Hace algún tiempo conocí a una chica y comencé una relación con ella. Me esforcé al máximo por complacerla y hacerla feliz, pero nada de lo que hacía parecía ser suficiente. A pesar de que me estaba entregando al 100%, no conseguía que esta persona estuviera a gusto. Nunca llegó a sentirse agradecida por todo lo que le entregué. Tenía todo para ser feliz, pero sencillamente, no era feliz. Aquella relación acabó y en uno de los peores momentos de mi vida conocí a otra persona. Con esta otra persona no podía tener la misma disponibilidad. Llegó en mitad de mi caos, y por caos entenderemos únicamente en mi caso, una vida algo desordenada por algunas cosas que escapaban de mi control, pero ella simplemente agradecía mi presencia. Nos faltaban muchas cosas, pero ella se sentía feliz.
Aquel día comprendí que la felicidad de los demás no depende de nosotros. Es decir, no puedes hacer feliz a una persona que está programada para ser infeliz. Creo que hay una expresión que lo define bastante bien: no hay que dar perlas a los cerdos.
La felicidad no depende de terceras personas. Depende de un estado emocional en el que ya habitamos y de nuestra disposición a compartir la felicidad con otras personas. Es decir, las personas deben sentirse felizmente completas, y compartir esa felicidad con otra persona que añada valor a su vida. Una persona solo puede compartir aquello que ya tiene o que le sobra. Si eres una persona alegre y feliz, eso compartirás. Si estás cargado de infelicidad, eso compartirás.
LO SIENTO; POR FAVOR, PERDÓNAME, TE AMO, GRACIAS
SOMOS AMADOS Y APRECIADOS MUCHÍSIMO Y PARA SIEMPRE
NO TENEMOS NADA QUE TEMER
NO HAY NADA QUE PODAMOS HACER MAL
YO SOY HIJO DE DIOS Y POR LO TANTO HEREDERO DE TODAS LAS RIQUEZAS DEL UNIVERSO
Arsenio González
El Negro e' Macha
Cumaná, 07-01-2021
Twitter: @aragonzal