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lunes, 4 de febrero de 2013

Por qué asistir a la iglesia? Por: Carlos E Méndez.


 Febrero 3, 2013Por qué asistir a la iglesia?Por Carlos E Méndez
Los seres humanos a diferencia de los animales somos una mezcla de materia pensante dotada de espíritu. Somos cuerpo, mente o razón, y espíritu o alma. Estos tres aspectos de nuestra existencia necesitan ser alimentados para que armonicen entre si; y, la iglesia tal como la conocemos, trátese dg cualqukera, suele proporcionarnos el ambiente ideal para trascender de lo humano a lo divino.
La misa o el culto con sus alabanzas, rezos u oraciones, enseñanzas sagradas y los testimonios personales, crean un ambiente propicio para ese ejercicio trascendental. A Dios se le puede hallar en cualquier lugar y en todo momento, pero la iglesia o la reunión de los fieles de una misma creencia religiosa, origina el ambiente deseado para alcanzar ese sagrado propósito. Jesús escogió las plazas publicas y las sinagogas o centros cívicos para impartir sus enseñanzas. Dondequiera que estén reunidos dos o mas en mi nombre - dijo Jesús -, allí estaré Yo en medio de ellos.
La iglesia o asamblea voluntaria de los fieles, es también un excelente escenario para confraternizar y socializar con otras personas con las mismas inquietudes o necesidades espirituales aunque con diferentes situaciones personales. Es allí, en la iglesia, donde se presenta la primera oportunidad para poner en práctica todo aquello que hemos aprendido dentro o fuera de la misma. De forma individual o colectiva podemos buscar la dirección de Dios para darle una respuesta adecuada a esos otros interrogantes de la vida cotidiana, ya que podemos estar frente a un problema de salud que simplemente requiera de una medicina, pero podríamos estar frente a algo mucho mas grave que amerite el concurso de los fieles en conjunto cuando ya se han agotado todas las otras instancias incluyendo la ciencia.
El mundo donde se desenvolvió Jesucristo estaba inundado de religión y de sectas religiosas (fariseos, saduceos, esenios, zelotes, etc). No obstante, vivían en la obscuridad moral y espiritual. La luz que era Cristo, vino a ese mundo - según las sagradas escrituras - para alumbrarles el camino. ¿Cuál camino? El camino hacia Dios y el de la convivencia humana. Dios no era inalcanzable como los teólogos y filósofos de la época lo presentaban al pueblo o gente común, ni la convivencia humana era imposible por el solo hecho de imaginar o concebir a Dios de una forma muy particular. Bastaba con anhelar la trascendencia hacia Dios por encima de todo lo demás, e identificarse en buenas acciones con el prójimo como si se tratara de un pariente cercano que necesita afecto, apoyo, o un consejo moral oportuno.
Sea Dios Veraz…!



Carlos E Méndez

- El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie -