PAGINAS Y RECORTES

viernes, 16 de octubre de 2009

DISIP/Torturas en tiempos de la "revolución" de Hugo Chávez/Comentario de Miguel Salazar


El Helicoide/Caracas/Venezuela/ sede actual de la DISIP / Wikipedia

Miguel Salazar / Jueves, 15 de Octubre de 2009 
El miércoles por la noche escuché a Chávez referirse a las torturas en tiempos de la IV República. Chávez recordó el martirologio de Jorge Rodríguez. A esa hora cuando hablaba el Presidente, apenas hacía unos minutos supe de la negativa de la madre de una detenida torturada en la Disip a corroborar su denuncia en Las Verdades de Miguel. Todo bajo la justificación de impedir que sea dañado el proceso revolucionario. Ayer jueves, cuando concluía esta nota escuché al ministro Tarek El Aissami en una rueda de prensa negando la denuncia de Miriam Guédez. No pude evitar hacer una analogía con el momento cuando, negando que Jorge Rodríguez murió a consecuencia de la tortura, el entonces ministro Octavio Lepage utilizó casi las mismas palabras que ahora pronuncia El Aissami para desmentir a quienes afirman que en la Disip se tortura. Escribo sobre el asunto porque en días pasados recibí una denuncia acerca de una joven detenida en la Disip, según la cual fue salvajemente torturada en ese organismo de seguridad del Estado. Se trata de Mairim Delgado, una estudiante de Educación en la UCV. Al pie de la denuncia venía suscrita una carta de su madre, Miriam Guédez. Para confirmar la información marqué el número de la señora Guédez (escrito al final de la carta). Efectivamente, me atendió una persona que aseguró ser la madre de la muchacha señalada. Le pedí que nos diera una entrevista, fundamentando la misma en la necesidad de luchar abiertamente contra ese tipo de procedimiento criminal utilizado desde tiempos inmemoriales por las policías para arrancarles confesiones a sus prisioneros. La madre de Mairim accedió y quedamos en que nuestro director la llamaría. Sin embargo, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando la señora Guédez (militante del PSUV) secamente dijo que no daría entrevista alguna. Me imagino la presión que se ejerce sobre ella. Le dirán que su denuncia le hace daño al proceso etc. Lo que no sabe la señora Guédez es que el verdadero daño al proceso no lo ocasiona su denuncia sino su silencio. Tengo entendido que la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Nacional investiga el caso. Los hechos: Mairim Delgado de 29 años, militante activa del PSUV y estudiante de Educación de la UCV, fue detenida junto a su novio y otras dos personas por la Disip el pasado 24 de septiembre, alrededor de las 4 de la tarde. Los detenidos fueron señalados por una funcionaria de ese cuerpo como presuntos autores del robo que habría sufrido la agente. Acompañado de médicos forenses, el día 7, el diputado Reinaldo García se traslada a la Disip, allí corrobora que los detenidos fueron torturados. Mairim Delgado presentó sangrado, dolor abdominal, fuerte dolor de oído e infección en la orina. Sus familiares señalan que en la Disip hicieron caso omiso de una orden impartida por la jueza del Tribunal 35 de Control, en el sentido de practicarle exámenes forenses a la detenida. También en ese organismo le negaron el acceso al fiscal Enrique Arrieta, quien sólo acompañado por el diputado García pudo finalmente entrar a la Disip. Vale destacar que cuatro días después de su detención, dos funcionarios de la Defensoría del Pueblo buscaron tomarle declaración a lo que la estudiante se negó a dar su testimonio cuando se percató de que estos estaban acompañados por dos de sus torturadores (un hombre y una mujer). Tengo entendido que el 1 de octubre, el alcalde Jorge Rodríguez llamó a la Disip solicitando protección y respeto a los derechos de la detenida. Los testimonios aportados por su hermana asoman el terror a la que ha sido sometida Mairim. A ella la golpearon reiteradamente con un palo llamándola “maldita chavista”. Fue vejada por un grupo de funcionarias. La esposaron con las manos hacia delante, la acostaron en una camilla e intentaron introducirle objetos por los genitales. Le aplicaron electricidad en los senos. La desnudaron y la metieron en el baño, mientras un policía le daba fuertes golpes en los oídos. También le pusieron bolsas amarradas a la altura de la nariz. Le decían que su novio y el otro acompañante habían sido asesinados y se le hizo simulacros de fusilamiento. Por todo ello, independientemente de que comprendamos a la madre de Mairim en su negativa de acceder a una entrevista con nosotros, pensamos que alguien tiene que ponerle al cascabel al gato. Ocultar la noticia bajo el pretexto de impedir que sea “utilizada por la derecha para dañar al proceso”, es un argumento aberrante que contribuye a la impunidad y hacernos más todavía una sociedad de cómplices. Conozco al director de la Disip, Miguel Rodríguez Torres, sé que es un profesional honesto a toda prueba, que comparte estrictamente la defensa de los derechos humanos y el proceso revolucionario, por ello no se justifica su silencio. Miguel tiene que salirle al paso a los criminales que se escudan tras su condición de policías. Miguel no estaría dañando el proceso si entrega a los tribunales a los aberrados que torturaron a Mairin. Todo lo contrario Rodríguez Torres, con una posición firme ante el terrorismo de Estado estaría enalteciendo la conciencia revolucionaria y ganando la confianza popular para tareas más difíciles. Evocando a Federico García Lorca: “El más terrible de los sentimientos es tener el sentimiento de la esperanza perdida”.