PAGINAS Y RECORTES

martes, 5 de abril de 2011

No se haga cómplice, presidente Santos // Fernando Ochoa Antich



No se haga cómplice, presidente Santos
Fernando Ochoa Antich*

El viernes pasado se reunieron en Cartagena, Colombia, los presidentes Santos y Chávez, con la finalidad de definir el nuevo marco que regirá el comercio bilateral entre los dos países a partir del mes de abril de este año, cuando se completará el definitivo retiro de Venezuela de la Comunidad Andina. No conozco, en el momento en que escribo este artículo, los resultados de dicha reunión, pero es público el interés personal de Hugo Chávez en lograr que Colombia extradite a nuestro país al narcotraficante Salid Makled. Justamente, sobre este tema el embajador Diego Arria le escribió una valiente carta al presidente Santos, explicándole las circunstancias particulares que rodean este caso. Es de gran importancia reflexionar sobre tan delicado asunto.

         Es curioso que la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, que autoriza la extradición del narcotraficante Salid Makled y le da la potestad al presidente Santos de definir a que país debe hacerse, haya coincidido con el viaje del presidente Chávez a Cartagena. En esas conversaciones se van a definir asuntos de gran trascendencia para los dos países: el nuevo marco legal que regirá el comercio bilateral, la normalización del transporte aéreo de pasajeros y de carga, la posibilidad de que la petrolera estatal colombiana le compre energía a PDVSA para abastecer algunas zonas fronterizas y, lo más importante para Colombia, la cooperación de Venezuela en la lucha  contra el narcotráfico y los grupos de  guerrilleros y paramilitares en la frontera.   

         Esta coincidencia me causa gran preocupación, ya que es tal el interés que tiene Hugo Chávez de evitar que se extradite al narcotraficante Salid Macked a los Estados Unidos, que no dudo que los negociadores venezolanos pueden haberse visto presionados hasta tal punto que hayan tenido que ceder en aspectos vitales para nuestro país. No hay exageración en lo que digo. El gobierno de Colombia, como es natural, busca obtener los mayores beneficios posibles en cualquier negociación que realice con otro país. La imprudencia es de Hugo Chávez, al no entender que una negociación internacional no puede realizarse sino en situación de fortaleza. Ese tipo de imprudencia fue lo que condujo a Venezuela a perder  amplios territorios durante los siglos XIX y XX.

         Analicemos ahora el problema de fondo: la responsabilidad moral del presidente Santos si toma la decisión de extraditar a Salid Macked a Venezuela. Es verdad, que desde el punto de vista formal debe actuar de esa manera, pero este caso compromete de tal forma con el narcotráfico a altos funcionarios civiles y militares del gobierno de Hugo Chávez que sería vergonzoso para la dignidad de Colombia  que su presidente se convirtiera en encubridor de hechos delictivos de tanta gravedad. El presidente Santos ha demostrado siempre un gran coraje para enfrentar los grupos subversivos que comprometen la paz de Colombia. Ahora, le corresponde valorar el esfuerzo que hacen los venezolanos para evitar que esos mismos grupos destruyan a nuestro país.

         Tuvo razón Diego Arria de señalar en su carta al presidente Santos la angustia que embarga en este momento a los venezolanos: “Ya al inicio de su gobierno, usted, seguramente el colombiano mejor enterado de la situación, de la cual ha incluso escrito en su libro “Jaque al Terror”, abandonó, sin “verificar” la denuncia formal presentada al Consejo Permanente de la OEA por el entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe. Esta decisión dejó sin dilucidar la grave acusación de complicidad con el terrorismo aducida por el anterior gobierno de Colombia contra el régimen de Hugo Chávez, dando a suponer que prevalecieron intereses de otro género, nunca esclarecidos, y que constituye un tema pendiente entre nuestros países”…

         Esta acción debió causarle una gran sorpresa al pueblo colombiano, pero la situación, según mi criterio, es aún de mayor gravedad. La democracia y la paz colombiana no pueden tener destino mientras subsista en la región un gobierno que busca expandir su ideología marxista hacia otros pueblos y no tiene escrúpulos de intervenir en los asuntos internos de otros países. Es verdad, que la información detectada por el gobierno del presidente Uribe, en la computadora de Raúl Reyes, ha obligado a Hugo Chávez a moderar su política con relación a Colombia, pero no creo que el presidente Santos no perciba que ese cambio de actitud es exclusivamente táctico y lo que busca es ganar tiempo. Reflexione, presidente Santos. No ponga en riesgo la seguridad de su país ni comprometa, aún más, el destino de Venezuela…
*Ex canciller de Venezuela

Caracas, 3 de de abril de 2011.
fochoaantich@gmail.com