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miércoles, 7 de septiembre de 2016

Una extraordinaria demostración de civismo. Por: Fernando Ochoa Antich


Una extraordinaria demostración de civismo.

Fernando Ochoa Antich

Los venezolanos dieron una extraordinaria demostración de valor y de responsabilidad ciudadana. Cientos de miles de personas acudieron a los sitios de concentración y posteriormente marcharon en absoluto orden a los distintos espacios propuestos por la Mesa de la Unidad Democrática a manifestar su deseo, abrumadoramente mayoritario, de encontrarle una solución pacífica y constitucional a la inmanejable crisis política, económica y social que vive Venezuela. El referendo revocatorio debe realizarse este año. El Consejo Nacional Electoral debe cesar en su absurda manipulación, burlando la voluntad ciudadana, para evitar se produzca una violación flagrante de la Constitución Nacional que nos conduzca a la violencia. Eso deben entenderlo Nicolás Maduro y el general Vladimir Padrino López.  Esa arbitraria conducta, como ha ocurrido históricamente, nos conduciría a una ruptura institucional de consecuencias impredecibles.

Por suerte, durante la marcha pude presenciar un hecho que me demostró que nuestro pueblo mantiene por la Fuerza Armada, a pesar de los graves errores cometidos durante el régimen chavista por los Altos Mandos, cierta consideración y respeto. Un grupo de ciudadanos subieron a la Autopista “Francisco Fajardo” a saludar a los Guardias Nacionales que allí se encontraban. En ese momento la inmensa multitud que estaba reunida en el sitio donde yo estaba en la avenida Río de Janeiro gritaron con gran fuerza: “FUERA”, pero al acercarse los opositores a saludar a los Guardias Nacionales, estos devolvieron el saludo con cordialidad. Las mismas personas que habían gritado en su contra les proporcionaron un sonoro aplauso. Definitivamente, mantener una posición de imparcialidad política y de respeto a la Constitución Nacional es la única vía que le permitiría a la Fuerza Armada Nacional ser un verdadero factor positivo en la solución de la grave crisis nacional y recuperar su disminuido prestigio y credibilidad.


Los hechos dejaron en ridículo a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello. El planteamiento de que la “Toma de Caracas” buscaba repetir las mismas condiciones que provocaron la caída de Hugo Chávez el 11 de abril fueron desmentidas por los hechos. La marcha se desarrolló en paz y armonía. Para colmo, Nicolás Maduro, irresponsablemente, inventó un cuento, durante su intervención en el acto del oficialismo, imposible de creer hasta para un niño. Mantuvo, con absoluto desparpajo, que había sido descubierto un campamento a 500 metros de Miraflores, con un grupo de paramilitares colombianos quienes iban a ser parte de un golpe de Estado, coordinado por algunos diputados de la oposición. Además, le ordenó al general Reverol que presentara las pruebas a nuestro pueblo. Pierden el tiempo. Los venezolanos conocemos perfectamente bien como los cuerpos policiales siembran supuestas pruebas a cualquier persona para implicarla en la comisión de un delito. Los ejemplos más recientes lo constituyen las ilegales detenciones de Yon Goicoechea y de Carlos Melo.

Nicolás Maduro, desesperado como se encuentra ante su incapacidad para gobernar y la certeza de que los venezolanos votarán masivamente en su contra en el referendo revocatorio, ha decidido reprimir a nuestro pueblo utilizando todos los medios a su alcance. La maniobra, planificada por el régimen con asesoría cubana, tiene por objetivo acusar a la oposición democrática de que se encuentra comprometida en un supuesto golpe de Estado, para poder  detener a  Henry Ramos Allup y a un número importante  de los diputados con mayor peso popular de la oposición.  La absurda e inaceptable tesis jurídica de Nicolás Maduro de presentar ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia una solicitud para eliminar la inmunidad parlamentaria a los diputados de la Asamblea Nacional no es posible sustentarla jurídicamente. El artículo 200 de la constitución nacional no requiere ni acepta ninguna interpretación. Su contenido es claro. Un diputado sólo puede ser detenido si es descubierto flagrantemente en la comisión de un delito, obligando a la autoridad correspondiente a detenerlo en su casa e informar al Tribunal Supremo de Justicia de su detención, pero en caso que el Tribunal Supremo de Justicia considere que el delito en cuestión amerita la detención del diputado deberá dirigirse a la Asamblea Nacional que, en plenaria, autorizará el allanamiento de su inmunidad,  detención y enjuiciamiento.

La pregunta que se hacen los venezolanos, desde la noche del 1° de septiembre, es sí la Fuerza Armada Nacional respaldará esa absurda e inconstitucional medida planteada por Nicolás Maduro sin tomar una posición institucional en defensa del Estado de Derecho. El presidente Maduro mantiene solamente, en este momento, la legitimidad de origen proveniente de los dudosos resultados de las elecciones presidenciales del año 2013, ya que carece de la legitimidad de ejercicio en virtud de sus constantes violaciones a la Constitución y los desastrosos resultados de su gobierno. Una acción como la que propone, constituiría un flagrante golpe de Estado, colocando a las demás Instituciones, incluida la Fuerza Armada Nacional, en la posición de tener que desconocer su autoridad o hacerse cómplice de la comisión de un delito. Esta realidad seguramente la conocen el general Vladimir Padrino, el Alto Mando Militar y todos los efectivos de la Fuerza Armada Nacional. Su respeto y acatamiento a las órdenes del Comandante en Jefe están taxativamente regidos por lo pautado en la Constitución Nacional. Recuerden: “Dentro de la Constitución, todo; fuera de la Constitución, nada”…

Caracas, 4 de agosto de 2016.
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich