A los 19 años perdí una pierna. En aquel tiempo salía con una chica y estábamos enamorados. De repente, ella se fue al extranjero, alegando que lo hacía para ganar dinero para nosotros. Quería creérmelo, pero entendía que me estaba mintiendo. Un día le dije que quería dejarla, porque era lo mejor para ella. Aproximadamente un mes más tarde, estaba en casa cuando sonó el timbre. Agarré mis muletas, abrí la puerta ¡y allí estaba ella! No tuve tiempo de decir nada cuando recibí una bofetada en la cara, no pude aguantar de pie y me caí. Se sentó a mi lado, me abrazó y me dijo: "Idiota, no te abandoné. Mañana vamos a la clínica, donde te podrás probar tu prótesis. Me fui a ganar dinero para ti. Puedes volver a caminar de nuevo, ¿Entiendes?" En ese momento, sentí un nudo en mi garganta, no podía decir media palabra. La abracé con fuerza y simplemente me eché a llorar.
Cumaná, 11-01-2021
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