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jueves, 18 de junio de 2009

Nazi y comunista. Por: Sammy Eppel

El mundo está al revés, estamos viviendo la gran mascarada del siglo XXI Norberto Ceresole, ideólogo argentino, antisemita, negador del holocausto, embajador de Hezbollah, propulsor de la teoría de la unión de los extremos totalitarios bajo la figura de un Nuevo "padrecito" o "führer", mentor ideológico de Chávez y de cuya pluma surgió el decálogo revolucionario, "Caudillo, ejercito, pueblo, la Venezuela del comandante Chávez".
Ceresole, pasó dos años en casi carnal compañía del héroe del museo militar y lo convenció que él, Chávez, sería ese hombre mágico, ese ser providencial que uniría las dos grandes ideologías más sanguinarias del planeta, en lo que hoy se conoce como el socialismo del siglo XXI. Ceresole pensó que si un ladrón de bancos como Stalin y un fracasado cabo austriaco como Hitler, ambos excelentes histriones, lograron llegar tan lejos hablando de socialismo y practicando el totalitarismo, entonces, el potencial de un teniente coronel de un país rico en petróleo, que conectaba emocionalmente, no tendría límites. Y debo admitir que tuvo razón en la escogencia del discípulo, pues ni en sus más ambiciosos sueños hubiese podido Ceresole imaginar, obtener tal sembrador de odios. Por fin había aparecido el precursor de la guerra de civilizaciones que de la mano con otros tiranos pondría al mundo en su lugar. De ahí viene la conexión iraní, la cual admiraba por su profundo encono y desprecio hacia occidente. Juntos, Chávez y Ahmadineyad, convertirían la historia en basura y la venderían como perfume francés.
El mundo está al revés, estamos viviendo la gran mascarada del siglo XXI, Hezbollah penetra Latinoamérica de la mano de Chávez y éste a cambio recibe la posibilidad de un potencial nuclear para enfrentar al imperio, una verdadera aberración criminal. "Los malvados, no tienen honor" (Simón Bolívar). ¡Será!