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viernes, 21 de septiembre de 2012

“Los miserables” del chavismo. Por: Enrique Prieto Silva.

Jueves 20 de septiembre de 2012
“Los miserables” del chavismo
Si algo ha logrado este período político prosaico, es habernos obligado a entender lo ruinoso de la mala interpretación comunicacional entre impares. Todo se ha torcido al extremo, que pocas veces logramos entendernos en una misma línea de interpretación. Brotan los epítetos maliciosos para descalificar al opositor, con el agravante, que siempre conllevan a tratar de superar entuertos surgidos de “tontas” ideas propuestas por el mentor revolucionario, ya gastado y delirante, quien sigue creyendo en su “por ahora” transformado en “nunca”.
Ya, a pocos días de las elecciones debemos ir pensando en lo que tenemos que hacer para compensar el tiempo perdido en esta anti revolución sin sentido, sin olvidar que el tiempo no pasa en vano, por lo que tendremos que aceptar la mancha roja en la historia vivida, ojalá solo para memoria de lo que no debe ser y para ejemplo de lo que aún nos queda por hacer. Al final, como lo estamos viendo, no nos queda más remedio que retrotraernos al “si lo hubiéramos sabido”, para enrostrarlo como castigo a los “revolucionarios”, que bien pudiéramos llamarlos “traidores” o “miserables”, y como Víctor Hugo en su novela podemos perfilar como odisea sus razonamientos sobre el bien, el mal, la ley, la política, la ética, la justicia y la religión, que ponen como inspiración para idolatrar al jefe máximo en decadencia.
No pueden ser más miserables, cuando hundidos en su engaño y confundidos por la triste realidad del fin de su maledicencia, solo se les ocurre invocar la guerra, recurso perverso del sin razón, que intenta amedrentar al opositor “enemigo” y transformar su propio miedo en muestra de valentía que no serán capaces de demostrar.  Es la tesis del “todo o nada”. La miseria de quien el egoísmo lo atrinchera en una pútrida coraza que a su vez le sirve de camuflaje para hacerse el inocente y expiar sus culpas. La miseria del héroe que transforma un museo militar en la cumbre del Monte Sacro para creer mejorar el juramento de Bolívar. La terquedad de creer que la historia puede repetirse e insistir en no percatarse del fracaso del castro-comunismo y la “bobada” de imaginarse que pueden reinventar el Arca de Noé o transformar la edad de piedra en era de diamante.
Son 14 años de miseria y desencantos. Para muchos, la gran oportunidad que les permitió asaltar el erario público hasta la saciedad; el reencuentro de dos culturas: la de los “vivos rojos” y la de los “rojos pendejos”; unos exaltando a los otros para que con fuerza arrastren las cadenas y la carroza, mientras ellos se atrincheran para defender posiciones y preparar el “gran escape”. Descubrir esta simbiosis ha sido la mejor tarea de Capriles, que le ha permitido abrirle los ojos a los “rojos pendejos”, desenmascarando a “los miserables” que no encuentran alternativa porque no existe. No hay dudas, existen dos grupos de electores de quienes depende continuar con este falso proceso revolucionario o cambiarlo para recuperar un racional sistema democrático firme políticamente: los “rojos pendejos” y los ni, ni”. En la medida que la racionalidad entre en ello, lo lograremos.
Enrique Prieto Silva