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domingo, 8 de noviembre de 2015

EL COMUNISMO, RAICES DE UN FRACASO (10) Por: César Guillén Citterio.




César Guillén Citterio

EL COMUNISMO, RAICES DE UN FRACASO.  (10)

La idea básica del comunismo, es la “igualdad del hombre en su totalidad” Los atenienses desde la antigüedad, afirmaban acertadamente que somos iguales solo ante las leyes. El igualitarismo conduce a soluciones desastrosas. El “igual trabajo, igual salario”, sin importar la calidad y la cantidad, fue la causa de la debacle económica de la Unión Soviética y de la china de Mao. La historia lo ha registrado.

La otra premisa era la de “la lucha de clases” y se basa en que la historia de la humanidad esta cimentada en ellas. El desarrollo histórico fue producto de las confrontaciones, antagonismos y guerras cuyas razones están profundamente ligadas a las necesidades y a la ambición, no a la lucha de las clases. Marx y Engels al concluir que el socialismo y el comunismo son etapas históricas de esas luchas, erróneamente asumen un desarrollo de la Humanidad  a partir de su particular interpretación.

El “Materialismo histórico”, otro de sus fundamentos: “No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario es el ser social lo que determina su conciencia”. Marx al decir que el individuo no es responsable  de su historia, recurre a igualarnos a todos y subordina a la persona al resto, negando el papel del individuo y evade la responsabilidad individual frente a la sociedad. Por ende niega el liderazgo que es su condición natural. Tales contradicciones la vemos en la historia de los propios líderes comunistas: Ególatras, individualistas, autoritarios, nada sociales ni mucho menos democráticos.

La última consideración es la llamada “contradicción Capital-Trabajo”. El capital existe desde que existe el trabajo, el capital es dinero acumulado. El capital y el trabajo conforman una dualidad complementaria no contradictoria, pues uno necesita del otro. Es la visión particular del inicio de la revolución industrial que presencia Marx. Diferentes a las modernas condiciones de trabajo del capitalismo actual, mejores a las condiciones casi esclavas de las empresas bajo el régimen comunista.