Un grupo de pescadores notó que la red que habían echado al agua pesaba mucho. Llenos de alegría (pues pensaban que estaba repleta de peces), comenzaron a cantar y a bailar, y hasta celebraron una pequeña fiesta.
Pero al recoger la red, vieron con tristeza que no eran peces, sino piedras. Entonces, comenzaron a a lamentarse y a llorar. Sentían rabia, no tanto por las piedras que encontraron en la red, sino por lo que habían esperado encontrar y no encontraron.
Sin embargo, uno de los pescadores, el más viejo de todos, no lloraba, ni maldecía, sino que les dijo:
– Dejad ya la tristeza y el enfado. No sirve de nada. Sabed que la alegría tiene como hermana a la tristeza. Y así como vivimos buenos momentos, también debemos vivir los malos de vez en cuando.
Moraleja: "En la vida, a buenos momentos les siguen malos y a los malos, buenos. Estemos preparados para cuando llegue el momento"
Twitter: @aragonzal
Cumaná, 02-07-2020