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lunes, 21 de mayo de 2018

Venezuela: la protesta silenciosa del #20M Por: José Vicente Carrasquero A. Opinión. Venezuela.




Venezuela: la protesta silenciosa del 20M

José Vicente Carrasquero A.

En Venezuela, cruelmente sometida a una malévola dictadura, se llevó a cabo una puesta en escena que pretendió hacerse pasar por un proceso electoral típico de países democráticos. Los medios de comunicación sometidos a la censura clásica de este tipo de regímenes, no fueron capaces de reflejar lo que realmente estaba pasando en un país que fue testigo de la más importante protesta silenciosa de toda su historia.

A pesar de contar con la peor infraestructura de internet del hemisferio occidental, los venezolano pudieron reflejar a través de las redes sociales que no estaban solos en esta protesta. Miles de vídeos, fotografías y audios circulaban por las redes sociales dando cuenta de centros de votación vacíos durante toda la jornada a lo largo y ancho de país.

Los venezolanos no se sintieron solos en su protesta, a través de las redes sociales que han suplido a los medios tradicionales en la tarea de transmitir información podían desde sus casas ver que un alto volumen de ciudadanos se había plegado de una forma u otra a los distintos llamados a no participar en un proceso que estuvo viciado desde su propia convocatoria.

Hacia el mediodía comenzaron a rodar los audios mediantes los cuales miembros de la maquinaria del partido de gobierno daban cuenta de la baja participación y llamaban a otros partidarios a ir a buscar a los votantes en sus casas y traerlos a los centros de votación. El chantaje, la amenaza con retirarle el beneficio de la miserable bolsa de comida que el gobierno vende como supuesta ayuda a la población fue el principal mecanismo de coacción.

Otros venezolanos fueron a votar por los ofrecimientos de dinero en efectivo y acceso a otros favores de la dictadura solo por el hecho de participar en el proceso que simuló unas elecciones presidenciales. Los puntos rojos, unos aparatos del partido de gobierno para censar a los favorecidos se instalaron muy cerca de los centros de votación a pesar de que la ley prohíbe expresamente el proselitismo el día de los comicios y, más grave aún, a pesar de que acordaron con los otros aspirantes presidenciales no instalar estos dispositivos.

La maquinaria del partido de gobierno sufrió en sí misma los embates de la protesta silenciosa. Muchos puntos rojos no contaban con el personal necesario para operar a pesar de las recompensas económicas ofrecidas. Buena parte de los encargados de llevar gente a votar no asistió tampoco. Lo que reflejaban los vídeos y las imágenes se prolongó a lo largo del día. Centros de votación sin asistencia de electores.

Empresas especializadas como Meganálisis calcularon la no participación en esta farsa electoral en más del 80 porciento. En otras palabras, solo 1 de cada cinco venezolanos participó en el proceso ilegalmente convocado por una írrita e ilegitima asamblea nacional constituyente.

Como era de esperarse en una dictadura en la que la opinión del pueblo vale nada, un corrompido Consejo Nacional Electoral presentó unas cifras que a todas luces no coinciden con la realidad que millones de venezolanos y miles de extranjeros que seguían el proceso desde otros países pudieron apreciar. Las rectoras miembros del partido de gobierno inflaron la cifra de participación a un 48 porciento y dieron unos resultados que favorecían ampliamente a un presidente al que todas las encuestas le señalan niveles de rechazo de 80 porciento, por cierto cifra que coincide con la no participación señalada por organizaciones independientes.

El parapeto puesto en escena este 20 de Mayo contó con la vergonzosa participación de personalidades internacionales que se autodenominaban observadores cuando en realidad la ley venezolana creada por esta clase política los denomina acompañantes y les limita sus ámbitos de acción a eso, a ser meros acompañantes. Una especie de escorts vip que viajan cómodamente y son agasajados por los miembros del partido de gobierno.

