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viernes, 24 de marzo de 2017

Ese territorio me pertenece. Por: SEBASTIANA BARRÁEZ PÉREZ @SebastianaB #VENEZUELA #COLOMBIA



Ese es el campamento donde están los militares venezolanos.

Ese territorio me pertenece

 

PRESIDENTE. Es el de Colombia Juan Manuel Santos. Envió su artillería pesada contra un campamento de militares venezolanos instalados en una parte del territorio venezolano, que está al otro lado del río Arauca, donde aun hoy no deja de llover incesantemente. Por años Venezuela ha enfrentado problemas limítrofes con Colombia. Se ha pretendido ver que el río Arauca divide a los dos países, como si los ríos no se movieran. Y el Arauca se ha ido arrimando en beneficio de Colombia. Los acuerdos –según los institutos de frontera, que estudian el caso- determinan que no es el cauce del río sino las coordenadas lo que determina la línea fronteriza. Además, ya no se mide con cinta métrica como en el pasado, ahora la tecnología permite determinar dónde están las líneas que separan a un país de otro. El campamento de los militares venezolanos está al otro lado del río, pero las coordenadas indican que esa parte del territorio es venezolana. Colombia tiene interés en establecer que esa parte les pertenece, no solo por razones de territorio sino porque se habría detectado que habría buen petróleo. El sitio donde se ubicaron los militares queda en una de las islas (que son pequeñas), cuyas coordenadas indica que es territorio venezolano. Los colombianos alegan que ellos son los dueños de ese lugar basados en que un lado del río es venezolano y el otro colombiano. Es hora que el ministro de Fronteras, el mayor General Izquierdo Torres haga valer el respeto al territorio y la soberanía.
COLOMBIA. Se apresuró Nelson Pérez, secretario de gobierno del municipio Arauquita (que está ahí mismito, al pasar el río, desde La Victoria al departamento colombiano de Arauca), a denunciar que unos 60 militares venezolanos, al mando del teniente coronel Varela, instalaron un campamento en la vereda Los Pájaros, en el corregimiento Caño Jujú. “Lo hicieron en medio de una platanera y hasta izaron la bandera venezolana”, dijo Pérez. Ricardo Montenegro, director de Soberanía y Fronteras de la Cancillería colombiana, así de rimbombante suena el cargo, fue al lugar a verificar los hechos. Pero si hasta Luis Carlos Villegas, ministro de la Defensa del vecino país envió tropas al lugar, su Fuerza Armada movilizó helicópteros Black Hawk, Tropas de  comando y la Infantería de Marina para tratar de enfrentar a los militares venezolanos. Villegas se comunicó con el ministro Padrino López e informó a la Cancillería colombiana, por lo que María Ángela Holguín corrió a llamar a Delcy Rodríguez. Medios locales colombianos entrevistaron a un campesino quien dijo que “el gobierno venezolano invadió unas islas del territorio colombiano donde hay unos cultivos de plátano”.
HISTORIA. No es el primer incidente. El 31 de enero 2016 el gobierno colombiano denunció que una patrulla fluvial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana entró a territorio colombiano en Arauquita persiguiendo a unos canoeros hasta la orilla colombiana del río Arauca. Allí hubo un intercambio de disparos con la Policía. Arauquita es una zona donde las FARC tienen asentados grupos del Décimo Frente. Incluso en el 2012 once militares colombianos fueron masacrados por la guerrilla en ese municipio.
GUERRILLA.  Si usted toma la carretera que va desde El Piñal (municipio Fernández Feo del Táchira) y sigue hacia El Nula (parroquia San Camilo, municipio Páez del estado Apure), continúa hasta La Victoria (otra población de Páez)  pasando por La Charca, la Selva de San Camilo, entre otros puntos, llegará a El Amparo y luego a Guasdualito. Toda esa carretera de Apure es frontera con Colombia y la divide el río Arauca. La población que habita a lo largo y ancho de esa zona es partícipe o víctima de la guerrilla colombiana. Es territorio guerrillero. Una pequeña parte la controlan las Fuerzas Bolivarianas de Liberación ahora Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FBL-FPLN), otra similar las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que, aún cuando firmaron un acuerdo de paz, no se van de nuestro suelo patrio y la mayor parte la controla el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Si algo comprueba que Colombia ha abusado de la relación con Venezuela, en lo que a la guerrilla se refiere, es porque el incidente en Caño Jujú, y la rapidez con la que actúan demuestra que sí saben lo que sucede en esa parte del territorio y que hemos sido víctimas de su guerrilla por décadas.
POLICÍA. Es la comandancia de la Policía de Barinas, en pleno centro de la ciudad, frente a la Iglesia Corazón de Jesús. Están obligando a los policías a sacarse el carnet de la Patria. Allí está instalada una máquina. No sólo es que la obligación violenta el derecho de los funcionarios a elegir si quieren o no. El colmo es que además los obligan a llevar a sus familiares, con la advertencia que se quedarán sin empleo.

