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jueves, 27 de junio de 2013

¿El fantasma militar paraliza a la MUD? Editorial de Venezuela Soberana.


Las Fuerzas Armadas y el pueblo en las calles de Caracas el 23 de Enero de 1958

Editorial: ¿El fantasma militar paraliza a la MUD?
26 Junio 2013

¿Por qué la MUD no promueve protestas masivas como las del Brasil? ¿Por qué Capriles ya no habla del fraude? ¿Por qué ya no mencionan el informe de la misión europea? ¿Por qué quieren participar en las municipales con el mismo árbitro que nos robó las presidenciales? ¿Por qué no investigan dónde nació Maduro? ¿Por qué no muestran el segundo video de Mario Silva?
Todas estas preguntas atormentan a los venezolanos y causan suspicacias. Pareciera que Capriles no quisiera asumir su triunfo o que a la MUD no le interesa un cambio de gobierno. Algunos hasta sospechan que la oposición pactó con el gobierno.
Pero la verdadera explicación es que Capriles y la MUD finalmente entendieron que el régimen jamás entregará el poder por las buenas, y que para lograr un cambio de gobierno se requiere la colaboración de las Fuerzas Armadas Nacionales.
Temen que sacar la gente a la calle, seguir hablando del fraude, denunciar la verdadera nacionalidad de Maduro o demostrar la podredumbre de régimen, podría detonar una intervención militar.
Por algún extraño motivo, Capriles y la MUD prefieren al régimen de Maduro (o sea, el dominio de los cubanos), que a una junta cívico militar.
Piensan que toda intervención castrense conduce inexorablemente a un golpe de derecha, al estilo Pinochet, aunque conocen y aplauden el antecedente del 23 de enero de 1958: una rebelión cívico militar que derrocó la dictadura, restableció el Estado de Derecho, y convocó a unas elecciones limpias y transparentes.
Capriles y la MUD tienen en la cabeza un falso estereotipo de los militares, que les impide valorarlos como simples ciudadanos de uniforme, que sufren como cualquier otro las calamidades causadas por el gobierno.
Ya no quedan dudas que el régimen es ilegítimo, que está subordinado a los hermanos Castro, que entrega nuestros recursos al extranjero, que protege a las FARC y a los colectivos armados, que se roba los dineros públicos, que comete crímenes de lesa humanidad, y que ni siquiera es capaz de gobernar. Por tanto, los sectores democráticos no deben tener ningún temor de exigir a las Fuerzas Armadas Nacionales cumplir con su deber de defender la soberanía, restablecer la vigencia de la Constitución, y resguardar la seguridad de los ciudadanos.
No se trata de una responsabilidad exclusiva del sector castrense, sino una obligación de todos los venezolanos, que requiere el concurso de civiles y militares por igual. La situación del país es insostenible y requiere de un cambio inmediato, antes de que el castro-comunismo termine de destruir la patria.