La visión de la Fuerza Pública en el Exilio.
Los negocios de la usurpación bicéfala, cabalgan sobre el hambre de los Venezolanos.
Por: William Jiménez Gaviria.
El Grupo de Puebla impone la agenda contra viento y marea en Venezuela, desde su propio terreno controlan el tablero político, siendo anfitriones en su casa, hacen de México el coliseo perfecto, para colocar en escena los actores del entretenimiento, con el objetivo de distraer a la opinión pública nacional e internacional, y oxigenar el imperio de la Tiranía, que hoy somete a la sociedad venezolana al hambre y la miseria, este encuentro viene acompañado de los intereses euroasiáticos, que no dan su brazo a torcer, ni están dispuestos a sacrificar la hipoteca que hoy arrastra Venezuela, los compromisos adquiridos por el régimen criminal, han originado una factura que desangra a todo un País, y que sin duda alguna, califica a los verdaderos traidores de la Patria, han llevado a la Nación a la ruina, y se sostienen a través de la corrupción, el tráfico de materiales estratégicos, el tráfico de cocaína a gran escala mundial, tráfico de influencias criminales vinculados al terrorismo, y la destrucción de las democracias en América, e impulsar una forma distinta de dominación contra la Humanidad, edificando el Nuevo Orden Mundial.
http://www.oas.org/oaspage/eng/venezuela/acuerdo052303.htm
No hemos aprendido la lección, de aquel 29 de mayo de 2003, de la llamada mesa de negociación y acuerdos, entre el régimen de Hugo Rafael Chávez Frías y la Oposición, que aún mantenía una credibilidad ante la opinión pública, donde además participó la representación de la Organización de los Estados Americanos (OEA), sin materializar en lo absoluto, las condiciones convenidas entre las partes.
Nuevamente se reúnen los mismos de siempre, con la diferencia que han cambiado las máscaras, el juego de hoy no nos engaña, incluso el tirano no ha mentido, ha dejado firme su posición de mantener el poder a sangre y fuego, y lo que hoy se discute en la Nación Azteca, nos es la salvación de Venezuela, sino todo lo contrario, un convenio de convivencia política, con reparto de espacios de poder local y regional, que implican la adjudicación de gobernaciones y alcaldías, y el plato fuerte a discutir es el canje de prisioneros políticos, a cambio del cese de las sanciones contra los actores del Régimen. En consecuencia se impone el imperio de las divisas, al mejor estilo de Judas Iscariote, que cautiva la debilidad, de quiénes reafirman su compromiso con la cohabitación, la complicidad y el alacranísmo, en detrimento y frustración de la esperanza de nuestros connacionales.
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