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sábado, 24 de octubre de 2015

EL COMUNISMO, RAICES DE UN FRACASO. (6) Por: César Guillén Citterio




César Guillén Citterio

EL COMUNISMO, RAICES DE UN FRACASO. (6)

La revolución francesa, es el primer intento políticamente concreto del hombre de ensayar una nueva forma de conducir a las sociedades, aplicando los principios que se tenían por ciertos y que resolverían para siempre esos males sociales que le habían perturbado desde siempre. No fue así.

A la cabeza de ellos marchó aquel hombre de una inteligencia extraordinaria como lo fue Maximiliano Robespierre, este era un ser excepcional pero con las mismas debilidades de cualquier ser humano.

Va a convertir aquel acto de justicia, en un modelo de terror, de improvisación, de abuso de autoridad y de un innecesario baño de sangre, que degenerará en un modelo igual o peor que la del derrocado antiguo régimen. (Esto se repetirá en todas las revoluciones comunistas venideras)  

Este primer intento de igualdad y justicia social, termina desmoronándose desde sus entrañas mismas, sin que ningún factor externo participe directamente en ello. Terminará siendo carcomido por los más conocidos y antiguos enemigos de la naturaleza humana, y que no conocen raza, ideología, credo o condición social: El egoísmo, la ambición y el afán del poder.

Estos enemigos internos del ser humano, aparecerán de nuevo en nuestra historia tantas veces salgan los predestinados a hablar de la igualdad, de la justicia social y de la libertad. Aparecerán cada vez que la forma pendulante que tiene la vida política de las sociedades como es la de ir y venir, no se detenga tras agotarse el modelo político de turno.

Al final de cuentas, el papel histórico concreto de la revolución francesa, fue el de asegurar, por la destrucción del sistema económico feudal, la transición hacia la sociedad capitalista, ya que en lo político solo engendró la dictadura totalitaria de Napoleón Bonaparte. Nada más.

"Adhuc Stantes"