NIÑO. Es Deninson Martínez, el de la foto. Tenía dos años. Murió el mismo día, 3 de marzo 2017, que su papá Albel Josué Martínez Morales (22).  Ellos vivían en barrio 18 de Octubre de la parroquia Santa Rosa, Valencia. El hombre vendía pescado y accesorios para motocicletas. Esa tarde se llevó al niño en la moto para cobrar unos trabajos que había hecho. Llegando al barrio Bella Vista de la parroquia Miguel Peña, empezó lo que los llevaría  a la tragedia. Hay quienes cuentan que Albel le dio la cola a un joven conocido José Javier Barrientos Rojas (23). Funcionarios del CICPC y de policías de Carabobo habrían estado persiguiendo al joven parrillero. Hicieron varios disparos. Ninguno de los testigos dice haber oído a los policías  dar la voz de alto. Lo único que se supo después es que los uniformados estaban buscando recuperar una moto que había sido hurtada. Uno de los tiros que hicieron los funcionarios le dio al niño Deninson. Cuando Albel se percata que su bebé está herido aceleró la marcha e se impactó contra una pared en el barrio Las Flores I. Con el niño en brazos entra a una casa, buscando quien lo auxiliara y tratando de revivir al niño, pero ya era tarde. Albel sale de esa casa alzando al niño muerto. Los funcionarios lo persiguen y él salta una pared abrazando al niño. Ahí habría sido sorprendido por los del CICPC quienes le habrían disparado tres veces, muriendo instantáneamente. En el hecho también murió Barrientos. Los funcionarios comenzaron las experticias del suceso. Afortunadamente llegaron los fiscales 28 de Carabobo José Antonio López y Anny Camejo quienes asumieron el caso, pues se supone que los funcionarios implicados debieron abstenerse de participar en las investigaciones. El Ministerio Público, incluyendo el Fiscal 12 Nacional, imputa a 7 funcionarios del CICPC: Arianni Zambrano, Ronald Palacios, Gilbert Rivas, Omar Peña, Jean Carlos Olavarrieta y Joe Gómez. Además de 3 policarabobo: Nelson Colmenares, Hector Salgado y Yeifer Angélica Negrín. Fueron privados de libertad y se ordenó que fueran enviados a Tocuyito, el centro penitenciario de Carabobo. No se sabe por qué razón permanecen en la subdelegación del CICPC en Los Caobos, Carabobo.

BÉCQUER. Es Gustavo Adolfo, ese maravilloso poeta que un día escribió: “De lo poco de vida que me resta/ diera con gusto los mejores años,/ por saber lo que a otros/ de mí has hablado./ Y esta vida mortal, y de la eterna/ lo que me toque, si me toca algo,/ por saber lo que a solas/ de mí has pensado”.
Última Hora
  • Tres cadetes de la Aviación Militar fueron torturados y asesinados a tiros en el sector Santa Lucía, en los Valles del Tuy, estado Miranda.
  • Detenidos en Barinas dos oficiales de la Aérea Base Buenaventura Vivas del Táchira. Iban en un carro tipo militar con 349 Kg. de cocaína.
  • De luto la FANB por la muerte del general Néstor Ramón Figueroa Martínez, comandante de la 53 Brigada de Infantería de Selva. Murió en las aguas del río Aro en el estado Bolívar.
  • De la sede de los tribunales en San Cristóbal del Táchira, se fugó Ericsson López Rueda, procesado por narcotráfico.
FUENTE: SEBASTIANA SIN SECRETOS

REMISIÓN: Por via WhatsApp G/B (Av) Eduardo Caldera Gómez