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sábado, 16 de agosto de 2014

CUBA VI. Por Nelson Maica C. POLÍTICA.





POLÍTICA
CUBA VI
Por Nelson Maica C

1.       Nota 6. Prisiones. El campo Arco Iris, situado cerca de Santiago de Las Vegas, fue concebi­do para acoger a 1.500 adolescentes. No es el único: existe también el de Nueva Vida, al sureste de la isla. En la zona de Palos se encuentra el Capito­lio, un campo de internamiento especial reservado para niños de alrededor de diez años. Los adolescentes cortan la caña de azúcar o realizan trabajos artesanales, lo mismo que los niños enviados en stage a Cuba por el MPLA de Angola o por el régimen etíope en los años ochenta. Otros internos de estos campos y cárceles, los homosexuales, han conocido todo tipo de régimen pe­nitenciario: a los trabajos forzados y a la UMAP siguen el encarcelamiento “clásico” en la cárcel. Algunas veces disponen de un bloque especial en el re­cinto de la prisión, como ocurre en Nueva Cárcel, en La Habana del Este.
2.      El detenido se ve despojado de todos sus derechos y sometido e integra­do en un “plan de rehabilitación” que supuestamente le prepara para su reinserción en la sociedad socialista. Este plan comprende tres fases: a la primera se la llama “período de máxima seguridad” y se desarrolla en la cárcel; la se­gunda, de “media seguridad”, tiene lugar en una granja; la tercera, llamada de “seguridad mínima”, se efectúa en un «frente abierto».
3.      Los detenidos en “curso de plan” llevaban el uniforme azul, igual que los comunes. De hecho, el régimen ha intentado con este procedimiento confun­dir a presos políticos y comunes.
4.      A los políticos que rechazaban el plan se les imponía el uniforme amarillo del ejército de Batista, una vejación insoporta­ble para los numerosos presos por delitos de opinión procedentes de las filas de la lucha contra Batista. Estos detenidos “indisciplinados”, contrarios al plan (plantado), rechazaban enérgicamente ambos uniformes. En ocasiones, las autoridades los dejaban años enteros vestidos con un simple calzón —de ahí el apodo de calzoncillos que se les daba— y no recibían ninguna visita.
5.      Huberto Matos, que fue uno de los plantados, declaró: “Viví varios meses sin uniforme y sin recibir visitas. Estuve incomunicado sencillamente porque me negué a someterme a la arbitrariedad de las autoridades. (...) Preferí resistir desnudo, en medio de otros presos también desnudos, en una promiscuidad difícilmente soportable”.
6.      El paso de una fase a otra depende de la decisión de un “oficial reeducador”. En general, quieren imponer la resignación a través del agotamiento físi­co y moral del detenido en fase de reeducación.
7.      Campo de prueba de los comunismos: América Latina. Carlos Franqui, antiguo funcionario del régimen, analizaba así el espíritu de este sistema: “El opositor es un enfermo y el policía su médico. El preso quedará libre cuando inspire con­fianza al policía. Si no acepta la "cura", el tiempo no cuenta”.
8.      Las penas más pesadas se purgan en la cárcel. La Cabaña, que dejó de funcionar en 1974, contaba con un bloque especial reservado a los presos civiles (la zona 2) y otro para los militares (la zona 1). La zona 2 se llenó rápida­mente con más de 1.000 hombres, repartidos en galerías de treinta metros de largo por seis de ancho. Existían además cárceles dependientes del Gil, la po­licía política.
9.      Los condenados a penas leves, entre tres y siete años, eran destinados a frentes o granjas. La granja, una innovación castrista, está formada por barra­cas confiadas a guardias del ministerio del Interior con permiso para disparar contra cualquier persona a la que vean que intenta escapar. El edificio está rodeado de varias alambradas y miradores y tiene la apariencia de un campo de trabajo correccional soviético. Algunas granjas podían alojar de cinco a siete presos. Las condiciones de detención son espantosas: de doce a quince horas de trabajo al día sometidos a la prepotencia de los guardianes, que no vacilan en golpear con la bayoneta a los detenidos para acelerar el ritmo de trabajo.
10.  En cuanto al “frente abierto”, se trata de una obra donde el preso debe residir, generalmente bajo mando militar. Se trata siempre de obras de cons­trucción con un número de detenidos que va de cincuenta al centenar, a veces 200 si la obra es importante. Los detenidos de las granjas, ya sean políticos o comunes, producen elementos prefabricados que ensamblan después los de los frentes abiertos. El detenido de un frente abierto dispone de tres días de per­miso a finales de cada mes. Según varios testimonios, la alimentación no es tan mala como en los campos. Cada frente es independiente, lo cual permite una gestión más fácil de los detenidos al evitar una concentración excesiva de presos políticos, que podrían crear focos de disidencia.
11.  Este tipo de sistema presenta un interés económico incontestable de lo que es buena prueba la movilización de todos los presos para cortar la caña de azúcar, la zafra. El responsable de las cárceles en Oriente, al sur de la isla, Papito Struch, declaraba en 1974: “Los presos constituyen la principal fuerza de trabajo de la isla”. En 1974, el valor del trabajo realizado representaba más de trescientos ochenta y cuatro millones de dólares. Los organismos del Estado pueden recurrir a los prisioneros. Así, el 60% de los empleados en las obras del Desarrollo de Obras Sociales y Agrícolas (DESA) son detenidos. Los presos trabajan en decenas de granjas en Los Valles de Picadura, que conforman el escaparate de los logros de la reeducación a través del trabajo.
12.  Alfredo Carrión fue abatido a quemarropa por un guardián conocido con el nombre de Ja­güey Grande por haber intentado evadirse de la Granja Melena.
13.  El semanario gubernamental Bohemia reconoció en abril de 1973 “el uso de prisioneros contrarrevolucionarios en tareas de interés público”. ¿Alguna semejanza y/o copia al carbón?...  Sin Comentarios…

Caracas, 13/08/2014.-

NMC/nmc.-