PAGINAS Y RECORTES

lunes, 12 de noviembre de 2012

LA HIJA DE PEDRO. Por: Vinicio Guerrero Méndez.



 10 de noviembre de 2012 08:44

 LA HIJA DE PEDRO

Vinicio Guerrero Méndez

 Quedan otras muchas cosas que hizo Jesús. Si quisiéramos escribirlas una por una, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo (Juan 21:25)
El primer día de la semana, el domingo se reunió mucha gente y llevaron a Pedro una gran multitud de enfermos para que los curara. Pero uno de entre los presentes tuvo el valor de decirle: Pedro: ante nuestros ojos has hecho que muchos ciegos vean, muchos sordos oigan, que los lisiados anden, y has ayudado a los débiles otorgándoles fuerza. ¿Por qué motivo no has socorrido a tu hija, doncella, que se ha hecho una bella mujer y que ha creído en el nombre del Señor? Uno de sus costados se halla totalmente paralizado y yace tendida en un rincón, impedida. Podemos ver a los que has curado, pero no te has cuidado de tu propia hija.
Mas Pedro sonrió y le dijo: Hijo mío: Dios solamente sabe por qué razón su cuerpo está enfermo. Sábete, pues, que Él no es débil o impotente para otorgar este don a mi hija.
Más para persuadirlo en su ánimo y para que los presentes se robustecieran en la fe,  miró a su hija y le dijo: Levántate de ese lugar sin que nadie te ayude salvo Jesús sólo; camina ya sana, delante de todos estos y ven hacia mí.
Ella se levantó y fue hacia él. La muchedumbre se alegró por lo que había ocurrido. Pedro les dijo: Ahora vuestro corazón está convencido de que Dios no es impotente respecto a cualquier cosa que le pidamos.
Entonces se alegraron aun más y alabaron a Dios. Pedro dijo así a su hija: Vuelve a tu sitio, siéntate y quede de nuevo contigo tu enfermedad, pues esto es útil para ti y para mí.
La joven se volvió, se sentó en su lugar y quedó como antes. Toda la muchedumbre se puso a llorar y suplicó a Pedro que la volviera a curar. Les dijo Pedro: ¡Por la vida del Señor, que esto es útil para ella y para mí!. Pues en el día en el que nació tuve una visión en la que Él me decía: Pedro, hoy ha nacido para ti una gran  tentación. Tu hija causará daño a muchas almas si su cuerpo permanece sano. Más yo pensaba que la visión se mofaba de mí. Cuando la muchacha tuvo diez años, muchos sufrieron escándalo por su causa.
Dios  gobierna a los suyos y prepara a cada uno lo que le es bueno, aunque pensemos que se ha olvidado de nosotros. Ahora, pues oremos, y la bondad de Dios dirigirá sus ojos sobre nosotros, mientras por nuestra parte ponemos en ella nuestra esperanza.
¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente,
Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