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domingo, 23 de enero de 2011

El soldado que hundió a Venezuela // infoCIUDADANO

  
El soldado que hundió a Venezuela
Niña de la Calle
(@NinaDeLaCalle En Twitter)
CARACAS(infoCIUDADANO)
22/Enero/2011
Pido disculpas a mis queridos amigos y queridas amigas por no aparecer por estos lares con la frecuencia que una quisiera, y sé que me han reclamado insistentemente y les agradezco sus muestras de cariño. Pero es que cuando tenemos que escribir sobre podredumbre, porquería y, dicho sea con todos los respetos, pura caca maloliente, una teme las salpicaduras que la puedan dejar pringada como consecuencia de tanta basura y putrefacción que la rodea.
Por fortuna, aún hay personas, es decir, individuos/as de la especie humana, que se reconocen, o nos reconocemos, como civilizados/as frente a otro resto inmundo que ejerce el animalismo y el salvajismo más troglodita, que es el que caracteriza a la otra especie no humana o, diría, más bien, inhumana, que llegó para apoltronarse y desgobernar al país. Ello gracias a los descerebrados que nos gobernaron con anterioridad, y a los que les debemos expresar nuestro reconocimiento y quedarles agradecidos por y para siempre por habernos metido de lleno en el lodo glutinoso de los tiempos prehistóricos.
Muchos acontecimientos han ocurrido en Venezuela durante los últimos meses y, desgraciadamente, ninguno para bien, excepto el de la vuelta de la oposición a la Asamblea Nacional (AN). La inflación, por ejemplo, es un disparate (una de las más altas del mundo), con ajustes cambiarios de chifladura que repercuten de inmediato en los salarios. Los pobres son cada vez más pobres y, por ende, son los que más sufren la carestía de la vida; por lo que, la gran mentira del “hombre nuevo” y de la “felicidad”, que tanto gusta pregonar a “Chavinator” y demás voceros/as de este régimen anclado en la corrupción, cae por su propio peso.
Alimentos de variado tipo y de primera necesidad, medicinas y otros productos necesarios, ya casi hay que buscarlos con lupa… en el supuesto de que se encuentre una lupa, claro. Viviendas, mejor ni hablar, etc., etc., etc.
El milico impresentable de Miraflores berrea cada vez más fuerte porque se le mueve el piso y no encuentra asidero para sostenerse y, esto es importante decirlo, hay que seguir zarandeándole los cimientos hasta que caiga. ¿Y cómo? Democráticamente, por supuesto y sin ninguna duda. La movilización permanente de la sociedad civil es parte fundamental para destruir regímenes trasnochados y totalitarios o con tendencia al totalitarismo (nuestro caso)… y no se puede bajar la guardia en ningún momento.
Alguno que otro, también de corte fascista (estos extremistas cavernarios, unos, de derechas, y otros, de izquierda, son exactamente lo mismo), ha criticado por aquí que se salga a la calle, pero, es justamente esto, la toma de las vías urbanas y las protestas masivas, las que ponen de manifiesto, tanto en el interior como en el exterior, ante qué cosa extraordinaria nos encontramos y qué aberración se está denunciando.
Se realizan desde aquí propuestas imposibles de llevar a buen término en las actuales condiciones, llamando, por ejemplo, a la desobediencia civil, y no se tiene en cuenta, o se desconoce a sabiendas y con otras intenciones, que a lo que en Venezuela denominamos sociedad civil le falta mucho para lograr estar articulada, vertebrada, organizada y, de esta manera, poder alcanzar el éxito en las convocatorias. Un ejemplo de desobediencia civil ha sido la proclama de los alcaldes de la oposición que se niegan a reconocer leyes emanadas de la habilitante, pero, hasta ahí y por lo pronto.
Hay otras muchas formas de desobediencia civil, como podrían ser los actos de insumisión colectivos contra leyes que contravengan o vulneren flagrantemente la Constitución y que por su manifiesta ilegalidad no pueden obligar, pero que deben ser siempre ejecutados de forma consciente, pública, pacífica y no violenta. Sin embargo, para lograr acuerdos en este sentido y convocatorias o concurrencias exitosas hace falta mucha organización, mucho esfuerzo, mucha solidaridad, mucho sacrificio… y las ideas claras.
Este tipo de regímenes se consolida mucho más cuando se produce la dimisión colectiva de la sociedad civil, y esto es lo que no debe, ni puede, ocurrir. La desmovilización ciudadana, por las causas que sean (apatía, aburrimiento, cansancio, desinterés, etc.), son causa y efecto de la permanencia en el poder de estos antisociales, ladrones y malandros que llegaron ahí para hacer su agosto y enriquecerse… no resolviendo ni uno solo de los problemas que están reventando a diario en la cara de los/as ciudadanos/as, sino, al contrario, agudizándolos.
