PAGINAS Y RECORTES

miércoles, 6 de enero de 2021

Reconciliación sin amnesia. Por: Oswaldo Páez-Pumar. Opinión. Venezuela.

 


Reconciliación sin amnesia

Oswaldo Páez-Pumar

El título está tomado de una de las frases del discurso (por llamarlo de algún modo, como Unamuno calificara el de Millán Astray en la Universidad de Salamanca) de Jorge Rodríguez en el acto de instalación de la “nueva” (también por llamarla de algún modo) asamblea. Estaría desde luego incompleto el título si en el artículo que usted lee, no agregara el complemento contenido en la frase inmediata siguiente del psiquiatra “y perdón sin olvido”. 

Como era de esperarse el discurso está lleno de referencias al pasado que son las que de algún modo deben recibir el trato de perdón sin olvido, que conduciría a la reconciliación, sin que sea necesaria la voz amnesia, que resulta redundante ya que el olvido es el resultado de la amnesia, porque si ésta no está presente el olvido puede ser solo un acto de voluntad para tratar de olvidar, sin que efectivamente desaparezca de la mente lo que se quiere olvidar.  

Lo paradójico, volvemos otra vez con Unamuno a quien la paradoja del grito “Viva la muerte” le resultaba “repelente”, es que lo que se quiere preservar del olvido para que proceda el perdón, es justamente lo que el psiquiatra ha olvidado o pretende que olvidemos presentándonoslo al revés de como ocurrió. 

Nos dijo que “pretendieron acabar con nuestro territorio”  y “pactaron con bandas narco-militares”. Efectivamente así fue como el difunto Chávez pretendió acabar con nuestro territorio cuando lo definió afirmando que “… Venezuela limita al oeste con las FARC”, sin que el gobierno de Colombia les hubiera cedido un espacio por lo que nuestros nuevos vecinos no lo podían ser sino a expensas de nuestro territorio; y como “nunca falta un roto para un descocido” esas FARC eran y siguen siendo bandas “narco-militares”, como también lo es el ELN.

Nos dijo también que Juan Guaidó se robó mil setecientos millones de dólares, pero la “apropiación” de mil millones de dólares que yo recuerdo fue más bien de Chávez y no la llamo robo porque contó con la cooperación del Banco Central de Venezuela, mejor dicho de sus directores que le entregaron para que dispusiera de ellos como a bien quisiera mil millones de dólares (un millardito fue la palabra empleada) y aparte de “invertirlos” en propaganda para sí, para darse a querer, hay también hijas que nunca han tenido necesidad de trabajar para obtener su sustento en estos 20 años. Eran nada menos que las reservas de respaldo al valor del bolívar que pronto perdió tres ceros y lo que antes eran mil bolívares se convirtió en uno y lo que era un millón en mil. Eso sí, tuvo el tupé de llamarlo bolívar fuerte, al que luego su sustituto desde el fondo de su corazón tuvo el super tupé de llamarlo “soberano” convirtiendo no mil sino cien mil en uno y cien millones en mil. Nosotros seguimos sin saber que llevaba su hermanita en ese puño de maletas que dejó en España, aunque sin pisar suelo español según proclama el gobierno de Sánchez, Iglesia y desde luego Zapatero.

Yo creo que por esas paradojas del destino y del lenguaje el psiquiatra lo que quiere y lo que busca es que los demás se olviden y lo perdonen, aunque no siendo la psiquiatría mi especialidad sino la de él, no lo puedo afirmar de modo contundente, porque bien pudiera ser que él piense que lo ha hecho todo bien. Sabemos, por lo que ellos, los comunistas, nos dicen, que la propiedad es un robo. Por lo que es de deducir que cuando ellos se la apoderan no están robando, por aquello de ladrón que roba a un ladrón tiene cien años de perdón, aunque desde la revolución rusa de 1917 ya pasaron los cien años y se les acabó el perdón y no hay prórroga.

Caracas, 6 de enero de 2021

REMISIÓN: 
De: Oswaldo Paez-Pumar <opaezpumar@menpa.com>
Date: mié, 6 de ene. de 2021 a la(s) 12:05
Subject: Sobre el mensaje de jorge rodríguez a la "asamblea" 
J. Oswaldo Páez Pumar

Tel. (58) (212) 909 1611 - 909 1600

opaezpumar@menpa.com

www.menpa.com

 


Queda autorizada su reproducción


DESCARGAR Artículo:  Reconciliación sin amnesia