PAGINAS Y RECORTES

sábado, 9 de noviembre de 2019

Narración de traslado a Kanarakuni. Por: Cnel (Av.) Jose del Pilar Reyes Prado Anécdota FAV.



Caracas, 22 de Octubre del 2012.

Este hecho que les narro, sucedió en el año 1962, si mal no recuerdo. Era oficial efectivo de la Fuerza Aérea Venezolana, con el grado de Tte, piloto aviador militar; siendo el oficial más antiguo con esa jerarquía, para ese instante, en el Escuadrón T1 del Grupo de transporte numero 6 de la Fuerza Aérea Venezolana; (hoy extinta). Mi nombre es: José del Pilar Reyes Prado, natural de Urumaco, municipio autónomo Urumaco del Estado Falcón, Venezuela. Comienzo, diciéndoles que un viernes, ya no recuerdo la fecha exacta, estando encargado del comando del Escuadrón T1, recibí un radiograma, con la siguientes instrucciones: “sírvase disponer de un avión de esa unidad, para dar apoyo de transporte a la Fundación La Salle, para trasladar personal y carga, a los siguientes lugares en el Estado Bolívar y territorio amazonas respectivamente, dichos lugares son; Cuchime, Kanarakuni y Kakuri; el avión debe estar a las 07:00 horas en el aeropuerto de la Carlota”, (todavía no existía la Base Francisco de Miranda). Tal radiograma, me provocó, cierta inquietud, por lo lacónico y sin mayores explicaciones a cerca de tales sitios, y además, con el encargo de que se hiciera una averiguación en cada lugar, respecto a visitas de aviones de otras nacionalidades; por eso llame a la Tercera División  del Estado Mayor de la Aviación y pregunte quien había, enviado el radiograma y me dijeron, que había sido el para entonces Capitán (Av) (hoy Gral. Bgda. fallecido): Arturo Rivera Fernández y pedí, hablar con él, le pregunte que donde quedaba Cuchime y los demás lugares, es decir si tenía las coordenadas y su respuesta fue: “Entre los pasajeros a trasladar, va una Doctora Ucraniana, que te va a indicar, donde están esos sitios”. Quede estupefacto con esa respuesta y le dije: y como hace el piloto el plan de vuelo y me contesto: “El Piloto eres tú, así que cuando la veas, habla con ella y haz el plan de vuelo, acá en la Carlota;” Le respondí, porque tengo que ser yo, y me respondió: “ Por qué así lo quiere el Comando y esa es tu responsabilidad”. Le respondí, si es en el Amazonas y el Estado Bolívar, el combustible más cercano está en Ciudad Bolívar o en San Fernando de Apure, la respuesta fue: “la orden está dada y el Escuadrón tiene que cumplirla, lo demás esta de tu parte y  colgó el teléfono. Busque en todos los mapas de la Fuerza Aérea Americana, en el tipo conformal de Lamber y no conseguí, ningún lugar con ese nombre, entonces busque el Mapa Shell y el Mapa Creole y le pedí, al Subteniente: Cándido Farías Rodríguez, que me ayudara a buscar los lugares, en los mapas que no eran  de la wac; pero no conseguimos, ningún lugar con esos nombres. Eso me obligo a llamar de nuevo al Capitán Rivera Fernández y se le dijo, que no había mapas con esos nombre y entonces, me respondió que me llamaría más tarde, como a las dos horas, llamó para decirme que Cuchime estaba al Sur, unos 15 minutos de Caicara del Orinoco, pero la Doctora me daría más detalles y el Kanarakuni, me sería indicado, por el Padre de La Salle, llamado Diego, que nos estaba esperando en Cuchime, a su vez,  en Kanarakuni, me darían información de Kakuri, si era que quedaba combustible para llegar hasta allá y volver a la Base El Libertador. Con eso en mente, salimos a las 06:00 horas del Sábado, para la Carlota con el avión 5BT1, que tenia, una pequeña vibración en el motor izquierdo, pero poseía, buenos frenos, lo recuerdo por que el avión, fue escogido, para esa misión, a todas luces medio suicida y llegamos a la Carlota y ordenamos llenar los tanques del avión, 804 galones, repartidos