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jueves, 31 de mayo de 2012

Mi amada Narcorepública. Fabian Capecchi en facebook,



Mi amada Narcorepública

De tanto ponérselo e intentar estirarlo, ya sea porque simplemente se encogió o por la gordura, el disfraz de demócrata terminó quedándole demasiado apretado y brincapozo para seguir usándolo. Se le habían rajado todas las costuras, dejando a la luz las ambiciones desmedidas e intenciones que luchaban por liberarse del incómodo envoltorio. Definitivamente la libertad, no era más que un trapo viejo.

El incontenible avance del autoritarismo y el desmesurado crecimiento de la corrupción, la anarquía y descomposición del país, hizo imposible seguir ocultando tras apariencias la realidad. Habíamos llegado al llegadero, o al menos a su etapa final, donde desnudo clamaba a gritos la imposición de la tiranía, la suya. Por eso fue necesario reconocer al engendro que había surgido después de incubar todos estos años, latiendo bajo la piel del país, de las instituciones tomadas como botín de guerra para bautizar a esa criatura. Llegó el día, se proclamó públicamente que de ahora en adelante seríamos una Narcorepública Revolucionaria, la primera en el mundo por voluntad de su gobernante y la incapacidad de evitarlo de sus gobernados. Seríamos la primera nación en reconocer que para hacer la revolución mundial, se utilizaría como estrategia militar, la exportación de drogas, armas y principalmente ideología, herramientas absolutamente necesarias para destruir al odiado enemigo de la revolución, el capitalismo mundial.

El triunfo de la revolución quedaba por decreto por encima de cualquier institución, ciudadano, propiedad, leyes o nación. El objetivo final lo justificaba todo, la revolución misma lo exigía y el aplaudía la decisión. El primer logro de unificar todos los poderes, ya se había logrado, ya que en una revolución es absurda una división de poderes, porque el objetivo de todos era construir el socialismo actuando como uno solo, convertirlos en un ariete para empujar con todo el peso y aplastar a quienes se opongan. Allí estaría él, reluciente, emperifollado recibiendo el aplauso de sus amigos de las FARC, Daniel Ortega, el lambucio de Evo Morales y el histérico de Correa, el hermano Putin que le trajo de regalo un Fusil Kalashnikov de oro con mira telescópica, los delegados de Irán, Siria y Korea del Norte, que hablaban en esa jerga inteligible que nadie sabe si eran insultos o halagos, finalmente en una cama de clínica feliz y sonriente el Jefe, el padre de todo, Fidel.

Es imponderable unificar a las fuerzas subversivas de toda Latinoamérica. Del triunfo de la revolución venezolana depende el despertar de otras revoluciones, hasta lograr la conformación de un gobierno mundial que controle absolutamente todos los recursos, para ser equitativamente repartidos (entre ellos), una vez eliminados los enemigos, que se opongan o la adversen.

Que gozo aquel cuando el régimen declaró oficialmente y en la Gaceta Oficial la guerra abierta contra el capitalismo y todas sus manifestaciones económicas, y que éste debía ser erradicado. Para ello dieron carta Blanca a sus actores, liberando todo tipo de restricciones, incluso traspasar las fronteras de lo legal, o la destrucción de la sociedad misma para que resurgiera de sus cenizas el tan esperado hombre Nuevo. Un revolucionario ideológicamente puro, absolutamente obediente al estado, e incapaz de tener ningún tipo de lealtad más que con la revolución. A partir de este momento la propiedad privada queda prohibida, so pena de sufrir delito de cárcel y expropiación de todos los bienes a quienes se opongan a esta medida social. Todo pertenecerá a la revolución. El estado determinará el fin social de todas las propiedades incluyendo viviendas y luego de intenso estudio (realizado por mí) dirá cómo serán repartidas de acuerdo a su lealtad y cuántas personas vivirán en cada casa, mezclando a gentes de distintas clases sociales en un mismo hogar para que el ejemplo socializante sea absoluto y pueda enseñar a todos aquellos ignorantes que no conocen las bondades del socialismo.

Asimismo se aplicará el traslado y reeducación de todos aquellos que se opongan a la medida, siendo para ello destinados campamentos educativos en los llanos de varios estados, donde aprenderán a la fuerza si es necesario a ser socialistas a juro o perecer al ser incapaces de entenderlo. Fue decretada la abolición de la familia como estructura social. Esta radical medida se justificó como un paso importante necesario para la construcción de una nueva sociedad socialista. La familia debe ser superada por obsoleta, ya que representa un obstáculo para hacer la revolución, de modo que vamos a evolucionarla de esa antigua estructura egoísta que tuvo hasta ahora de madre y padre, para convertirla en una eficiente máquina productora de revolucionarios, soldados que vivan, trabajen y ofrenden sus vidas para conseguir el triunfo de la revolución. Los niños desde su nacimiento pertenecerán al Estado, quien como buen padre velará por su educación en los principios socialistas y militares, siendo sus padres biológicos tan solo instrumentos para su creación, escogidos cuidadosamente para que en único encuentro procreen niños sanos y fuertes, útiles a la revolución.
Todos los ciudadanos deberán convertirse al socialismo, sin distinción y deberán hacer cursos de ideologización obligatoria para poder acceder a cualquier beneficio social o empleo e incluso alimentos.
Los Pranes serán ascendidos a generales y actuarán como comisarios políticos de la revolución señalando el camino con su experiencia y entrega. Así las Fuerzas Armadas dentro de muy poco cruzarán las fronteras de todo el continente sin disparar un solo tiro, para ser recibidas como héroes que traerán la paz a estos países arrasados por la droga y la podredumbre del capitalismo.

Por lo tanto los orígenes del financiamiento de la revolución no continuará siendo materia de discusión, este ingreso será declarado de utilidad pública, ya que esos capitales serán purificados por la revolución para enviar la droga a los países capitalistas y así convertirlos en un beneficio para la revolución y crear un mundo más justo, el mundo revolucionario, utilizando el mismo dinero que ellos nos pagan, para inocularles el cáncer de su propia destrucción a través de su ambición. Y con ellos construiremos escuelas militares, y compraremos aviones rusos, misiles nucleares, bombas, gas del bueno y la flota de submarinos más grande el planeta. Venezuela será por fin una potencia militar.

Publíquese y ejecútese

De pronto toda esa belleza se borró en un instante, una imagen lo despertó. Sudando, apuñalado por un dolor insoportable, su cuerpo cansado agotaba sus fuerzas en una última e inútil lucha contra el cáncer que ferozmente iba ganando la batalla a paso de vencedores y demoliendo una tras otra las posibilidades de cumplir su sueño. Pero no era eso lo que más le dolió, sino la última parte del sueño, una maldita imagen recurrente que lo atormentaba desde hace meses cada vez con más frecuencia, en ella veía a millones de majunches votando contra él, para joderlo, entre veía ellos sus propios colaboradores y lo peor, la insoportable sonrisa de Capriles recibiendo la banda presidencial.

Ilustración: Weil

FUENTE: Publicado por Fabian Capecchi en Facebook