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martes, 19 de abril de 2016

F.A.N., UNA VISIÓN RETROSPECTIVA Y ACTUAL. Por: Jesús R. Malaver V. OPINIÓN.


OPINIÓN 


F.A.N., UNA VISIÓN RETROSPECTIVA Y ACTUAL

Por: Jesús R. Malaver V.

     La retrospección incluye solo la evolución de las Fuerzas Armadas Nacionales, en el plano de la influencia política de las mismas, en la denominada era democrática venezolana, que arranca con el gobierno de Rómulo Betancourt. La anterior a esta, fue una etapa plagada por la imperancia de regímenes dictatoriales de corte militarista, hasta el 13 de febrero de 1959. La nueva tendencia de lo militar bajo la ´´democracia representativa, responsable y alternativa´´, era según la Carta Magna del 61, en su artículo 132...´´Las Fuerzas Armadas Nacionales forman una institución APOLITICA, obediente y no deliberante, organizada por el Estado para asegurar la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución y a las leyes, cuyo acatamiento estará siempre por encima de cualquier otra obligación. Las Fuerzas Armadas Nacionales estarán al servicio de la República, y en ningún caso al de una persona o parcialidad política´´. No obstante, con flamante representación constitucional, a pocos años de la democracia, las ansias políticas, de desobediencia y deliberancia conducen a un sector militar, a rebelarse por primera vez,  cuando en la apacible ciudad de Barcelona, capital del Estado Anzoátegui, el 26 de junio de 1961, un grupo de militares alzados en el Cuartel Pedro María Freites hace armas contra el gobierno, acción esta no muy clara en la historia, etiquetado como el ´´Barcelonazo´´, y neutralizado a la inmediatez por tropas del Ejército leales a Betancourt. El segundo intento de sublevación militar, más organizado y contundente contra el régimen de Betancourt, grupo comprometido con  ideología izquierdista, fue aquel llevado a cabo un 4 de mayo de 1962, en una base naval de la ciudad de Carúpano, en el oriente de Venezuela, con la participación en su mayoría de oficiales medios y tropas, que fueron inmediatamente aplacados por los contingentes leales al gobierno en ejercicio. Muchos fueron los fallecidos de ambos bandos, heridos, detenidos, encarcelados y destituidos de sus profesiones. Igualmente varios de los líderes y seguidores militares, se incorporaron al beligerante ejército guerrillero que hacía armas contra las políticas de Betancourt. Muy cercano al ´´Carupanazo´´, de nuevo el interés político-militar, se ve plasmado en una violenta sublevación, -la tercera- ocurrida en junio de 1962, esta vez en la ciudad costera central de Puerto Cabello, donde tropas combinadas de las Fuerzas Armadas y civiles, toman la población, con la intención de derrocar al gobierno vigente. Nuevamente fracasan en su propósito, y la asonada conocida como el ´´Porteñazo´´, se convierte en un baño de sangre con cientos de muertos, incluidos militares y civiles. El movimiento era patrocinado por fuerzas vinculadas a partidos y organizaciones guerrilleras de izquierda. En vista de esta ´´penetración´´ de las Fuerzas Armadas, por factores políticos parciales del socialismo y el comunismo, estas son sometidas a un proceso de depuración de elementos vinculados de una u otra forma, con ideas subversivas.

     Durante la década de los años 60, la espiral de violencia política, conduce a los gobiernos de turno, a enfrentar las guerrillas utilizando todas las fuerzas militares  -Ejército, Armada y Aérea-, lo que lleva a una derrota contundente de las fuerzas subversivas, y a un lamentable saldo de muertos de ambos bandos. Se cometieron crímenes de lesa humanidad, violaciones de los derechos humanos, que comprometían gravemente al estamento militar, entrenado para tales fines en escuelas extranjeras especializadas en guerra antisubversiva. Las Fuerzas Armadas comienzan a ser influidas y controladas por el poder político, donde los Ministros de la Defensa eran escogidos y nombrados por sus simpatías con el régimen, así como el Alto Mando Militar y otras autoridades en las diversas fuerzas, violándose con ello la Constitución y otras leyes de la República. Ciertos militares, incluidos Ministros de la Defensa,  comienzan a involucrarse en hechos de corrupción administrativa, que escandalizaron al país, con recordados  casos como el de la Chatarra Militar, las Fragatas Italianas, Misiles, Aviones G-222, Lanchas Anfibias, Lanchas Patrulleras, y otros que condujeron al exilio a varios uniformados de alto y medio rango. La política de los gobiernos de AD-COPEI, involucran a militares en sus asuntos personales, familiares, políticos, administrativos, etc., exponiendo a la institución al desprestigio público nacional e internacional.

     Durante los hechos conocidos como el ´´Caracazo´´, en febrero de 1989, el gobierno de CAP, ordena a su Ministro de la Defensa para el momento, Gral. Ítalo del Valle Alliegro, intervenir en los sucesos, produciéndose una masacre de civiles. En los hechos, varios militares resultaron muertos, entre ellos el Capitán del Ejército Luis Felipe Acosta Carles, en una incursión represiva contra sectores populares de la parroquia El Valle. En fecha 4 de febrero de 1992, un alzamiento militar contra el régimen de Carlos Andrés Pérez, dirigido por tropas del Ejército, liderizadas por el Teniente Coronel Hugo Chávez y otros, a nombre del MBR-200, son derrotados y detenidos por efectivos leales al gobierno vigente. Cientos de militares de ambos bandos son muertos, así como cientos de heridos. Estos hechos se repiten nueve meses después, exactamente el 27 de noviembre de 1992, cuando tropas combinadas del Ejército y la Aviación, así como de civiles, se alzan nuevamente, siendo   derrotados por los militares leales al gobierno. Varios son detenidos, otros escaparon al exilio, cientos asesinados y heridos entre militares y civiles. El famoso artículo 132 de la Constitución era nuevamente violado flagrantemente. También los militares involucrados directa y evidentemente en acciones de corte político, aunque en el Título I, Capítulo 1, Sección I, Disposiciones Generales, de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas Nacionales, del 26-9-1983, el Artículo 6, rezaba textualmente así: ´´El personal militar de todos los grados y categorías en situación de actividad o disponibilidad, según el caso, no podrá tener participación DIRECTA NI INDIRECTA EN LA POLITICA, ni ejercer ningún derecho político. Igual prohibición regirá para los que estén movilizados para fines de instrucción o en situación de emergencia´´. Mientras que el Artículo 7 decía...´´El militar con mando efectivo no podrá ejercer al mismo tiempo, cargo POLITICO o administrativo en el orden civil´´. Unas cosas decían las leyes y otra era la conducta de políticos y militares. Los militares de las dos asonadas del 92 son encarcelados por espacio de dos años, siendo absueltos por el gobierno de Caldera II, cuando las ordenanzas legales del país prescribían otras sanciones/decisiones, para este tipo de delitos militares. A lo largo de la historia castrense venezolana en la era democrática, en los cuarteles existían problemas naturales y lógicos inherentes a la institución. Uno de los que más molestaba siempre, era el relativo a los ascensos, que muchos consideraban, era discriminatorios, y tenían un marcado tinte político, cuando eran seleccionados militares simpatizantes del gobierno y partido, para cargos de dirección, administrativos y oficiales, que no dejaban de ser discutidos y aprobados por las autoridades cívico-políticas de los gobiernos de turno.

     A través del indulto presidencial del Presidente Caldera, del año 1994, los llamados militares golpistas del 92, salen a las calles a hacer política pura, en organizaciones como el MBR-200, luego convertido en el MVR, alzándose con el triunfo en diciembre del 98, cuando el militar que dirigió la otrora insurrección, alcanzaba la primera magistratura nacional. Echada por tierra la Carta Magna del 61, y aprobada la del 99, le dedican a lo militar en el Capítulo III De La Fuerza Armada Nacional en el  articulo 328 lo siguiente: ´´La Fuerza Armada Nacional   constituye una institución esencialmente profesional, SIN MILITANCIA POLITICA, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación.....En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad POLITICA alguna.....´´ Cuando en las administraciones anteriores los militares no tenían derecho al sufragio, el novedoso régimen les crea el Artículo 330...´´Los o las integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político´´. De nuevo las leyes por un lado y la conducta militar por el otro. La demostración de que el gobierno denominado como ´´Quinta República´´, es un proceso de corte militar, no le deja dudas a nadie. Y que esta generación de militares, nacidos, criados y desarrollados en los que ellos llaman la ´´Cuarta República´´, están comprometidos hiperpolíticamente en la actual coyuntura de hace 17 años, tampoco les deja dudas a nadie. Estamos en presencia de una nítida, puntual y flagrante violación de su propia constitución y otras legislaciones. La beligerante oposición contra este gobierno, registra en los anales, los acontecimientos del 11 de abril de 2002, por todos conocida, sin un disparo militar, ni bajas significativas en el sector castrense. Dos días después son repuestos al poder. Nunca en la historia militar de Venezuela, esta fuerza había gozado de tanto desprestigio, y de tan exagerada identificación, militancia y activismo político, alta presencia en cargos y funciones gubernamentales,  al extremo de que diversas investigaciones periodísticas y de instituciones nacionales reconocidas, nos hablan de un estamento con una de las peores imágenes en el tinglado de la infraestructura pública. Los militares desde hace más de década y media, vienen siendo acusados de graves hechos de corrupción administrativa, de violación de los Derechos Humanos, de participación en delitos comunes, de traición a la patria, de discriminación hacia el resto de sus colegas, de mal ejemplo nacional e internacional, de parcialidad político-partidista, de privilegismo, nepotismo, y otros etcéteras. Las FAN, a pesar de sus problemas internos, inherentes a todo grupo humano e institucional, era una fuerza de respeto, que infundía seguridad nacional. Hoy en día es objetivo inclemente de una delincuencia desbordada, que no le importa rango militar para asesinar. Triste y lamentable es ver la cronología cotidiana donde las cifras criminales nos indican una preocupante baja de efectivos de las Fuerzas Armadas, en todas sus modalidades militares. Eso en los gobiernos del Pacto de Punto Fijo, era prohibitivo para la delincuencia de esa etapa, por las contundentes consecuencias que ello traía para aquel que atentara contra la vida de un militar.  Es indubitable que la política infectó, contagió  a parte de una institución que debe ser modelo positivo, para la nación y el mundo. Es el momento de rescatarla, e impedir su total destrucción. Aun estamos a tiempo. Debemos reconstruir una nueva Fuerza Armada, de supremacía institucional, que sea garante de un gobierno decente, de gente decente, de una sociedad y un  país decente.  

Jesus Malaverkanter53@hotmail.com


IMAGEN SUPERIOR: Por cortesía de: La Prédica Castro Comunista en Venezuela