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viernes, 3 de julio de 2009
La Corte Suprema de Justicia de Honduras dice NO a la OEA
El secretario general José Miguel Insulza negocia en un país polarizado y dividido | "La OEA puede hacer lo que quiera y suspender lo que quiera suspender, pero la posición de la CSJ sigue en firme", aseguró un portavoz
JOAQUIM IBARZ | Tegucigalpa | 04/07/2009 | Actualizada a las 01:56h | Internacional
La misión en Honduras del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, está a punto de naufragar. La Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Honduras rechazó facilitar el retorno al poder del depuesto presidente Manuel Zelaya. Tras una reunión de más de una hora con el presidente del alto tribunal, Jorge Rivera, un portavoz oficial declaró que "Insulza pidió que Honduras restituya en la presidencia a Zelaya, pero el presidente de la Corte le contestó contundentemente que hay una orden de capturarlo". "La OEA puede hacer lo que quiera y suspender lo que quiera suspender, pero la posición de la CSJ sigue en firme", agregó el portavoz.
En una Honduras cada vez más polarizada, José Miguel Insulza, llegó a Tegucigalpa para forzar el retorno a la presidencia de Manuel Zelaya. El gobierno de facto de Roberto Micheletti advirtió que la restitución del depuesto gobernante no es negociable.
La misión de Insulza era difícil y delicada por lo inamovible de las posiciones. Micheletti, respaldado por los poderes del Estado, empresarios y buena parte de la población, rechaza de plano el regreso de Zelaya. El derrocado presidente cuenta con el respaldo de sectores populares y sindicales. Observadores independientes dijeron a 'La Vanguardia' que el derrocado gobernante no tendría mínimas condiciones de gobernabilidad si la fuerte presión internacional forzara su reinstalación en la presidencia.
A Insulza le bastaron unos pocos minutos en Honduras para advertir que la resolución de la crisis institucional no será fácil. En su camino desde el aeropuerto hacia la Corte Suprema de Justicia, la comitiva del secretario general de la OEA tuvo que sortear dos marchas en las que participaban decenas de miles de personas, unas clamando por paz y democracia, y otras por el retorno de Zelaya. La llegada de Insulza provocó que la gente saliera a la calle a expresar su apoyo o rechazo a Micheletti.
Unos se congregaron en las inmediaciones de la casa presidencial para expresar su respaldo al Gobierno de facto. Los seguidores de Zelaya se congregaron en el entorno de la Universidad Pedagógica Nacional, y desde allí caminaron hacia la sede de la OEA para condenar el golpe de Estado.
Cientos de soldados y policías montaron un fuerte cordón de seguridad para tratar de prevenir enfrentamientos entre ambos grupos.
Insulza tenía previsto permanecer menos de 24 horas en Honduras. Durante este tiempo, se entrevistó con los jueces de la Corte Suprema de Justicia, con la fiscalía general, con los candidatos presidenciales Porfirio Lobo (Partido Nacional) y Elvin Santos (Partido Liberal), con el presidente del Partido Nacional, Ricardo Álvarez, y con el arzobispo-cardenal de Tegucigalpa, cardenal Oscar Rodríguez Madariaga. Este prelado, que en el pasado cónclave fue firme aspirante al papado, ha guardado silencio sobre la crisis que vive el país. Extraoficialmente se informó que Insulza podría reunirse con el dirigente popular Carlos H. Reyes y con el diputado del izquierdista Partido de Unificación Democrática (UD), César Ham.
Aunque Insulza no tenía programado un encuentro con Micheletti, por considerarlo un presidente emanado de un golpe, sí lo hizo con el resto de poderes del Estado que tuvieron un papel relevante en el derrocamiento de Zelaya. De hecho, a excepción del cardenal, Insulza no podía entrevistarse con ninguna autoridad que no estuviera vinculada con el golpe del domingo pasado.
Antes de viajar a Tegucigalpa, Insulza habló por teléfono con ex presidentes hondureños y líderes religiosos. Llegó con el único acompañamiento de su secretario privado, Víctor Rico.
El avión militar brasileño en el que viajó Insulza aterrizó en la base aérea cercana a la capital. El secretario general afirmó que su papel no será negociar, sino reclamar la restitución en el poder de Zelaya, quien el pasado domingo fue expulsado del país por los militares.
"No venimos a Honduras para negociar. Vamos a pedir que se deje de hacer lo que se ha estado haciendo hasta ahora. Exigimos que cambien lo que han estado haciendo ahora y encuentren maneras de retomar la normalidad", dijo Insulza antes de iniciar la ronda de negociaciones.
El presidente de facto Roberto Micheletti reiteró ante la multitud que le apoya que en Honduras "no hubo golpe de Estado, no fue golpe, digámosle al mundo que no fue golpe, demostremos al mundo que queremosvivir en paz".
El ministro de Asuntos Exteriores, Enrique Ortez, dijo que la presencia de Insulza en Honduras representaba un reconocimiento implícito del nuevo gobierno. "Nosotros protegemos a Insulza, el secretario general habla con las autoridades judiciales de este Gobierno". Horas antes, el canciller dijo que si Insulza, "viene a exigir la restitución de Zelaya mejor que no venga".
Ortez señaló que "el regreso de Zelaya como presidente no es negociable, ningún organismo internacional puede intervenir en un país para quitar o poner un presidente, porque esa es una atribución de los pueblos". Según Ortez, si a Honduras se le separa de la OEA "no pasará nada, ya lo hicieron con Cuba y no pasó nada, Castro enfrentó esa situación". Ortez comentó que "si lo estima oportuno, Insulza podrá negociar con nosotros, pero nuestra soberanía no se negociará jamás... Insulza puede negociar todo lo que quiera, menos la situación de Zelaya".
La Sala de lo Constitucional de la CSJ admitió un recurso de amparo interpuesto por diferentes instituciones que aseguran que salida de Zelaya fue inconstitucional. Asimismo, solicitó al Jefe del Estado Mayor Conjunto, general Romeo Vásquez, que rinda un informe con una explicación clara, específica y detallada de las causas que motivaron la salida del país de Manuel Zelaya.
El asesor jurídico del Ejército, coronel Herberth Bayardo Inestroza, reconoció que se cometió "un delito" al sacar al presidente Zelaya del país. Sin embargo, subraya que se hizo con el fin evitar un derramamiento de sangre.
El coronel Bayardo dijo que no se puede hablar de golpe de Estado puesto que la Fuerza Armada actuó conforme a lo estipulado por la Constitución y después de que el mandatario hubiera actuado ilegalmente.
"Sabemos que ahí hay delito. En el momento que nosotros lo sacamos del país en la forma en que se sacó hay un delito, lo que pasa es que ese delito, en el momento en que se conozcan las circunstancias en que se dio, va a haber justificación y un eximente que nos va a proteger", señaló Bayardo en una entrevista concedida a los diarios "El Faro" y "Nuevo Herald".
Según el asesor jurídico, la decisión de sacar a Zelaya hacia Costa Rica la tomó la junta de comandantes de la Fuerza Aérea después de medir "las consecuencias de lo que iba a suceder si nosotros lo dejábamos en el país". "Medimos los riesgos y lo que podía suceder", señaló.