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lunes, 20 de diciembre de 2010

Reacción Verde y Desobediencia Civil


 Reacción Verde y Desobediencia Civil
diciembre 20, 2010
Publicado por redaccion
Por: Ignacio Plaz-Juanes.- ‎
Los cables y primeros titulares de los diarios de Venezuela que leemos en Europa permiten, tal vez con no exagerado optimismo, afirmar que la Plaza Bolívar de Santa Bárbara del Zulia, ayer 19 de diciembre de 2010, se convierte en el epicentro de la reacción ciudadana y el ejercicio de la garantía y protección de los venezolanos frente a la actuación arbitraria e ilegítima de las hordas del chavismo-comunismo.

 Estas bandas armadas que conforman activistas políticos del partido PSUV, del militarismo pseudo institucional y funcionarios de los poderes públicos, se sitúan al margen de los principios constitucionales en abierta violación al andamiaje que soporta al ya precario Estado de Derecho en Venezuela.
“La Reacción Verde”, como se ha dado en llamar la valiente respuesta de los productores del Sur del Lago frente a la expropiación de 45 fincas productivas ha desencadenado, hasta ahora, el respaldo de productores agrícolas y ganaderos de los estados Táchira, Mérida, Falcón y Carabobo. Y no dudamos que ese respaldo continúe por parte de otros estados y no solo por empresarios y trabajadores del campo sino también por hombres y mujeres de distintas procedencias sociales y económicas. Esto que comenzó como un destello ha incendiado la paciencia de muchos venezolanos y amenaza en convertirse en la explosión indignada de un pueblo que ha visto, pacientemente, la modificación de su ordenamiento constitucional que, en definitiva, son sus reglas de organización social. Las normas simples y sabias para la convivencia ciudadana. Normas que exceden de la autoridad de funcionario alguno. No importa que esa reacción vaya a ser acallada, la lucha es desigual: es el poder de las armas y la sinrazón frente al desarmado decoro de un puñado de venezolanos.
Lo trascendente es el ejemplo. Es el soplo de aliento que permite a muchos venezolanos sentirse más dignos y responsables frente al avance sin tregua del chavismo-comunismo. No importa que exista una orgia del dinero fácil para muchos integrantes de buena parte de la amorfa y desvergonzada burguesía venezolana. Que la obsecuencia de la prensa venezolana, con muy honrosas excepciones, acalle los desmanes del chavismo y que trueque la crítica por la genuflexión. No. Lo importante, lo trascendente, lo que tiene vocación histórica, es que el pueblo de Venezuela fiel a su tradición republicana , a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, pueda desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos. Pero esto último no es un aserto retorico. Es, por contrario, el texto exacto de la norma consagrada en la constitución venezolana en su artículo 350. Y ahora, parte de ese pueblo que es el pueblo mismo como un todo pues mal puede entenderse la unanimidad de reacción, está ejerciendo su derecho al desacato a una autoridad que está contrariando valores, principios y garantías constitucionales.
La Reacción Verde también desborda a la melindrosa Mesa de la Unidad. Es decir, desborda a la formación opositora electoral de Venezuela. Para quienes su objetivo invariado es mantenerse en la línea democrática para que alguno de sus miembros opte en “elecciones limpias” a convertirse en el jefe del Estado en el 2012. Es decir, ignorar lo que acontece hoy, para perseguir el veleidoso sueño de ganar en un proceso electoral trasparente “un derecho a lo que tal vez no tendrán derecho”. La Reacción Verde desborda a los opinadores más conspicuos de la prensa venezolana que por años vienen repitiendo, candorosamente, que ahora si es verdad que estamos muy cerca de una dictadura.
Desde luego que la militarización de la zona no se hará esperar. ¿Qué otra cosa puede esperarse de un régimen militar? Es dudoso que el mandón de Venezuela apele al dialogo; a ese recurso democrático que se enraíza en el senado romano y que es de la esencia de la democracia. Dialogo, consenso y acuerdo obligatorio para las partes. Para la precaria mentalidad militarista de los hombres de gobierno de Venezuela, el dialogo, lejos de ser un atributo para el consenso democrático, es una conducta vergonzosa. Desde luego, salvo que se trate de salvar sus propias vidas en los juicios de responsabilidad que les esperan.
No existe, para el régimen imperante, otra alternativa que calificar de sediciosos, contrarrevolucionarios y apátridas a estos trabajadores y empresarios venezolanos. Les espera la condena y el escarnio público. Para otros, se están convirtiendo en un instrumento de la historia de Venezuela que encarna la desobediencia civil. Esa desobediencia que tiene el pueblo para no cumplir, sin violencia, una norma, una decisión, de cualquier autoridad que se considere injusta, ilegitima y lesionadora de derechos fundamentales. Desobediencia que encarnó el agricultor Franklin Brito en su vano intento por despertar la solidaridad de la sociedad civil en reclamación de sus cercenados derechos.
Alcalá de Henares
Diciembre de 2010
FUENTE: IMPACTO CNA