Y es que, cuando el oscurantismo, el ocultismo y la nula transparencia acerca de adónde van a parar los dineros del erario público, más una gestión pública que, aparte de enigmática, es un desastre mayúsculo, siendo éstas las pautas de conducta del Gobierno y resto de delincuentes comunes que lo secundan, es porque la corrupción está instalada hasta lo más profundo de las entrañas del régimen.
Decía Simón Bolívar que: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos…”, así que, no le vamos a dejar, por mucho que se empecine en mantenerse en la poltrona, porque el sentir y el deseo de la mayoría de los/as venezolanos/as es recuperar gobiernos auténticamente democráticos que consoliden la democracia, no un teatrillo cantinflesco como el que nos ofrecen en estos momentos militares contrarios al constitucionalismo. Ya llevan 11 años y pretenden perpetuarse, por lo que hay que trabajar duro, con tesón y sin miedo, para expulsarles definitivamente del poder que de un modo tan nefasto han gestionado.
Así, pues, en esta línea de apoltronarse contra viento y marea, porque las ve venir, holgazaneando y repitiendo sandeces y burradas todos los días, “Chavinator” decide acaparar más poder y les pide, a sus adláteres cabezas de pájaro y de tarro de la Asamblea Nacional, más habilitante, es decir, más poderes especiales para legislar sobre lo que ha sido incapaz de establecer por leyes durante 11 años anteriores, ya que, ahora sí…
Ahora sí que la vamos a tener buena, porque cuanto más poder acumula menos atina, y seguro que, como espléndido charlatán de feria que es, no comeremos, pero nos venderá gafas de sol para los días nublados, oscuros y con lluvia, porque, como bien decía Jean de La Bruyére (1645-1696): “Es una gran miseria no tener suficiente espíritu para hablar con propiedad, pero es mayor miseria todavía no poseer suficiente juicio para saber callar a tiempo”… y ya sabemos lo que hay, ¿o todavía no?
No les aconsejo yo que compren y usen esas gafas de sol, porque pudieran ser un híbrido chino-iraní-bielorruso y perder la vista por completo, que es lo que quiere el que te conté para poder hacer de las suyas sin que nadie le vea.
Por lo tanto, la opción que le queda a “Chavinator” es la de enrocarse, a la vista de que va perdiendo parcelas de poder y porque cada vez que habla y ordena ejecutar alguna acción lo hace muchísimo peor; como el desafuero de seguir expropiando tierras a tontas y a locas. Empero, como en el juego de ajedrez, la amenaza de perder la silla que tiene ya clavada (posiblemente, claveteada más que clavada) al suelo en Miraflores, lo tiene realmente desquiciado y fuera de sí. Supongo yo que sus intestinos no deben de andar muy felices.
Por último. A falta de un líder carismático en la oposición, que ya saldrá y no hay porqué preocuparse excesivamente por este asunto, los 67 diputados opositores en la Asamblea Nacional deberían encabezar cualquier acto de protesta en la calle y sea el ramo que sea el convocante, porque se les necesita ver al pie del cañón (sólo es una expresión, pues, como saben, soy pacifista convencida) y no sólo discutiendo, acalorada o fríamente (depende de la temperatura), en la AN o, en su caso, envueltos en papeles en alguna que otra comisión parlamentaria.
Ya hemos podido comprobar cómo “Chavinator” vino del pasado, pero no para trasladarnos al futuro y mejorar, no. Vino para destruir todo lo que encuentra a su paso y retrotraernos otra vez a un pasado envuelto en tinieblas, volver al taparrabos, blandir la lanza, hacer fuego con dos palitos y tocar tambores. No importa que siga buscando todo tipo de pretextos para perseguir y encarcelar a opositores, o aliente a sus huestes, siempre vociferando, pogromos contra gente indefensa, porque, no les quepa la menor duda… PAGARÁ por el daño que haya ocasionado a miles de familias venezolanas y por todas y cada una de las injusticias que haya cometido.
No hay que desfallecer, porque el premio será aquello a lo que tenemos derecho y que volverá más temprano que tarde, esto es, la tranquilidad y la convivencia en paz; pero, eso sí, hay que trabajar muy duro y sin desmayo para alcanzarlo.

ILUSTRACIÓN: @milagrosblue para infoCIUDADANO.