en los dos delantero principales y los dos auxiliares traseros y esperamos, casi hasta las 09:00 horas, por que la bendita Doctora no aparecía, al llegar le pregunte sobre el sitio llamado Cuchime y me dijo: “yo lo se reconocer desde el aire”, de inmediato le respondí:,  el problema es que, tenemos que llegar alto a unos seis o cinco mil pies de altura, para poder ver una buena extensión de terreno y si esta nublado, va estar muy difícil, conseguir el lugar y no tenemos mucho combustible para maniobrar. En fin vamos a ver, que resulta de todo esto y despegamos tomando altura hacia rumbo sureste vía Caicara del Orinoco. Como habíamos previsto el área estaba nublado y eran casi las once y media de la mañana, dimos tres vueltas al área y no se despejaba, en la tercera vuelta, vi un reflejo como de techo de zing y llame a la Doctora y le pregunte que si ese era el lugar y me dijo: Parece, pero no estoy segura, entonces le dije a: Farías vamos a aterrizar y que sea, sino regresamos a Ciudad Bolívar a abastecer de nuevo el avión, se veía una enorme llanura y la aprovechamos toda en una aproximación directa, toda vez que no habíamos divisado ningún obstáculo y parecía que había huellas viejas de otros aviones poniendo ruedas en el lugar. Carreteamos hasta el tinglado y vimos a un cura con su sotana puesta y dijimos: la pegamos, es aquí. Eso era Cuchime y le fijamos las coordenadas, en nuestros mapas, saludamos y preguntamos ¿dónde queda Kanarakuni? y el padre nos dijo: cerquita de acá, nos vamos bajitos por la orilla del Rio. (El Rio era el Caura, pero en esa parte se llamaba o se llama: Santa María del Herebato). Embarcamos toda la carga y la aseguramos y despegamos, rumbo Sur, todo el tiempo sobre el Rio hasta llegar una formación orográfica tipo horse, de casi mil metros de altura, allí era Kanarakuni. Aquel pedazo de suelo, desde arriba, me parecía muy corto, para detener el avión, se divisaba un rio que circundaba el espacio, que parecía disponible para aterrizar, todo se veía verde y parecía estar liso y aparentemente sin obstáculos de ninguna especie, pero desde arriba, es imposible ver la superficie, por si tiene huecos o quebradas, que puedan, no permitir un aterrizaje sin novedad: fluían por mi mente mil apreciaciones: con poco combustible, la aproximación se tenía que hacer en un viraje de 360°, continuos, pues el horse estaba situado en la única cabecera de supuesta pista, para poner las ruedas de la aeronave y debía ser un aterrizaje corto, con lo que llamamos los pilotos, con el avión colgado de los motores a mínima velocidad de sustentación, en ese caso, entre  58 y 60 millas intinerarias, de velocidad, con motor, así lo hice, no sin antes advertir al oficial: copiloto, que también era capitán de nave del aparato que volábamos. Logre colocar el avión exactamente en el borde del rio y empezamos a correr sobre piso, al principio seco y después, descubrí un lodazal, donde se hundía el aparato, por eso una vez dominada la maquina, acelere los motores en un giro máximo, de 180° y logramos sacar el avión hacia el terreno seco, en lo más próximo al borde del rio, la traspiración del cuerpo me mojo totalmente la camisa y la ropa interior y no me podía parar del asiento del piloto, a duras penas y en un máximo esfuerzo lo logre; pero las piernas me temblaban, de modo que casi no podía bajar la escalerilla del avión, ver aquello y considerar que habíamos salido ilesos de tal maniobra, era un milagro, que estuviésemos sanos: avión, tripulación, pasajero y la carga. El padre misionero, me felicito y me dijo, estaba rezando por todos ustedes, es la primera vez que aterriza un avión en este sitio y dudábamos mucho, de que eso ocurriera, mil respuestas acudieron a mi mente: nunca había llegado avión alguno a