado a eyectarse de un avión.

Durante la ejecución de la Escuela en Tierra del helicóptero en la Aeroespatiale, Marignane, Francia nos informaron que la compañía, ensamblaba para Venezuela un helicóptero considerando como “el más limitado fabricado por la empresa.” Esto, nos motivó posteriormente a elevar la novedad al G/D (Av.) Roberto Grúber Odremán y demás miembros del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Venezolana. La razón fundamental la constituía la necesidad perentoria de incorporar a las aeronaves las bondades de radar meteorológico, flotadores de emergencia, provisiones de armamento, y filtros anti-arena; lográndose una enmienda en el contrato inicial.

Al suspender una parte de la Escuela en el aire, en Marignane, Francia, para continuarla en Venezuela por necesidades de exhibir el helicóptero en los actos conmemorativos del 10 de diciembre, sin pretender convertirnos en profetas del desastre, advertíamos a la compañía sobre la necesidad de mantener un asesoramiento constante con la FAV, en pro de prevenir la ocurrencia de accidentes aéreos y garantizar la optima operación del sistema Súper Puma.

A nuestro juicio, entendíamos, que el concepto operacional había cambiado para efectos del entrenamiento de tripulaciones, en transición, desde los helicópteros bi-turbina, Bell-212, 412 y 214 (Súper Transport) la razón la constituía la disposición de las manillas de los aceleradores en la parte superior de la cabina y no en el control de potencia o paso colectivo.

En la operación del nuevo aparato, hubo resistencia al cambio; no se comulgaba con la incorporación de un tercer hombre en la cabina, con potestad para manipular la eficiencia de las turbinas, en entrenamiento de vuelo (mecánico de abordo) pero en poco tiempo nos adaptamos. Ahora el nuevo objetivo era lograr el equipamiento y por insistencia de las tripulaciones y los diferentes comandantes del Grupo Aéreo de Operaciones Especiales N° 10, le fueron incorporados los accesorios solicitados y la nueva versión del Súper Puma reacondicionado, se concretó en la gestión del Coronel (Av.) César Arteaga Arteaga, Comandante de la unidad de vuelo.

Nuestros esfuerzos se vieron compensados y nos sentimos más halagados cuando se adquirió la versión militar del helicóptero; el Súper Puma, Cougar, en dicha unidad fuimos re entrenados, comprobando las óptimas condiciones de operación diurna y nocturna. Dicho concepto nos ha motivado a opinar sobre un emblemático caso constituido por el accidente del 19 de abril de 2002 en Nueva Tacagua, Estado Vargas, donde pereció el Comandante General de la FAV G/D (Av.) Luis Alfonso Acevedo Quintero y otros miembros de la Institución. Insistimos en recalcar, que el régimen que dirige el usurpador de la presidencia de la república, Hugo Chávez Frías, tendrá que responder en su oportunidad, para aclarar las responsabilidades en los rumores sobre la decisión revolucionaria, que culminó con un presunto derribo del aparato, solapado con ascensos post mortem, del personal militar que falleció abordo.

Ya en 1999, durante los sucesos del “deslave de vargas,” otro Súper Puma se había precipitado a tierra, en el sector conocido como El Guire. El accidente fue causado por un impacto con cables de alta tensión. Volamos al sitio del suceso y pese a tener nuestras reservas, con el entrenamiento de los dos pilotos en particular, llegamos a afirmar que el helicóptero respondió a las capacidades de sistema anti impacto instalado, la tripulación ejecutó los procedimientos evacuación y en la emergencia se concretó la activación de la manilla “corta todo” que en esencia, suprime la electricidad, detiene el flujo de combustible, apaga las turbinas y frena el rotor principal. Pero pese a todo, esa acción no contribuyó a mantener con vida a aquellos que por su espíritu de lucha, contribución, solidaridad y vocación de servicio ante el desastre natural que asistíamos, sucumbieron dentro y fuera de la cabina trasera, nos referimos a los Coroneles (Av.) José Vidal Orozco y Julio Villegas, convidados por el trágico destino, sorprendidos por la muerte y posteriormente ascendidos por mortem a generales de brigada. ¿Reconocimiento o revolución?

