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miércoles, 15 de agosto de 2018

¿Dónde nos equivocamos? Por: Vicealmirante (ARV) Antonio Pérez-Criollo @AntonioPerezC #Opinión #Venezuela


Antonio Pérez-Criollo

¿Dónde nos equivocamos?

“Hay que renovar los partidos, hay que darle cabida a los nuevos valores, para que ganen la confianza de la comunidad.” Con esta frase termina Rafael Caldera su artículo Reflexiones desde Tinajero del 02 de febrero de 2005. Y esta frase me obliga a recordar tiempos ya idos cuando quien así recomienda no le dio oportunidad a los hoy ya viejos “nuevos valores” de aquella época, actitud que llenó de desconcierto a propios y extraños cuando se cerraron las puertas de la renovación de su partido, al igual de lo que ocurría en las otras organizaciones políticas que controlaban el quehacer nacional.

Hoy vemos con angustia que la situación, con algunas excepciones, no ha cambiado. No se vislumbran en el panorama los “nuevos valores” de hoy. ¿Existen? ¿Están escondidos? O no se les permite abrirse paso. Algunas veces, me he preguntado en soliloquios o en conversaciones con amigos y en reuniones-foros en presencia de personas de diferentes orígenes preocupados todos por la situación del país: ¿Dónde estuvo el error? ¿En dónde nos equivocamos? ¿Por qué hemos llegado a este estado de cosas?

Chávez y compañía no están donde están por generación espontánea sino son consecuencia de algo. El mismo Chávez lo dijo hace algún tiempo: “yo no soy la causa. Yo soy efecto, soy consecuencia...” Y tiene razón. Chávez, a mi criterio, estará donde está actualmente hasta que democrática y constitucionalmente le corresponda, hasta que la conciencia colectiva de nuestro país esté convencida de la necesidad de tomar otros rumbos y se pueda cambiar, repito, democráticamente, el estado de cosas hoy imperante.

Las preguntas que me hago y he hecho tienen que tener respuestas. Las repuestas tendrán que ser producto de reflexiones y análisis autocríticos hechos por quienes en los respectivos ámbitos del quehacer nacional tuvieron, o mejor, tuvimos que ver con la conducción del país. Civiles y Militares. Militares y Civiles. Políticos, Empresarios y Obreros. Dueños de Medios y Periodistas. Colegios Profesionales, Iglesias. Toda la Nación ¿Con qué fin? Pues para que los “nuevos valores” de hoy reciban información de nuestras equivocaciones, de nuestros errores, con el fin de que sobre el resultado, producto de esos análisis, puedan sentar las bases de un nuevo país. De otra manera, a mi criterio, 2021 o más allá será una realidad para quienes puedan sobrevivir hasta entonces.


En lo que me atañe y como contribución al análisis autocrítico propuesto, por haber sido gran parte de mi vida profesional formador de nuevas generaciones, estoy convencido de que los resultados de lo que hicimos no han sido satisfactorios. Aquellas prédicas sobre principios y valores no sentaron raíces. No lo supimos hacer. No logro entender la actitud de algunos de los dirigentes militares actuales. ¿Dónde están esos principios y valores? ¿Dónde están los ejemplos vivientes de rectitud y probidad que tuvieron en sus períodos de formación y desarrollo profesional quienes hoy dirigen las Fuerzas Armadas? ¿Cómo pueden explicar ciertas actitudes de sumisión y aceptación que demuestran ante los asombrados ojos de sus compañeros, subalternos y de la sociedad civil? ¿Cómo se pueden demostrar ciertos niveles de vida no cónsonos con los ingresos lícitos y escasos en que se han convertido los sueldos de los militares si se comparan con los de otros, como por ejemplo los de los Diputados de la AN, los Rectores del CNE, los Magistrados del TSJ? ¿Será acaso que hay “otros” ingresos y esos son sus “valores y principios” de hoy? No vengamos ahora con que antes se veían situaciones parecidas. El fin NO justifica los medios. Esas situaciones las hubo y no las podemos negar, y seguramente allí encontramos una de las razones por las que estamos como estamos. Allí con seguridad somos culpables; unos por acción y otros, la mayoría, por omisión. En algunas ocasiones posiblemente basados en criterios errados de interpretación de la disciplina militar, nos comportamos como el avestruz. En otras nos tapamos las narices para no oler la podredumbre o volteamos la cara para no ver. Aquí es donde creo que hay algunas de las razones de nuestra equivocación, causa raíz de lo que en este aspecto estamos viendo.

Nuestra autocrítica no debe limitarse a lo que he expresado. Faltaría por analizar el sistema de selección y admisión de los aspirantes a los Institutos de Formación Militar. Los procesos de Formación Militar, Profesional y Ciudadana. Los métodos de Control y Evaluación. Otros aspectos.

Si logramos encontrar respuestas lógicas, sensatas, producto de una tormenta de ideas, aunque sean duras y descarnadas, quizás podamos redimir  parcialmente nuestras responsabilidades al dejarle al grueso decente que estoy  convencido aún hay dentro del seno de la Fuerzas Armadas, elementos suficientes para sentar las bases de una Nueva Institución. Sólo así podremos estar en paz con nuestras conciencias.

Invito a los dirigentes políticos, empresariales, obreros, dueños de medios de comunicación, periodistas, banqueros, Iglesias, todos de “ayer”, a dejar de lado sus aspiraciones vitalicias de dirigir a Venezuela y sus Instituciones, y abrir paso a los “nuevos valores” de hoy para que en un futuro, ojalá más cercano que lejano, puedan tomar las riendas del país y dirigirlo por mejores derroteros. Que mañana, cuando sea muy tarde, no tengamos que decir lo que Rafael Caldera recomienda que se haga en su artículo cuando él no lo hizo en su oportunidad.


Vicealmirante A. Pérez-Criollo

Imagen Superior: 

Perfil de Antonio Pérez Criollo por cortesía de Twitter @AntonioPerezC   

VENEZOLANO, Vicealmirante de los de antes, graduado en 1959 en la extinta Escuela Naval de Venezuela, en situación de retiro desde 1989. Ingeniero Mecánico UCV.