PAGINAS Y RECORTES

domingo, 10 de octubre de 2010

El crimen de La Carolina // Por: Gustavo Coronel

 
sábado 9 de octubre de 2010
El crimen de La Carolina
La pandilla de Hugo Chávez y Elias Jaua entró gozosa a La Carolina, la propiedad de Diego Arria, y varios de sus hampones se tendieron en las camas, comentando que el comandante pudiera disfrutar del sitio personalmente. Las vacas, según Jaua, estaban al borde la muerte y era necesario que la revolución tomara las riendas de la propiedad para salvarlas.

Chávez ordenó que la piscina fuera utilizada de inmediato por los niños pobres del lugar. Algunas de las vacas fueron probablemente consumidas por la pandilla. La razón del asalto, por supuesto, no era producir La Carolina, sino producirle a Arria un daño. Arria es uno de los más destacados opositores del hampón Hugo Chávez Frías y había que castigarlo.

Hoy La Carolina está en ruinas. Se ha consumado un acto de venganza del hampón de Barinas. La basura se acumula en La Carolina bajo la mirada indiferente de los malandros de Jaua y Chávez.

Como estará la psicina? Ya muchas de las vacas habrán sido convertidas en abono orgánico, regado en la pradera por los miembros ahitos de la pandilla. Este acto de destrucción sin sentido dice todo lo que hay que decir sobre el hamponato chavista. El silencio de sus cómplices de cuello blanco es ensordecedor: Rincón Urdaneta, Chaderton, Toro Hardy, Alvarez Herrera, la ministra de la salud, todos esos invertebrados quienes están convencidos de que pueden chapotear en excrementos sin heder. De Maduro, Britto García, Earle Herrera, Vivas, Ron, Carreño, Flores, Escarrá, Arias Cárdenas y otros bucaneros que asaltaron al país junto con el hampón mayor no podemos esperar nada, pero del grupito de mercenarios que brincaron la talanquera de la democracia para entregarse a la dictadura, uno podría esperar un gesto de dignidad remanente, alguna demostración de que no han perdido totalmente el decoro.