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martes, 16 de agosto de 2016

Mi respuesta al general Miguel Rodríguez Torres. Por: Fernando Ochoa Antich @FOchoaAntich


Mi respuesta al general Miguel Rodríguez Torres

Fernando Ochoa Antich

Señor general:

 Escuché la entrevista que el pasado 7 de agosto le hizo Germán Ferrer en Globovisión. Consideré interesantes y hasta rescatables algunos de sus conceptos sobre el gravísimo problema de la Seguridad Pública; pero, difiero totalmente de sus opiniones sobre otros aspectos de la vida nacional. Es inaceptable que usted le diga “al país que no le conviene el referendo revocatorio. En un supuesto escenario en que la oposición sea gobierno, el país entraría en unos niveles de ingobernabilidad, porque el chavismo sería oposición y la gente tiene la expectativa de que ese gobierno obtendría resultados rápidos”. Entiendo que para usted es preferible continuar en el caos y la represión. De inmediato usted se refirió al 4 de Febrero y mantuvo que “actualmente hay problemas que siguen vigentes en el país, iguales a las motivaciones que tuvo ese grupo de oficiales que nos condujeron a insurgir. Hay un documento que escribimos, estando en la cárcel, que planteaba las razones por las cuales lo habíamos hecho. Una de ellas es la corrupción. Yo dije en un programa en Globovisión que por qué no tomábamos la lista de CADIVI, la publicamos, y hacíamos lo posible para que caiga quien tenga que caer”…

Analicemos el concepto que usted tiene sobre el referendo revocatorio. Es absolutamente falso que un gobierno que surja después de esa consulta popular no pueda gobernar. Por principio tendrá un gran apoyo nacional y legitimidad. Nuestra historia es un ejemplo de gobiernos surgidos en medio de grandes crisis políticas. La Junta Revolucionaria de Gobierno que sustituyó al régimen andino, la Junta Militar de Gobierno que reemplazó a Rómulo Gallegos y la Junta de Gobierno que derrocó a Marcos Pérez Jiménez, lograron resolver las difíciles situaciones que debieron enfrentar, sin mayores dificultades. Es verdad, que en esas delicadas circunstancias, Venezuela no vivía una situación tan grave como la actual, pero usted sabe muy bien, que cualquier gobierno lo haría mejor que el de Maduro. Usted debe conocer que los gobiernos totalitarios acostumbran a infligir a los pueblos hambre, muerte, y represión. Lo hizo la Rusia de Stalin, la China de Mao y la Cuba de Fidel. ¿Usted estaría dispuesto a apoyar a Maduro para que él continúe sometiendo a nuestro pueblo a todas las penurias que sufre? Responda, pero antes reflexione sobre la inmensa responsabilidad que tendría que asumir la Fuerza Armada Nacional.

La única manera que existe para poder enfrentar con éxito la quiebra generalizada de Venezuela es lograr obtener suficientes recursos económicos. Usted debe saber lo que públicamente han mantenido brillantes economistas como Ricardo Hausmann, Pedro Palma y Moisés Naim, entre otros, referidas a la necesidad de obtener cerca de cien mil millones de dólares para superar la muy grave situación económica de este año, pero le recuerdo que ellos también han afirmado que en los años posteriores se podría necesitar hasta trescientos mil millones de dólares, obtenidos con intereses bajos y plazos muertos, del Fondo Monetario Internacional. El gobierno de Nicolás Maduro, u otro de igual ideología, sería incapaz de realizar esa negociación. Al contrario, un gobierno democrático podría negociar con gran eficiencia ya que tendría suficiente credibilidad y la capacidad técnica requerida para poder dar una respuesta creíble a las exigencias de dicho Fondo. Reflexione y comprométase con nuestro pueblo a exigir al régimen de Maduro la realización del referendo revocatorio durante este año. Eso es lo que aspira la mayoría de los venezolanos incluyendo a numerosos chavistas.     

Me voy a referir ahora a lo que afirmó sobre el 4 de Febrero. Usted tiene razón. En este momento existen causas   suficientes para que la Fuerza Armada tome la decisión de presionar para que se encuentre una solución política a la inmanejable crisis nacional. Sin lugar a dudas, esa posible solución obligaría a la Fuerza Armada a tratar de convencer al presidente Maduro de que el destino de Venezuela exige su renuncia o realizar este año el referendo revocatorio. En caso de que no aceptara ninguna de las dos alternativas posibles, sin entender que su negativa constituye una violación flagrante de la Constitución Nacional, que comprometería la legalidad de su gobierno y agravaría la crisis nacional y la credibilidad internacional de nuestro país, la Fuerza Armada se vería obligada a intervenir militarmente para rescatar a Venezuela de su actual tragedia. En estos tiempos no puede existir, como tampoco podía haberlo en 1992, un gobierno de la Fuerza Armada. Ante esta realidad, el único camino posible, después de establecer las medidas de orden público necesarias, sería entregarle el poder a la Asamblea Nacional para que ella, depositaria de la soberanía nacional, forme un gobierno con suficiente legitimidad.

No puedo dejar de referirme a los acontecimientos del 4 de febrero de 1992. No es verdad, y no ha sido demostrado, que en el segundo gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez hubo una gran corrupción. Puedo dar fe, y usted me conoce, que en el gabinete ministerial de ese tiempo hubo una total honestidad en el manejo de los dineros públicos. Precisamente, esa realidad permitió que el nivel de corrupción fuera muy bajo. Al contrario, los gobiernos de Chávez y Maduro se han caracterizado por innumerables escándalos de corrupción, en los cuales ellos han tenido responsabilidad personal. Ahora me voy a referir a la inaceptable actuación del teniente coronel  Hugo Chávez ese día. Usted conoce perfectamente bien que en la orden de operaciones del alzamiento, yo la leí en los días posteriores al golpe, se establecía que el batallón Briceño, comandado por Hugo Chávez, debía atacar Miraflores en apoyo del batallón Ayala. De manera inexplicable, evadió su responsabilidad. Decidió dirigirse al Museo Militar en donde permaneció inactivo viendo combatir a sus subalternos en las puertas del Palacio Presidencial. En
conclusión, el teniente coronel Chávez violó, sin justificación alguna, la Constitución Nacional, traicionó a sus superiores y a sus subalternos que combatían bajo su mando. Esa es la verdad. Definitivamente, no merece de parte de ustedes, y mucho menos de la Fuerza Armada Nacional, ninguna admiración.

Caracas, 14 de de agosto de 2016.

fochoaantich@gmail.com