ese lugar y resonó en mi mente, la misión para la tripulación de investigar, las visitas de aviones extranjeros a los sitios, a donde nos habían mandado. La otra inquietud, era y ahora como salimos de este lugar, ya son las 14:30hrs. Fue entonces que le dije al misionero, que si era posible, que con las herramientas traídas, (Hachas y Machetes), algunos nativos del lugar fueran hasta la parte alta de los árboles y quitaran Algunas ramas; la respuesta fue: “a mundo mijo, para llegar a esos árboles se echan 3 días, desde acá”, hubo explicaciones de él porque, que no quiero mencionar y le dije al Tte. Farías: “tenemos que salir de acá, a como dé lugar, utilizando nuestros conocimientos del avión”, y nos pusimos de acuerdo, para utilizar la potencia y sustentación del avión. Poner motores a full potencia con los frenos puestos, al levantar la cola empezar a corretear para el despegue, consiguiendo de 45 a 60 millas, sacar full flap y forzar el avión , en ascenso, sin que entre en perdida y así lo hicimos, empezando el ascenso con la nariz del avión, más allá de 45°, supongo, y pasamos rozando la cimas de los arboles, para luego, de inmediato, hacer una caída de ala, por la izquierda y picar el avión hacia el cajón del rio: Santa María del Herebato. Conseguimos con la picada 95 millas y  en ascenso, muy poco pronunciado, con mezcla rica, 2.200 RPM y poco a poco superamos el borde derecho del cajón del rio, con 110 millas ascendiendo, rumbo a Ciudad Bolívar, vigilando estrechamente el combustible, que ya habíamos medido, antes del despegue y con 5.000 pies de altura, pusimos, condiciones de vuelo en crucero, eso sí muy atentos al combustible, cambiamos los tanques a los auxiliares y nos reportamos a Bolívar, dándole nuestro estimado de arribo, más allá de las 18:00 hrs y que le dijera a la cisterna de combustible, que no se fuera, que teníamos que abastecer la aeronave. A las 18:15 hrs, aproximadamente, estábamos, poniendo ruedas en la pista del Aeropuerto de Ciudad Bolívar, pero, la gran sorpresa, parquee el avión y en el preciso momento de mirar hacia la cisterna de combustible, el motor izquierdo se apago, me dije a mi mismo, Dios está con nosotros, de verdad, verdad. Le dije al Jefe de Máquina, revisa, por favor los 4 tanques y anota los resultados y abastece el avión, que nos vamos. Seguro estaba que era falta de combustible el haberse Apagado el motor izquierdo por sí solo, en efecto así fue, los resultados anotados por el Jefe de Máquina, fueron: tanque principal y auxiliar izquierdo, totalmente vacios, principal derecho: vacio, auxiliar derecho 6 galones, lo que significaba, 3 minutos más de vuelo y los dos motores se hubiesen apagado en pleno vuelo, posiblemente hubiésemos puesto el avión, sin mayores daños, ya hubiese sido en uno de los playones de la margen derecha del Orinoco, o hubiésemos, puesto el avión de barriga en el lado derecho de la pista de aterrizaje de Ciudad Bolívar. A todas estas, al llegar a Ciudad Bolívar y apearme del Avión, fui a ver quien cargaba un: C-123, que estaba al lado del avión nuestro. Era el Tte. Bastidas Díaz(QEPD) quien, se había acercado y me pregunto: ¿De dónde vienes tu: José del Pilar? Y le dije, parafraseando una Novela de un Escritor Latinoamericano, de donde el Diablo perdió el Poncho, luego agrego, viste lo que traes en el empenaje del tren de aterrizaje, y le respondí: no, voy a eso. Eran: pedazos de bejucos, ramas de hierba y puntas de arboles, que seguro se le habían pegado al avión durante el despegue de Kanarakuni, luego le referí, lo del motor izquierdo, que se había apagado solo y dijo: gracias a Dios que  están vivos y se fue, por que ya estaba oscuro. Mientras llenaban el avión, Farías y yo, fuimos a tomarnos un poco de agua y un café y a comprar