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viernes, 29 de octubre de 2021

UN COMANDANTE DIGNO. Por el Vicealmirante Antonio Pérez Criollo, Escuela Naval de Venezuela 1959. Historia. Militar. Venezuela.


UN COMANDANTE DIGNO

Por el Vicealmirante Antonio Pérez Criollo, Escuela Naval de Venezuela 1959

Lo que voy a relatar es historia vivida. Fui testigo de excepción ya que en Junio-Julio de 1963 estuve encargado de la Ayudantía del Comandante General de la Marina, el Contralmirante Ricardo Sosa Ríos. En aquel tiempo yo tenía el grado de Teniente de Fragata, y por razones del honorífico cargo que desempeñaba, tuve acceso a informaciones que en otras circunstancias me estaban vedadas. Hoy, frente a posiciones tomadas por algunos y ante el asombro de muchos de los que hemos ocupado posiciones cimeras en la conducción de las Fuerzas Armadas, y transcurridos casi 30 años de los hechos que voy a narrar, creo que sin pecar de indiscreto debo hacer los comentarios que enaltecen a un verdadero Comandante, digno, pundonoroso, honesto, de recia personalidad y leal a sus principios. Corría el mes de junio de 1963, último año del Gobierno de Don Rómulo Betancourt, cuando el Comandante General de la Marina presenta, de acuerdo a los reglamentos vigentes para ese entonces, las listas de Oficiales propuestos para ascender el 5 de julio de ese año. A los días el Contralmirante Sosa Ríos fue llamado al despacho del Ministro de la Defensa y a su regreso le dictó a su Secretario, Sr. Ramón Ortega Pérez, un Oficio clasificado Secreto donde exponía los motivos por los cuales tres Capitanes de Navío no estaban propuestos para ascender al grado de Contralmirante. En la exposición Sosa hacía hincapié en que lo expresado en la correspondencia oficial era el criterio del Almirantazgo del cual él era el máximo representante por su condición de Comandante General. En estos días, la Oficina del Comandante General fue inundada por infinidad de visitas y llamadas telefónicas de diferentes personalidades del quehacer nacional, Ministros, Senadores, Diputados, Militares de Alta Graduación, a los cuales el Comandante atendía y a algunos de ellos les leía el contenido del Oficio cuya copia reposaba en la caja fuerte donde se guardaba entre otras cosas correspondencia clasificada. Pues bien, en esa oportunidad, año 1963, la posición del Almirantazgo fue respetada y los Oficiales no recomendados no ascendieron. Al año siguiente, 1964, me encontraba ejerciendo funciones como Oficial de Planta en la Escuela Naval de Venezuela y por los acontecimientos acaecidos, supongo que la situación de presiones sobre el Contralmirante Sosa fue al menos similares al año anterior. El hecho es que el Almirante Sosa fue llamado por el Presidente de la República, Dr. Raúl Leoni, para tratar el caso del ascenso de los tres Capitanes de Navío. En esa reunión, presente el Ministro de la Defensa, General Ramón Florencio Gómez y el Dr. Manuel Mantilla, Sosa Ríos expuso y mantuvo su criterio que no era el otro que el que venía expresando desde el año anterior. Trascendió que en medio de la discusión Sosa Ríos fue informado de que incluso a él lo ascenderían a Vicealmirante a lo que con respeto pero también con mucha dignidad y firmeza contestó: "Presidente, muchas gracias pero UN SOL ME ILUMINA, DOS SOLES ME ENCANDILAN Y ME PUEDEN QUEMAR". Por favor disponga Usted de mi cargo". A la salida de Miraflores, periodistas ansiosos lo abordan en busca de información ya que había trascendido a la Opinión Pública la existencia de un Impase y Sosa Ríos sólo se limita a responder "Ni aclaro ni declaro. Estoy a profundidad de periscopio". A los días, Sosa fue sustituido en ceremonia inusual como Comandante General de la Marina. Por cierto que antes de que el Ministro de la Defensa llegase a la sede de la Marina en San Bernardino, un grupo de Oficiales jóvenes estuvieron dispuestos a hacer preso al Ministro a su llegada, pero a requerimiento del mismo Sosa Ríos y de los Almirantes García Landaeta y Benatuil entre otros, la acción no se cumplió. Sosa Ríos, salió por la puerta grande hacia la historia, con la frente muy en alto y con el respeto y la admiración de quienes fuimos sus subalternos; respeto y admiración que aún hoy en día se manifiestan ante la presencia de este Viejo Lobo de Mar que ante todo fue un verdadero Jefe, un verdadero Comandante. Fue un líder. No se dejó obnubilar ni por posiciones ni por el poder. Mantuvo sus criterios en toda circunstancia permaneciendo leal a los principios de la Democracia que había que establecer a toda costa. Y por sobre todo, fue leal a la Fuerza que tuvo el honor de comandar. Su legado fue el ejemplo que lamentablemente no ha sido seguido y por eso exclamo: ¡Cuantos Sosa Ríos nos han hecho y nos hacen falta!.

Nota 1: Este artículo fue publicado en un diario de circulación nacional en marzo 1992 después de la asonada militar comandada por el actual Presidente de la República. Las razones que inspiraron el artículo fueron las declaraciones de un General que había sido Comandante general del Ejército dadas después del 4F cuando afirmó que él había dicho que ese grupo de aventureros formaban una Logia Militar y estaban conspirando desde hacía tiempo pero que no le habían hecho caso. Y yo me preguntaba ¿si fue Comandante General del Ejército por qué no tomó las medidas correctivas contra ese movimiento? Ahora digo: otra hubiera sido la historia de nuestro país si se hubieran tomado medidas oportunas. Días después de la publicación del artículo el referido General me relató que el Presidente CAP no le hizo caso y que le señalaba que él (el General) estaba viendo fantasmas. Estas afirmaciones corroboraron mi apreciación de que un verdadero "jefe" debía actuar como en su oportunidad lo hizo ese gran jefe que fue Ricardo Sosa Ríos

Nota 2: Cuando Sosa Ríos murió sus hijos me solicitaron que pronunciara las palabras de despedida ante los restos de su padre. Las palabras que pronuncié improvisadas fueron básicamente lo que recordaba del artículo escrito en 1992 y algunas de las obras que dejaron marcada su huella en la Armada. Y terminé más o menos así: "Mi Almirante: usted primero cerró su mente y luego sus ojos, quizás por no poder entender y no querer ver lo que está pasando en la Patria y en nuestra querida Armada. Dios quiera que desde el más allá usted pueda ser inspiración para que pronto podamos tener la Armada que siempre soñó."

VA-ARV Antonio Pérez-C.












Antonio Pérez Criollo / Twitter: @AntonioPerezC
VENEZOLANO, Vicealmirante de los de antes, graduado en 1959 en la extinta Escuela Naval de Venezuela, en situación de retiro desde 1989.
Ingeniero Mecánico UCV.

REMISIÓN: Eduardo Caldera Gómez.