PAGINAS Y RECORTES

sábado, 3 de octubre de 2009

Zelaya y Micheletti dialogarán

Buscarán salida a la crisis de Honduras

Univision.com y Agencias/ 3 de Octubre de 2009

TEGUCIGALPA - El depuesto Manuel Zelaya y el gobierno de facto de Honduras abrirán la próxima semana un diálogo auspiciado por la Organización de Estados Americanos (OEA), en busca de una salida a la crisis desatada por el golpe del 28 de junio, dijo un enviado internacional el viernes. "Va a haber un llamado al diálogo (...). Lo haría el gobierno en ejercicio, y la otra parte lo aceptaría. Eso está acordado", dijo el enviado del secretario general de la OEA José Miguel Insulza, el chileno John Biehl.

La próxima semana

El diálogo podría comenzar antes de la visita el 7 de octubre de unos 10 cancilleres e Insulza. Para preparar la visita llegaron este viernes cuatro funcionarios de la OEA, los mismos que habían sido expulsados el domingo por el régimen de facto.


Pero aún no está previsto un cara a cara entre el presidente de facto, Roberto Micheletti, y Zelaya, refugiado en la embajada brasileña desde el 21 de setiembre, tras haber regresado en secreto a Honduras"Estamos platicando... y vamos a sentarnos a dialogar, no tengan ustedes la menor duda de eso", dijo Micheletti, quien además confirmó a la prensa que el martes se reunió con Insulza en la base militar estadounidense de Palmerola, aunque

"Vamos a dialogar"

En la embajada, Zelaya dijo a periodistas que habló con el representante de la OEA "sobre la necesidad de una agenda y de asumir los compromisos de esa agenda porque no era prudente que los cancilleres vinieran en vano".

La OEA, que suspendió a Honduras el 5 de julio tras el golpe, deberá tratar de que se llegue a un acuerdo en breve y que "no sea una estrategia dilatoria de nadie", dijo Biehl.

"Ha aumentado la voluntad que se dé el diálogo para encontrar una solución, acompañamiento de la comunidad internacional. La parte pasional ha dejado paso a mucha más racionalidad", comentó optimista.

Bajo estado de sitio

Pero el diálogo se topa de entrada con la dificultad de abrirse paso bajo el estado de sitio que vive el país desde el domingo, cuando Micheletti emitió un decreto que restringió las libertades de movimiento, reunión y prensa, con lo cual sacó del aire a la radio Globo y el canal 36, afines a Zelaya.

"El lunes tenemos reunión del consejo de ministros para tomar una decisión sobre el decreto", anunció Micheletti.

En lo que algunos ven como una división del bloque que apoyó el golpe, empresarios, políticos, el Tribunal Supremo de Elecciones y la Corte Suprema de Justicia pidieron la derogación del decreto.

"Para que haya un diálogo confiable debe quitar esas medidas. No se puede hablar en medio de represión y estado de sitio", dijo a la AFP Gilda Rivera, apostada con otros manifestantes frente a la embajada brasileña, cercada por los antimotines.

No será fácil

La negociación no se vislumbra fácil, pues estaría basada en un plan del presidente costarricense Oscar Arias que establece la restitución de Zelaya, rechazada por Micheletti.

"Esa restitución es esencial para el retorno de la democracia", dijo Biehl, quien señaló que a la propuesta se le harían cambios que las partes negocien en este nuevo diálogo, segundo intento después del de julio en San José, bajo mediación de Arias.

Algunos temen que el asunto sea usado por Micheletti para ganar tiempo a la espera de las elecciones previstas para el 29 de noviembre. Pero varios países, incluido Estados Unidos, advirtieron que no reconocerán unos comicios organizados bajo un gobierno de facto.

"El diálogo parece muy difícil. La solución se encontrará si hay tolerancia de las partes", dijo uno de los seis diputados brasileños que hablaron el jueves con Zelaya y Micheletti, en el marco de una visita que buscó garantías del gobierno de facto de que respetará la inmunidad de la embajada.

Micheletti se reunió además con el senador estadounidense Jim DeMint y tres republicanos de la cámara baja en Tegucigalpa, que se retiraron sin declarar a la prensa. Los congresistas republicanos apoyan al gobierno de facto, al que consideran resultado de una sucesión legítima y no de un golpe de Estado, como estima el gobierno de Barak Obama.