Por muchos accidentes aéreos, a diversos oficiales se le impuso una sanción institucional que en lenguaje llano significaba que se le “cobraba el aparato, al menos una vez, en época de ascensos.” En el caso particular del piloto de esa última aeronave, el Tcnel (Av.) Guasner Oswaldo Espinoza (participante del intento de golpe de Estado del 27 de noviembre de 1992) fue transferido a la Escuela de Tropas Aeronáuticas, con sede en la Base El Libertador, en Palo Negro, Estado Aragua y desde el “congelador del comando de tropas,” fue ascendido a Coronel y sorprendentemente este “aviador revolucionario” en los pasados ascensos de julio 2006, recibió el grado de general de brigada, de la Aviación Militar Venezolana, denominación de la FAV, en la era revolucionaria. ¡Que tristeza!

También con tristeza observamos que hoy, el mismo helicóptero Súper Puma, que defendimos en su equipamiento para colocarlo a la vanguardia de los adelantos tecnológicos, por el que discutimos para que se rotulara la frase “Fuerza Aérea Venezolana,” adecuadamente; por quien nos dispusimos a revisar una a una, las facturas de adquisición en pro de detectar posibles sobre precio de partes, ha pasado a formar filas del parque aeronáutico de la Fuerza Aérea Boliviana. La Bandera Nacional de las siete estrellas, el Escudo de la Aviación de Combate de la FAV, las siglas o matricula militar, la inscripción Fuerza Aérea Venezolana y el logotipo del Grupo Aéreo de Operaciones Especiales N° 10 (Cobras) en horas nocturnas fueron borrados para ser presentados a sus nuevos dueños al amanecer, por obsequio que a voluntad propia, tuvo a bien el embajador de Castro Comunismo en Venezuela, Hugo Chávez Frías al su aliado boliviano, Evo Morales.

La decisión del ilegal e ilegítimo presidente de Venezuela se materializó, sin reparar en las condiciones impresas del contrato de venta entre Francia y Venezuela, ni en la mística del personal de tripulantes, ni en el espíritu de cuerpo de una unidad de vuelo y quizás sin la opinión de la compañía EUROCOPTER. Es por ello, que el sentimiento y arraigo de aquellos que fuimos pioneros del sistema Súper Puma en Venezuela, nos lleva a afirmar que con estupor observamos la posición traidora y servil, adoptada por el Coronel (Av.) Eslaín Longa Tirado, comandante del grupo en el momento de regalarse el Súper Puma a Bolivia. No podríamos esperar menos de él, como recompensa, en julio 2006 fue ascendido a general de brigada, grado que consolida una aspiración lógica en su carrera profesional, obviando los avales de su expediente personal, donde resaltan la indisciplina y las practica del autoritarismo de un comandante de unidad cuya única misión relevante, parece ser, el haber participado en el intento de golpe de Estado del 27 noviembre de 1992.

Como auténtico soldado venezolano, esperamos que algún día se apliquen los correctivos necesarios con aquel que hoy arbitrariamente regala el patrimonio, (mientras deambula por el mundo en una supuesta conquista bolivariana y revolucionaria de los continentes.) Esperamos también que la exigencia de responsabilidades, se cierna sobre aquellos que con la actitud de “militares cómplices, traidores a la patria,” aceptan las dádivas y participan de la corrupción que los envuelve en el pastel de la locura revolucionaria. ¡Por el regalo del helicóptero Súper Puma, exigimos justicia y el cumplimiento de la ley!

Cita: “Un soldado de la justicia y de la ley es más grande que la conquista del universo”
Simón Bolívar

Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán
Caracas 13 de septiembre de 2006.