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jueves, 17 de marzo de 2011

¿VALIO LA PENA? // Por: Oscar Pérez

¿VALIO LA PENA?
 En medio de tantas dificultades que a diario me toca enfrentar, hoy escribo arrinconado por la nostalgia, la tristeza, la frustración y la decepción que como suele ocurrir desde hace ya 18 largos meses me persiguen sin ningún tipo de compasión con la firme disposición de intentar derrumbarme moralmente o sencillamente llevar a preguntarme si valió la pena tanto sacrificio ofrendado por la constante y sin descanso lucha que por la recuperación plena de la democracia y las buenas causas sociales siempre atraparon por completo mi atención.
Nostalgia por la patria ausente, tristeza por no tener a la familia y los seres queridos a mi lado, frustración por no estar en la primera línea del combate democrático y decepción por la casi inexistente solidaridad y reconocimiento del liderazgo “progresista” venezolano, que en algunos casos prefieren visitar Machu Picchu en lugar de ser consecuentes con el discurso libertario que abordan entusiastas frente a las cámaras de televisión, sin detenerse a reflexionar sobre la triste realidad que se debe abordar, muchas veces en solitario, en el doloroso exilio.
Tal vez sea arbitrario de mi parte que cuestione a dirigentes políticos o de la sociedad civil que por ejemplo vienen a Perú a disfrutar de unas merecidas vacaciones familiares o en planes de negocios inmobiliarios y opten por ignorar a los acá asilados o sencillamente mostrarse escurridizos ante eventuales encuentros programados para conversar sobre la difícil situación de Venezuela.
 
Tal vez también sea arbitrario el que llegue a pensar que dirigentes de partidos políticos o de la sociedad civil, algunos de ellos en ejercicio de cargos de elección popular, estén obligados a responder los mensajes de Blackberry o email que aparecen como leídos enviados en algunos momentos y bajo ciertas circunstancia  esperando algún tipo de escueta respuesta, siempre sin pretender  que asuman la consecuente conducta de Antonio Ledezma.
Por supuesto que no soy quien para fustigar las conductas o procederes anteriormente descritos, cada quien con su conciencia. Pero si me siento con la suficiente autoridad moral para exigir que cesen los “golpes de pecho” hipócritas de quienes dicen luchar por la libertad pero sus acciones individuales demuestran todo lo contrario.
El 07 de septiembre de 2009 llegué a Perú luego que el Juzgado 37 de Control del Area Metropolitana dictara una medida privativa de libertad en mi contra por la supuesta comisión de los delitos de instigación a delinquir, asociación para delinquir y otros contemplados en la Ley Contra la Delincuencia Organizada, por los hechos acaecidos en la ciudad de Caracas durante la marcha que en rechazo a la Ley de Educación me tocó organizar por mandato y solicitud expresa de la MUD y que para la solicitud de permisos fui uno de los tres firmantes de la comunicación.
 Me permito recordar los motivos por los cuales me fue dictada la medida privativa de libertad pues esto tal vez haga reflexionar a algunos de los que estando en la MUD  sobre sus actitudes y comportamientos alejados cada vez mas de valores como la solidaridad, pues mal podría decirse que trabaja por ser solidario con el país cuando no lo han sido con una causa y unos sueños.
Con orgullo patrio puedo decir que sacrificando el tiempo que pude dedicar a mi familia participé activamente en cruzadas libertarias como la de los Presos y Perseguidos Políticos, incluso cuando nadie se atrevía a llamarlos así. En defensa de la propiedad privada, para exigir respeto a la Constitución Nacional, por reglas electorales claras, por RCTV, Globovisión, por la libertad de expresión. Que no hice, hasta caminar con mis pies ampollados desde Rubio hasta San Cristobal para exigir la liberación de todos los secuestrados y rechazar a las FARC, para denunciar las corruptelas de funcionarios revolucionarios, en defensa de la industria petrolera, en apoyo a los jóvenes y estudiantes, por las mujeres y sus derechos, por la igualdad de oportunidades y hasta en contra de la discriminación racial. Pero incluso, para pesar del oficialismo, en el año 2001 me toco dirigir la primera Comisión Contra el Fraude Inmobiliario, por citar solo algunas de las tantas cruzadas realizadas y en las que participé activamente, a pesar de que ahora algunos por los que luché prefieran hacerse los “locos” ante mis llamados.
Después de esta mañanera reflexión limeña solo queda preguntarme ¿valió la pena? Créanme que la respuesta la encuentro en la conducta heroica de jóvenes que arriesgan sus vidas en defensa de sus ideales y convicciones, en los mensajes de esa gente humilde que no sé cómo se las inventa para llamar telefónicamente o enviar emails desde Venezuela, en los amigos que no se perdieron en el camino y demuestran que no todo era rumba y whisky, y en las palabras de mis hijas bellas que no cesan en repetirme que se sienten orgullosas de mi como padre. Por ellos y por Venezuela, si valió la pena!!
Dios bendiga a Venezuela!
OSCAR PEREZ
Asilado Político en Perú

IMAGEN: Guanipa Noticias