galletas de soda, para palear el hambre y traerle al Jefe de Máquina, que se ocupaba de abastecer,  revisar y limpiar el avión por la barriga a ver si había algo de malo. Abastecido el avión prendió el motor izquierdo y no encontró falla alguna, ni afuera ni en los instrumentos del motor y nos dijo, estamos listos, si nos vamos a ir. Era Sábado por la noche y estábamos a unas cuantas millas de un lecho propio para dormir. Le pregunte a Farías, le damos y la respuesta fue, claro vámonos y carreteamos a la cabecera de pista, dándole a la torre de Ciudad Bolívar, nuestro plan de vuelo. Bolívar Base Libertador, para volar a 10.500 pies, se nos autorizo el despegue a las 18:45 aproximadamente. El día no había terminado para nosotros, volando desde las 06:00 hrs y todavía en la noche, echando pala, para regresar a casa. Con todo en regla y ya a la altura de crucero, veía relampaguear la atmosfera a lo lejos y tome el micrófono, llamando a Ciudad Bolívar para anunciarle que pasábamos a control de la Base Sucre, lo cual fue autorizado. Llamamos a Sucre y le informamos de nuestro plan de vuelo con rumbo a Libertador. La repuesta del Centro de Control Militar Sucre, fue: “Recibido militar 5BT1, se le sugiere dirigirse a su alternado Maiquetía, debido a tormenta eléctrica en desarrollo, sobre Valle la Pascua, moviéndose hacia el Norte”. Le respondimos: “Recibido Sucre QSY a Maiquetía. Y continuamos nuestro vuelo en ese largo día, de actividad de vuelo. A las 23:00, estábamos sobre Caracas a 12.500 pies y se lo hicimos saber a Maiquetía, con indicación que pasáramos a Control de Radar, Así lo hicimos y he aquí, otro contratiempo, las instrucciones del Control de Radar, fueron: “Comience su descenso rumbo Norte, 500 pies/minutos hasta alcanzar los 3.000 pies. Así lo hicimos y al realizar, tal maniobra, perdimos contacto visual con la costa de La Guaira, y llamamos a Radar Maiquetía haciendo la observación y la respuesta fue: “Continúe su descenso, por tal razón, debido al cansancio, fatiga del día y solicitando, nuevas instrucciones, me vi obligado a ordenarle al Copiloto, que pasara a la torre y emprendí el regreso a la costa, chequeando, combustible y presencia, posible de tráfico, a nuestro nivel de vuelo: 3.000 pies y todo estaba libre y claro para el retorno, en pierna con el viento, llamamos la torre y pedimos instrucciones para aterrizar en Maiquetía, eran la 01:20 hrs del Domingo, aterrizamos y parqueamos el avión, ir al merecido descanso, de tan larga, fatigosa y accidentada misión. Así concluyo, esta narración; agregando que tuve que hacer doble informe, por escrito, uno por la misión suicida a la que habíamos hecho frente y cumplida y otro a la in-colaboración del Centro de Radar de Maiquetía, quien a su vez envío informe a la FAV, acusándome de no atender las instrucciones que se me habían dado, lo cual fue descalificado y explicado, que había obligado y motivado, la entrada a tráfico y aterrizar con las instrucciones de la Torre, sin esperar, la cancelación de las instrucciones dadas por el operador de Radar, que parecía,  negarnos la entrada al tráfico, en condiciones de vuelo instrumental bastante precarias. De acá, deduzco, que fui, junto con mi tripulación, la primera Aeronave que ponía ruedas en Kanarakuni, lugar, donde posteriormente, a pesar de haber, recomendado que no se enviaran mas aviones al lugar, hasta tanto no se acondicionara una pista adecuada y que se debía enviar tripulaciones altamente entrenadas en aterrizaje y despegue en pistas cortas, Se quedaron para siempre: dos aviones de transporte; un C-123 y un C-47, Creo todavía hay restos de esos aviones en ese lugar.-


Por: Cnel (Av.) Jose del Pilar Reyes Prado 


Douglas C-47


IMAGEN SUPERIOR: Por cortesia de JUAN SILVA PHOTOGRAPHY