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miércoles, 24 de octubre de 2012

Bony Pertiñez, esposa de Iván Simonovis: “Vemos a Dios en tanta gente solidaria que nos conforta día a día”

oct 22, 2012
Bony Pertiñez, esposa de Iván Simonovis confiesa encontrar en su fe católica la fuerza para enfrentar 8 años de adversidades. Dentro de un mes el comisario más respetado del país cumple ese tiempo preso en los calabozos del Sebin. Junto a él sufren su esposa y dos hijos que eran apenas unos niños cuando su padre fue encerrado en El Helicoide; hoy son jóvenes que no dejan de interrogarse acerca de la pesada carga que lleva la familia.

RCL.- Bony, qué ha significado la fe en tu vida durante toda esta dura etapa?

BS.- La fe es el camino, lo que me ha dado fortaleza para seguir adelante, para no rendirme, sobre todo en algunos trechos cuando crees que has perdido toda esperanza. Igual para Iván. A veces me dice que es más fácil renegar de todo que seguir creyendo y confiando. Yo lo animo y le digo: “Estamos vivos y hemos visto tantos amigos cercanos que han asesinado o se han muerto, que ya no nos acompañan y sin embargo nosotros estamos aquí, resistiendo”. Creo firmemente que esa fuerza viene de Dios y no sólo debemos buscarlo cuando lo necesitamos.

RCL.- Cómo lo llevan tus hijos?

BP.- Es difícil para ellos. A veces piensan que a nosotros todo nos sale mal, que le pedimos a Dios y no escucha. Una amiguita de ellos, frustrada cuando se enteró del resultado electoral, dijo “ahora ya no creo más en Dios”. Yo le decía que lo importante es levantarse, continuar, pensar en tanta gente sonidaria, que permanece al lado de uno en los cuales hay que ver a Dios. Tal vez sean las formas en que Dios se manifiesta y nos recuerda que sigue a nuestro lado. Por más que el gobierno ha sido implacable, cruel, inclemente con nuestra familia, sin embargo hemos conseguido gente maravillosa, que está cercana a Dios y no nos deja solos.

RCL.- Me dijiste que Iván a veces se pregunta cosas…

BS.- Iván tiene un hermano sacerdote que lo vino a visitar recientemente. Vive en Europa, en unos pueblitos muy pequeños, iniciando órdenes franciscanas. Cuando él viene conversan mucho, Iván le hace reclamos y es normal que esto ocurra, pero igual se refugia de nuevo en su fe. En la soledad de su calabozo, donde ni siquiera puedes ver la luz, si no te amparas en tu fe, si no te aferras a Dios, a la Virgen, a tus santos, qué más te queda?

RCL.- Dicen que Dios envía aquello que podemos soportar…

BS.- Ahí tengo una queja (risas), a veces le digo “Dios, ya basta, ya aprendí las lecciones”. Pienso que estas son situaciones que debemos aprovechar para valorar lo que en verdad es importante en la vida. Como familia, siento que nosotros hemos crecido. Veo tantas amigas que pelean con los esposos por tonterías, familias que se quejan por nimiedades. Hoy le damos prioridad a las pequeñas grandes cosas que verdaderamente tienen significado.

RCL.- El tiempo de Dios es perfecto?

BP.- Esa frase no queremos escucharla en la familia! Mi hija se molesta cuando la oye pero le digo que esa frase no tiene nada que ver con nuestra fe. Tal vez debe haber todavía algo más que tenemos que aprender, no solo nosotros como familia sino también la sociedad venezolana. Lo veo como una oportunidad, no sólo para crecer como familia, sino para que nunca más esto se repita con nadie. No entiendo tanto resentimiento contra nosotros. Mi esposo está preso por un delito que no cometió mientras que Hugo Chávez estuvo preso por uno que sí cometió, intentó un golpe de Estado, hubo muertos, gente asesinada cobardemente. Él tuvo todas las garantías mientras Iván se deteriora físicamente sin poder ver el sol sino a raticos en todo un mes. Ellos están llenos de resentimiento y eso es lo que no voy a permitir entre los míos.

RCL.- Por qué ustedes son católicos?

BP.- La familia de Iván es muy católica desde siempre, al punto que tiene un hermano sacerdote. No así en mi caso. Mi papá era católico, pero mi mamá es protestante. Todos los amigos de ellos eran católicos y le decía” tías” a las amigas de mamá pues yo no tenía ninguna. Ellas me enseñaban las oraciones, me contaban historias de los santos y un día, cuando a mamá se le perdió el anillo de compromiso –un valioso anillo de brillantes- una de sus amigas me dijo: “Te voy a enseñar a rezarle a San Antonio, que hace aparecer las cosas perdidas”. Yo tenía como siete años y me aprendí la oración a San Antonio que se convirtió en mi santo preferido -papá se llamaba Antonio y mi esposo se llama Iván Antonio-. Apareció el brillante de mamá. Ella es una protestante muy sui generis, pues tiene santos, cree en la Virgen…yo bromeo diciéndole que es la protestante más católica que conozco.

RCL.- Iván tiene alguna devoción especial, como tú por San Antonio?

BP.- No, él dice que lleva sus conversaciones directamente con Dios, a veces un poco fuertes (risas), pero ellos se entienden. Lo importante es que también cuida su fe. Esa es la misión, no perder la fe. Muchos quisieran que nos quebráramos, que nos alejáramos de Dios y abandonáramos la fe, pero eso no va a pasar. No es una opción para nosotros. Él tiene una tía que viene una vez al año pues vive muy lejos y lo conforta. Rezamos juntos en la cárcel, lo hacemos en familia. Es una experiencia que debemos vivir en familia, la religión debe tener un puesto en el seno familiar.

RCL.- Sabes que hay muchísima gente rezando por ustedes, no?

BS.- Claro y lo agradecemos tanto! Cada vez que salgo a la calle, voy a la farmacia, al mercado alguien me entrega una estampa, una medalla, un rosario. Tengo una caja gigante llena de todo eso. También una especie de altar con tantos santos y vírgenes que me han regalado, pues creo que están repletos de energía positiva que nos transmite la gente. Es la fe de la gente que nos anima y nos respalda.

RCL.- Cómo se ha manifestado la solidaridad de la Iglesia institucional?

BP.- Desde el momento en que a Iván lo detuvieron, el Cardenal Castillo Lara -que murió hace 5 años-, el Cardenal Urosa, Mons Luckert, todos ellos han estado pendientes, solidarios. Nos apoyan ante cualquier petición de medida humanitaria. Están allí para lo que puedan ayudar. Incluso en el momento en que las condiciones de reclusión de Iván se hicieron infrahumanas, recuerdo que el Cardenal Castillo Lara quiso verlo, estar allí para interceder por Iván, pero le impidieron entrar a la Disip. El Cardenal Urosa designó un párroco para que los presos puedan tener asistencia espiritual, recibir los sacramentos y asistir a Misa al menos una vez por mes. No hubo una oportunidad en que yo los haya buscado que no me hayan atendido, sacerdotes, obispos, los cardenales Castillo Lara y Urosa. Siempre han estado allí para nosotros. Estoy muy agradecida.-

Redacción RCL

FUENTE:  Reporte Católico Laico

REMISIÓN: Haydeé Irausquín.