PAGINAS Y RECORTES

martes, 26 de mayo de 2020

El miedo. Y ahora ¿quién podrá defendernos? Por: Adolfo Paúl Latorre. Abogado. Opinión. Viña del Mar. Chile.

Imagen

Estimado Sammy:

Muchas gracias por tus comentarios y buenos deseos.

Como no te ubicaba, entre tantos amigos virtuales a quienes no conozco en persona y llamándome la atención tu nombre de pila, pues en Chile no es común, te busqué en Google y ¡oh sorpresa! eres un coronel de la Fuerza Aérea de Venezuela en situación de retiro y un gran patriota; lo que para mi ha sido un enorme agrado. 

Si no recuerdo mal, durante una reunión del "Foro de Buenos Aires por la Justicia, la Concordia y la Libertad”, que se llevó a efecto en el mes de agosto del año 2014, tuve la feliz ocasión de participar en los debates con un compatriota y camarada de armas tuyo: Elías Buchszer, quien seguramente es de tu misma línea y a quien probablemente conoces.

Complementando mi mail anterior, cuyo texto publicaste en LA PROTESTA MILITAR, te cuento que un amigo, comentando mi mail anterior sobre las graves amenazas que se ciernen sobre nuestra patria —en el que omití la sequía—, me dijo: “Todo está claro, excepto el qué hacer. El problema es que ahora no serán las FF.AA. las que nos defienden, después de cómo fueron traicionados sus hombres”.

A mi amigo le respondí con un mail cuyo texto copio a continuación.

Un abrazo.

Adolfo Paúl Latorre


<<Evidentemente las FF.AA. son “gatos escaldados” y evitarán intervenir hasta cuando ello sea absolutamente indispensable; como ultima ratio y teniendo presente que salus populi suprema lex est.  Nuestra historia nos enseña que ellas son las que, en último término, resguardan el orden institucional de la República, su soberanía, su constitución histórica (el conjunto valorativo extranormativo de instituciones y principios que integran la tradición democrática y republicana construida por varias generaciones de chilenos) y salvan de su disolución al Estado-nación.  Si las FF.AA. son fieles a su misión esencial que es la defensa de la patria, nuevamente se verán obligadas a intervenir; y ojalá que lo hagan antes de que sea demasiado tarde, cuando los bolcheviques chilenos ya tengan en sus manos todo el poder…

El problema es que, a mi juicio, la situación actual es peor que la de 1973; época en la que existían unas FF.AA. disciplinadas, con una elevada moral, respetadas por la ciudadanía y cuyos miembros no estaban inhibidos de dispararle a un terrorista porque con ello podrían ser acusados de “violación de derechos humanos”. Ahora, para hacerlo, requerirán que el superior se lo ordene mediante una orden escrita firmada ante notario, con declaración expresa de éste que él asumirá la responsabilidad por las consecuencias derivadas del cumplimiento de tal orden… Evidentemente estoy exagerando, pero lo cierto es que los elementos esenciales de las FF.AA. son dos: las armas y la disciplina. Un grupo de personas que carezca de alguno ellos puede ser cualquier cosa, pero no FF.AA.

Por otra parte, los jóvenes que integran las filas de las instituciones armadas provienen de una sociedad que los ha formado laxos, “merenguitos”; poco dispuestos a la abnegación y al sacrificio y a quienes desde su más tierna infancia se les ha venido hablando de derechos, pero no de deberes y de virtudes morales (siendo el patriotismo una de ellas).

Además de disminuidas moralmente debido a un constante ataque —no solo por sectores de izquierda, sino que también por los de “centroderecha”; incluidos nuestro actual Presidente y sus ministros o subsecretarios tales como Rodrigo Ubilla, Felipe Bulnes y Hernán Larraín— y a una inicua persecución política en sede judicial, me parece que las FF.AA. están disminuidas en cantidad de personal. Desconozco los datos exactos. Según tengo entendido las dotaciones de los buques de la Armada son más reducidas, así como la fuerza efectiva de personal de la Infantería de Marina.

En cambio los revolucionarios “combatientes”, los terroristas, “narcoterroristas" y guerrilleros urbanos y rurales (en la región de la Araucanía) son mayores en cantidad y con mucho mayor poder de fuego que en 1973; considerando las armas que muestran poseer actualmente a lo que habría que sumarle las que el Partido Comunista (o su brazo terrorista, denominado FPMR) tiene guardadas “por si las moscas”.

Si los políticos no llegan a un pacto social que respete el orden institucional vigente, corrigiendo lo que haya que corregir, pero sin tratar de refundar a Chile, podríamos llegar a una situación catastrófica como la ocurrida en 1973; pero con un desastre muchísimo mayor y con muchos miles de muertos. Eso sería si las FF.AA. no se dividen, pues en caso de hacerlo el conflicto se transformaría en una guerra civil que podría ser tan cruenta como la española.

Lamentablemente —como dice Hernán Büchi en una columna publicada el 24 de mayo del año en curso en El Mercurio de Santiago, titulada “Que la esperanza de progreso vuelva a ser posible”— “existe un sector político que percibe que existe una oportunidad para precipitar el fin de lo que estiman es un modelo injusto de sociedad. No tienen más propuestas que las mismas utopías ya fracasadas, pero la posibilidad de alcanzar el poder los embarga… un posible colapso del aparato productivo y la población dependiendo del poder político les facilitarían su sueño de destruir lo existente. No importa el costo frente a la posibilidad de perseguir su utopía”. 

Pero no te preocupes, la que nos defenderá ya se está preparando… Adjunto un artículo de Orlando Sáenz al respecto…>>.

Un abrazo.

Adolfo 

ARTICULO RELACIONADO: