PAGINAS Y RECORTES

sábado, 2 de febrero de 2013

EL SIERVO DESPIADADO. Por: Vinicio Guerrero Méndez

 1 de febrero de 2013 18:59
EL SIERVO DESPIADADO
Vinicio Guerrero Méndez

«Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles Y miles de monedas de oro. Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa, y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo – le rogó –, y se lo pagaré todo.” El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad.» (Mateo 18:23-27)

«Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo.“¡Págame lo que me debes!”, le exigió. Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo – le rogó –, y te lo pagaré.” Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. Cuando los demás siervos vieron lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido. Entonces el señor mandó llamar al siervo. “¡Siervo despiadado! – le increpó –. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” Y enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.» Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno  perdone de corazón a su hermano.

No es mi intención Señor Pilatos atacar sus errores como tampoco mencionar sus defectos. En cada caso, selecciono la verdad. Su precoz y anticipada decisión Señor Pilatos de lavar sus manos ante el tribunal de la necesidad humana a un prisionero que presenta un cuadro alarmante de salud se ve ahora agravado ante la desilusión, humillación, y desesperación  de su radical  negativa a condonarle un castigo que por demás la ley no le ha conferido más que  injusticia.  Doy por seguro que tal decisión no será grata a Dios ni a los hombres.
Esa actitud misma presagia el colapso de su meta espiritual. Debemos rechazar todo intento de guerra entre hermanos para poder justificar una mayor devoción al servicio del progreso del país. La bondad siempre avanza hacia nuevos niveles de creciente libertad. Se nos hace imperativo cambiar el curso de la política reinante. Bien dijo Jesús a un juez romano: «Es la justicia la que hace una nación grande, y cuanto más grande una nación más solícita será en asegurarse de que no sufra injusticias ni siquiera el más humilde de sus ciudadanos. Ay de la nación en la que sólo los que poseen dinero e influencia cuentan con la seguridad de una justicia pronta ante sus tribunales. Es deber sagrado del magistrado absolver al inocente así como lo es castigar al culpable. De la imparcialidad, equidad e integridad de sus tribunales depende la perdurabilidad de una nación. El gobierno civil se basa en la justicia, así como la verdadera religión se basa en la misericordia». Sinceramente me gustaría conocer de  usted más profundamente la verdad sobre su lealtad a Dios y su deber para con sus semejantes.

¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente,
Imperfecto.

VINICIO GUERRERO MENDEZ