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viernes, 24 de julio de 2015

EDUCACION DEMOCRATICA Y LA ENSEÑANZA SOCIALISTA. Por: Cèsar Guillèn Citterio. Movimiento Laborista.


EDUCACION DEMOCRATICA Y LA ENSEÑANZA SOCIALISTA.


Por: Cèsar Guillèn Citterio. 
Movimiento Laborista. 

Enseñen y tendrán quien sepa, eduquen y tendrán ¡quien haga!   Simón Rodríguez

¡Todo el mundo desea saber, pero nadie quiere pagar el precio de estudiar!

La historia ha demostrado que la enseñanza en el sistema socialista se reduce a un catálogo de instrucciones, tendientes a reforzar unos principios muy simples que se tienen por ciertos para una minoría elementalmente instruida y cuyo único interés no es educarla sino adoctrinarla.

Como todo pensamiento radical, es estático, tiene una sola idea y un solo fin. Por lo que el análisis interpretativo de la dinámica social se reduce a un decálogo de prácticas para condicionar una conducta y un comportamiento ya preconcebidos. Desestima la historia verdadera y la sustituye por fetiches e imágenes. Fabrica iconos cuasi religiosos que apaciguan el carácter místico de sus seguidores.

La educación democrática, muy por el contario es libre en toda su extensión. Es también dinámica y evolutiva por lo que se enriquece constantemente con los cambios propios que experimenta la humanidad. Es esencialmente tolerante, pues ella misma alberga a todas aquellas ideas que le son contrarias e inclusive les permite expresarse.

En un sistema democrático verdadero la ilustración pública es un objeto sagrado para sus instituciones. Educar a un hombre mental y no moralmente es una amenaza en ciernes, pues la calidad nunca es accidental ya que ella es el resultado de la inteligencia.

La colectivización de la enseñanza en la revolución chavista, se demuestra con la inclusión de casi el 90% de bachilleres especiales de tan solo 2 años de estudio (Misión Ribas) en la Universidad central de Venezuela por tan solo un 10% de bachilleres de la educación formal y reglamentaria.

La selección no fue con base a sus aptitudes académicas, sino a elementos políticos tales como: Afinidad ideológica, condición social y actividades proselitistas a favor del régimen. Un enorme daño a esa juventud, más confundida y alienada que defensora de esta revolución.

Desgraciado el joven que se limite a alabar servilmente las ideas y las formas que han sesgado su libertad de pensamiento y su porvenir.

Es un compromiso de los hombres responsables de la educación en la etapa de la transición que está por venir, revisarla profundamente, redefinir el casi modelo litúrgico de nuestra historia, cuyo rígido esplendor ha querido compensar nuestras carencias sociales y civiles.

No somos la continuación de nuestros aborígenes, somos una mezcla forjada desde los tiempos coloniales. Lo épico y lo bélico por analogía solo potencian la admiración casi que hipnótica por los hombres de uniforme. Son muy pocas las virtudes que se enseñan sobre nuestros héroes civiles