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domingo, 15 de noviembre de 2009

Vientos de guerra en el poniente. Por: Coronel (EJ) José Antonio Omaña Hernández. Opinión. Ciudadanía. Conflicto. Venezuela.



Vientos  de guerra en el poniente

Los conflictos armados han sido la mayor calamidad que ha enfrentado la humanidad a través de toda su existencia, desde antes  de  la aparición de Jesucristo hace más de 2000 años  hasta nuestros días. En medio de esta brecha de destrucción  y muerte; la Primera y Segunda  Guerra  Mundial, aparecen registradas  en las páginas de la historia, como los acontecimientos más luctuosos y destructivos que la racionalidad y maldad humana hayan podido concebir. Ambos acontecimientos han podido evitarse. El parte de bajas  el 11  de  noviembre de  1918, cuando se firmó el Tratado de Versalles, fue de  diez millones (10.000.000) de muertos, el asesinato del Archiduque Francisco Fernando no era un causal suficiente para el inicio de esta guerra.

Lo mismo ocurrió con la Segunda Guerra  Mundial, un desquiciado megalómano desafiando las regulaciones del Tratado de  Versalles y de la Sociedad de Naciones creó un clima de inestabilidad regional y un desequilibrio  militar, que aunado al triunfo del nacionalsocialismo, apuntaló al régimen totalitario  expansionista de  Hitler, para que el   primero de septiembre  de 1939, invadiera  a Polonia, dando con esta acción bélica  el inicio de la Segunda  Guerra Mundial, que   causó al mundo  cien  millones  (100.000.000) de muertos, incluyendo a seis millones de judíos, en  el más espantoso holocausto  que recuerde el mundo en toda su existencia. Todo esto sucedió  anta la permisividad e indiferencia de los países aliados  que veían con tolerancia la amenaza creciente de un hombre que quería dominar  al mundo.

 “La Guerra es una cosa tan seria,  que no se la podemos dejar  solo a los militares ”. Es un acto de irresponsabilidad jugar a  la guerra para obtener ventajas o beneficios políticos, la capacidad de destrucción masiva de los sistemas de destrucción  modernas, exige que la utilización  y el empleo del guerra como opción, debe responder al agotamiento de todas las vías diplomáticas y civilizadas. Anunciar   la preparación para la guerra a un país, sin consultar a las instancias establecidas en la Constitución de la República: “ El Consejo de Defensa de la Nación” (Artículo 323) como el máximo  organismo de consulta y asesoramiento en los asuntos de seguridad y defensa, el Alto mando militar y la Secretaría de Seguridad y Defensa, demuestra una clara inmadurez para conducir los asuntos de Estado.

Por lo tanto el Presidente de la República, comete un grave desvarío mental al  anunciar preparativos de guerra, sin consultar  con los representantes del   Poder Nacional, quienes son los actores  sostenedores del esfuerzo que se deriva de un conflicto bélico.

Su conducta debe ser examinada a la luz de los signos de insania mental para determinar y valorar su  capacidad  y juicio en la conducción de los asuntos de Estado. 

Coronel (EJ) José Antonio Omaña Hernández
11/09/09