Destaca entre estos escorts el ex presidente de gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero quien fue escrachado en un colegio de una zona de clase media cercana a la embajada de España y a la casa del embajador de ese país. En el vídeo que le dio la vuelta al mundo una señora de la tercera edad preguntaba hasta cuándo nos jode Zapatero. En su huída, escoltas trotando al lado del vehículo que lo transportaba recordaron las imágenes de la llegada de Kim Jong-un a la reunión con su homólogo de Corea del Sur. Lamentable que un ex presidente de gobierno de España se preste para ser validador de lo que en realidad fue el más grosero fraude electoral que conoce la historia venezolana.

Los resultados no se hicieron esperar, los gobiernos de Panamá, Chile, Argentina y Estados Unidos anunciaron que no  reconocerían los resultados de estas elecciones. Pudieron ellos ser testigos de unos centros de votación vacíos que llevan a pensar en unos resultados ficticios que se acomodan a las necesidades de auto legitimación del dictador y sus secuaces.

Un detalle que no debemos dejar pasar bajo la mesa es la intervención de la presidente actuante de la írrita asamblea nacional constituyente ordenando que los centros de votación permanecieran abiertos mientras hubiese personas en cola. Este hecho llama la atención en dos sentidos, el primero en que esta señora se abrogó la autoridad electoral quizá por aquello de representar un írrito poder supraconstitucional que, curiosamente se somete a los deseos del dictador y porque los centros electorales seguían vacíos como el resto del día. Es bien sabido que es en estos momentos cuando el corrupto partido de gobierno comienza a introducir votos apropiándose de la identidad de las personas. Circula en las redes un vídeo de una Venezolana que desde Córdoba, Argentina denuncia que usaron su voto.

La pregunta que flota en el ambiente es: ¿qué viene ahora? Lo cierto es que los venezolanos están contando con una acción más contundente de la comunidad internacional. La crisis humanitaria que se vive en Venezuela es de dimensiones colosales y quizás el mejor indicador para tener una idea de su magnitud es el éxodo constante de venezolanos a través de las fronteras con Colombia y Brasil. Mujeres huyen de Venezuela para parir en otros países para así salvar sus vidas y la de sus hijos por nacer. Otros se van para ver si pueden hacer algo de dinero para enviarle a sus familiares que se quedan.

La realidad interna es la de un país en el que se reporta una caída importante del peso corporal, un aumento insólito de enfermedades endémicas previamente erradicadas como la malaria y la tuberculosis, una merma casi absoluta del poder adquisitivo con una inflación que ha aniquilado el salario de los venezolanos, un deterioro de la infraestructura que ha reducido el acceso al agua corriente y que hace que los venezolanos sufran cortes frecuente y prolongados del servicio eléctrico. Todo esto sin mencionar el accionar indiscriminado de un hampa que cobra más de 30 mil vidas  al año por asesinatos que ni siquiera son investigados.

Un pueblo en fase de supervivencia tiene poca capacidad para organizarse en la lucha política. Ese es el juego de la dictadura.
Sin una acción decidida de la comunidad internacional, será muy difícil que el pueblo venezolano se pueda quitar esta rémora de encima. Los Estados Unidos y el Grupo de Lima han mostrado un gran compromiso y han venido tomando medidas contra los capitostes del régimen. Por su parte, la Unión Europea ha sido, en mi opinión, bastante pacata en sus acciones contra el régimen de Maduro. El mismo reino de España, que demuestra una clara intencionalidad de ayudar, no ha tomado medidas contundentes. ¿Es todavía Zapatero el delegado de Rajoy para el asunto venezolano?

En todo caso, el 20 de Mayo ha terminado por desnudar a Maduro en su ausencia de apoyo popular, en su falta de decoro al momento de violar todos los principios y valores de la democracia. Para los venezolanos y muchos gobierno del planeta eso quedó claro. Llegó la hora de tomar medidas conjuntas para restablecer la democracia en Venezuela.

El domingo fue un día de silencio. De un silencio que atormentó a quienes cometieron el fraude, que ridiculizó a los que vinieron del extranjero a refrendar los resultados. Este domingo se rompió la espiral del silencio y quedó en evidencia que los delincuentes en el poder no tienen pueblo, si acaso, unos cuantos rehenes de las dádivas que otorgan con el mayor y corrupto desparpajo.