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miércoles, 13 de enero de 2010

Devaluación bicentenaria// Marianella Salazar




Opinión
Marianella Salazar
El Nacional/ ND

Devaluación bicentenaria

Este régimen ineficiente, corrupto y pavoso ha decidido celebrar el bicentenario de la Independencia devaluando no sólo la moneda que lleva el nombre del supuesto líder reencarnado, sino destruyendo los niveles de vida a estándares sin precedentes. Los bicentenarios en Venezuela son de mal agüero, en 1983 celebramos los 200 años del natalicio del Libertador y a menos de dos meses el país se estrenaba en la etapa de los "viernes negros". Luis Herrera y Lusinchi gobernaron haciendo de Recadi un símbolo de la corrupción de la Cuarta República; Caldera creó la OTAC, sucesora de los males del populismo y Chávez lo sustituyo con un organismo como Cadivi, que supera a los anteriores en corruptelas y manejos irregulares en la entrega de divisas, tanto, que los aliados partidos oficialistas como el PPT y el PCV le exigen "sanearlo". Chávez ostenta el récord de haber devaluado el bolívar por debajo del peso colombiano, y de ser el presidente que más ha hecho por las economías foráneas imperiales, de las que dependemos hasta para comer. Si seguimos así, pronto tendremos la necesidad de comprar agua potable en tanqueros que transporten glaciares desde Argentina, país al que hemos subsidiado su deuda en dólares.

Chávez es tan consciente del daño que le hace al país con la devaluación del bolívar, que la perpetra de manera prácticamente clandestina, intentando pasarla por debajo de la mesa. Una medida devastadora, tan grave como la devaluación de 100% del bolívar, que dejó en rojo nuestros depósitos y ahorros, la anuncia en medio de chistes nerviosos, en un "pase" con el canal 8. Cuando más se justifican las cadenas no las hace. Las devaluadas cadenas presidenciales sólo transmiten las mentiras de la decadente propaganda de un régimen que pasará a la historia como el más depredador.

En vez de bolívares, Boves.

Esta devaluación bicentenaria es mucho más que la destrucción de nuestra moneda y de la poca calidad de vida, también es la depreciación de la moral y del intelecto de quienes gobiernan, con sus pobres excusas, intentando explicar sin éxito el estado de destrucción de las turbinas del Guri ­una de las obras de ingeniería más importantes del mundo­, cuando en realidad se debe a la desidia reinante en 10 años de revolución bolivariana que no le hace mantenimiento a nada; o las infelices declaraciones que le atribuyen las tinieblas que oscurecen a Venezuela al fenómeno atmosférico de El Niño. Si el Gobierno ordenara la reparación de las turbinas del Guri tendría que invertir 20 millardos de dólares, la mesada de un año que Chávez le regala a Cuba.

La devaluación, más allá de decretar la verdadera ruina del país, nos transporta 200 años atrás, a 1810, sin luz eléctrica ni aguas servidas y, lo que es peor, más dependientes del resto del mundo que nunca, con el agravante de que la sangre derramada producto de la violencia supera y multiplica el número de muertos en la más larga guerra de independencia de América. Como lo propone Oswaldo Álvarez Paz, deberían cambiarle el nombre de Bolívar a nuestra depreciada moneda. Chávez no tendrá el descaro de seguir hablando de bolívar fuerte.

En realidad, debería llevar el nombre del caudillo llanero que sí reencarnó en vez del Libertador. El cruel José Tomás Boves.

Tic tac ¡Buenas compañías! Según fuentes de inteligencia, en los primeros días de enero, el líder de las FARC, Iván Márquez, llegó a Cuba procedente de Venezuela. Coincidió en La Habana durante esos días con el presidente Chávez. Márquez salió el jueves pasado desde el mar de la felicidad rumbo a Nicaragua, en un avión con matrícula venezolana...

tic tac