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miércoles, 22 de mayo de 2013

El tercer sexo. Por. Carlos E. Méndez.

El tercer sexo  
Por. Carlos E Méndez  
Mayo 22, 2013

No existe un tercer genero sexual, sino en todo caso algunas malformaciones físicas congénitas que pueden ser tratadas clínicamente, pero que no tienen nada que ver con la homosexualidad. La homosexualidad es una desviación de la conducta sexual del homo sapiens, a no ser que se trate de una mutación genética lo cual es improbable.
Admitir que hay un tercer sexo es alentar a los niños y a los adolescentes para que más temprano que tarde adopten la misma conducta publica de los adultos. Es también abrirle las puertas a la legalización de una 4ta tendencia o desviación sexual cual podría ser la pederastia o abuso sexual a menores. Entonces veremos no solo matrimonios gays, sino uniones legales entre adultos y adolescentes, por no decir niños, del mismo sexo. Los actos sexuales impuros (homosexualismo y zoofilia) eran característicos de pueblos que no tenían una conciencia moral apegada a las sagradas escrituras. También es cierto que antes y d/p de Cristo algunas comunidades paganas acostumbraban castrar a aquellos hombres (eunucos) que irían a prestar servicio en los harenes de las cortes de los reyes y emperadores.
La homosexualidad no es un asunto nuevo; existe desde la antigüedad o tiempos bíblicos. Lo moderno es tal vez que quieran unirse legalmente y mancillar la sagrada institución del matrimonio mixto. Existen leyes morales antiguas que condenaban estas practicas con la expulsión o el exilio del individuo de la tribu o comunidad donde habitaba. De haber existido un tercer sexo, las ciudades de Sodoma y de Gomorra no habrían sido destruidas por el Creador como producto de Sus juicios contra las practicas generalizadas de esa conducta sexual contra natura.
Ahora bien, no solo se abre esa otra puerta a la pederastia, sino que al existir un matrimonio gay, habrá que considerar el derecho de toda pareja a tener hijos, los cuales, en estos casos, podrían provenir de una adopción en el caso de las uniones entre dos hombres, o de la concepción materna cuando se trate de dos mujeres. Esto seria una calamidad para las generaciones futuras, ya que universalmente el matrimonio y el hogar se concibe como la unión entre parejas de diferentes sexos que procrean sus propios hijos. Hay que salirle al encuentro a este asunto, porque tal vez estemos en presencia de una nueva cultura que emerge y que podría dar origen a comunidades como las de Sodoma y Gomorra.
Cuando se legalizó el aborto, se dio paso a los crímenes contra inocentes criaturas formadas en el vientre de las madres, lo cual conlleva una pesada carga de conciencia difícil de soportar. Nadie les niega a los homosexuales su libertad de vivir en pareja y su derecho a asegurar su patrimonio y garantizar la transferencia de sus bienes, pero legalizar la unión matrimonial entre dos personas del mismo sexo, es prestarle oído a la serpiente antigua y lanzar a la sociedad hacia un segundo precipicio.


Carlos E Méndez

- El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie -