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viernes, 23 de marzo de 2012

YO EL FRACASADO: HUGO CHAVEZ. Por: Cnel. (GN) Artemio Boada Díaz


YO EL FRACASADO: HUGO CHAVEZ

               Han pasado trece años desde que Chávez asumió la Presidencia de la República y veinte de su aparición en la palestra pública; como todos recordaran Chávez aparece aquel 4 de febrero de 1992, comandando un frustrado golpe de Estado que lógicamente fue un fracaso. Fue el único de los comandantes golpista que no logró su objetivo; mandó por delante a unos jóvenes soldados y tenientes a jugársela y durante esa intentona hubo más de 100 muertos que no tienen culpables. El se apertrechó (para no decir se escondió) en el Museo Histórico Militar en la Planicie y sin disparar un tiro se rindió; ahí comenzó su primer fracaso, estuvo en la cárcel dónde reclamó con el apoyo de la prensa y dueños de medios sus derechos, el debido proceso, no reconoció la autoridad de los tribunales y jueces. Mientras no fue candidato presidencial llamaba a la población a no votar y así sale a  la palestra pública con un mensaje de cambiar la estructura del estado por inoperante, prometió acabar con la corrupción, con los niños de la calle, seguridad ciudadana y patrimonial, modernizar el Estado, abrir fuentes de trabajo, abaratar la carestía de la vida, viviendas y progreso; pero sobre todo moralizar la administración pública, hacer buen uso de los recursos provenientes del Estado y fortalecer a PDVSA, acabar con las “colitas de PDVSA” mantener excelentes relaciones con otros países, abrir canales de radio y televisión, pero  nunca cerrarlos, construir autopistas, carreteras y vías agrícolas, represas, eliminar ministerios porque según él eran muchos, pero sobre todo juró respetar la constitución y las demás leyes de la República, respetar la separación de poderes y fortalecer las Fuerzas Armadas, bajo esas promesas el pueblo “compró” su discurso y fue elegido Presidente Constitucional.

Han pasado trece años y la evaluación pasa de mala a malísima elevado a la enésima potencia, todo ha sido un fracaso; se convirtió en un rey midas al revés, todo lo que toca lo destruye. Empezó su gestión por cosas inverosímiles, primero, que hay que cambiar la constitución por obsoleta y así se nombró una constituyente para tener la mejor constitución del mundo, según él, que de paso ya no le sirve, según él; que había que cambiar el nombre al país y se le cambio por el de República Bolivariana de Venezuela; que el avión “Camastrón” estaba viejo y quería un avión nuevo, se compró el avión nuevo, de última generación. Que hay que colocarle una estrella más a la bandera y se le colocó, que el caballo del escudo debe mirar hacia delante y así se le “volteo el cuello al caballo” , que necesita un fondo de dinero para realizar obras sin controles de contraloría, empezó pidiendo un “millardito” y resulta que ahora tiene un presupuesto paralelo, luego nos vino con el cuento que necesitaba una ley habilitante para legislar sin trabas burocrática y le dieron varias y las leyes producidas todas son represivas, inconsultas e inoperantes. Le dio por expropiar propiedades privadas tales como empresas, fábricas, fincas productivas, edificios que se convirtieron en “elefantes blancos”. De repente no se sabe de  dónde sacó que El Libertador fue asesinado y le comunicó a la nación que tenía intenciones de exhumar el cadáver para someterlo a experticias forenses y lo hizo, olvidando que el Libertador había dicho antes de morir “Todo el que profane mi tumba tendrá años de sufrimiento y sus seguidores morirán en lotes”. Y para colmo se empeñó en convertirnos a todos los habitantes de la república en comunistas, vendiendo un socialismo del siglo XXI, que ni el mismo sabe que es; aún cuando sabe que el comunismo fracasó en todo el mundo, todavía se empeña en mantener y copiar el modelo cubano, manteniendo al principio el eslogan de la “Isla de la felicidad”, que de paso ningún boliburgués le gusta ir para allá.

En el país nada funciona bien, la administración pública es un caos; los servicios públicos son malos o deficientes, la inseguridad ha rebasado la capacidad del estado, por su empeño en armar a los “malandros” y seguidores de su comunismo, las autopistas y carreteras no sirven, cuando se viaja por ellas, uno se puede dar el lujo de escoger en que “hueco” quiere caer. La carestía de vida sigue en aumento, no ha construido las viviendas necesarias y prometidas en trece años y ahora anda apurado porque estamos en año electoral y todavía hay damnificados de Vargas a quienes no les han cumplido. Los hospitales no sirven, no tienen médicos, medicinas, la atención es deficiente porque no han sido dotados o equipados debidamente. No ha abierto fuentes de trabajo, solo dádivas para el pueblo, pero trabajo decente con beneficios no hay. Pareciera que de lo que se trata, es de crear el caos aplicando la teoría de la “tierra arrasada”, no se ha invertido en educación, electricidad; todo es un manejo político, mentira tras  mentira, fracaso tras fracaso.

Lo que si nació en esta revolución fue una nueva clase social, porque la  clase media esta por desaparecer, nacieron muchos “Boliburgueses”  que no entienden que “ser rico es malo”, la Fuerza Armada fue desviada de su misión constitucional y así ha sido politizada y empleada en trabajo contrario a su formación y preparación, por ello hemos visto que han sido empleado en mercados, vendiendo legumbres, pollos, verduras, o atropellando estudiantes echándoles “gas del bueno”.

Ya no tiene nada que prometer, se le agotó el repertorio de promesas y mentiras; peor aún, no tiene gestión que mostrar ante el país; a menos que sea el odio y la división que ha sembrado en la población, la interferencia  recurrente ante los demás poderes, sus relaciones con las FARC, que según  él deben ser reconocidas como fuerzas beligerantes, el abuso y arbitrariedad con que maneja los asuntos de Estado, haber cerrado a Radio Caracas Televisión, alejarse con su conducta de ese pueblo que lo eligió, que creyó en él. O su vocabulario soez, vulgar y amenazante con que trata a quien no piense políticamente como él, en trece años no entendió que hay un juego democrático que hay que respetar, sigue en su empeño de hacernos comunista sin entender que los venezolanos no queremos ser comunistas. O sea ha sido un fracasado en todos los aspectos, no supo conducir el país, le quedó muy grande; pudo haberse perpetrado en el poder y perdió su gran oportunidad por rodearse de puros ineptos e incapaces comunistas trasnochados; que solo pensaron en llegar al gobierno para enriquecerse y no para servir a la comunidad o al país en general.

Ahora se encuentra convaleciente de una enfermedad grave, de la cual conocemos lo que él ha dicho; los venezolanos creímos que esta situación lo obligaría a meditar, reflexionar en su conducta, pasar la película de su vida, a reencontrase con Dios,  buscar la unión; pero sobre todo a buscar la paz del país; pero no ha sido así. Su verbo se ha encendido más, se ha vuelto más violento, vulgar, soberbio, soez, intransigente, ha llegado al extremo de creerse Dios. Se le olvida que nadie vota por un deshabilitado o un enfermo.

Ya tenemos un candidato presidencial elegido en elecciones primarias, muy democráticas; este candidato anda por el país recorriendo casa por casa, llevando su mensaje de paz, unión y progreso. Tenemos un candidato joven y sano, con experiencia política exitosa, sin pasado turbio y que representa la nueva generación de jóvenes venezolanos que aspiran a vivir en un mejor país. Que aspiran a vivir en un país con seguridad, que puedan salir y sentirse seguro en la calle y no estén esperando ser robado o asesinado, que se gradúen y puedan conseguir un trabajo decente con buenos sueldos para poder lograr fundar una familia. Queremos un país en donde todos progresemos y nos superemos, sin exclusiones, un país que reine la paz, donde haya divisiones  de poderes, donde se respeten las leyes y especialmente que el presidente  respete a sus conciudadanos, que no se burle de ellos.

El próximo 7 de octubre, tendremos la oportunidad de hacer los cambios que queramos, los cambios que el país necesita, la oportunidad de execrar al comunismo de Venezuela y decirles que no volverán; por maulas, por divisionistas, clasistas, pero sobre todo por fascistas. No queremos ser comunista, queremos tener futuro para nosotros, nuestros hijos, nietos y demás generaciones por venir. Mi llamado para  la juventud es a inscribirse en el Registro Electoral y acudir a votar. Si todos acudimos masivamente a votar, no habrá trampa que valga, ni “acta mata voto”, si nos quedamos en casa o nos vamos a la playa; entonces si perderemos al país, a nuestra familia y nuestros bienes. DIOS BENDIGA A VENEZUELA.

Artemio Boada Díaz
Coronel GN