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lunes, 6 de diciembre de 2021

EL ISLAM, UNA CONTRACULTURA PARA LAS SOCIEDADES MODERNAS. Diálogo entre nosotros, la gente común. Por: César Guillén Citterio. Opinión. Ciudadanía. Fedepetrol Carabobo. Venezuela.

 

EL ISLAM, UNA CONTRACULTURA PARA LAS SOCIEDADES MODERNAS.

Diálogo entre nosotros, la gente común.

El fenómeno del radicalismo islámico comienza en las escuelas coránicas de los campamentos de refugiados, sus integrantes son jóvenes extraídos de familias pobres e incultas, víctimas de la guerra. Similar reclutamiento sucede por las redes sociales islámicas entre la población no musulmana de los países occidentales. Son personas que con problemas existenciales son atraídos por las promesas de redención divina ante ese “perverso occidente” causante de sus depresiones y de sus males.

El autoritarismo está presente en todas sus sociedades, hasta en las monarquías del golfo. Estas, bajo su aparente modernidad urbanística, albergan las mismas restricciones islámicas y mantienen su tradicional arrogancia y ostentación, exhibiéndose con yates, joyas, colecciones de carros de lujo y eventos de gran costo. Aparte de la poligamia y el machismo, estos gobernantes no tienen nada que envidiar al modo de vida de los excéntricos millonarios del mundo occidental, al cual dicen odiar a muerte por sus excesos.

El Estado natural, es aquel donde la ley la impone el más fuerte, es decir, el machismo primitivo. El islam no deja de ser eso. La familia no es el núcleo central de su sociedad, allí los hombres tienen varias mujeres y hogares de los cuales el hombre es el amo y se le debe total y absoluta sumisión. Por ese esfuerzo supremo o de volar por los aires a los infieles, es que el premio son siete vírgenes que lo esperan en el cielo para una interminable y eterna orgia sexual. (Riquezas y sexo, una religión pragmática).

Sus centros de formación, dictan códigos inapelables en la vida pública y privada, y se enseña que la cultura occidental es la fuente de toda perversión. Los teólogos (Mulás, Ulemas, Ayatolas) debaten las amenazas que produce su efecto nocivo, esforzándose en reemplazarla donde puedan por el islam, creando mezquitas, imponiendo su cultura, hábitos y las restricciones a las mujeres. En esta forma o condición de vida, la ley, la costumbre, la política y la fe religiosa, se entremezclan

La civilización occidental apartó los dogmas religiosos, la poligamia y el autoritarismo de la sociedad, conductas a todas luces primitivas y sin evolución. Que beneficio tiene la sociedad islámica, si la primera característica de toda civilización es el respeto a la vida y a la libertad, base de su fuerza evolutiva. El mundo árabe no conoció el espíritu democrático del siglo 20, y entra al 21 en franco retroceso. Así hayan nacido en otros lugares, la semilla está en su mente, como ocurrió en Europa con la ola de atentados por jóvenes de origen musulmán. No hay fronteras para esta religión intolerante.

Venezuela recibió con respeto a los musulmanes, no le impuso condiciones y menos religiosas, aquí progresaron sin tener títulos y formaron sus familias en paz, inclusive algunos son miembros del alto gobierno. Ahora, acaparan el comercio con gigantescos almacenes y sus hijos exhiben su lujo en costosas camionetas con escoltas por toda la ciudad. Las empresas americanas y europeas generaban empleo bien remunerado y estable, estos comercios pagan bajos sueldos y sin ninguna protección social. Los venezolanos que emigran, son empleados mal pagados y aquí en su país… ¡también!

Se observan venezolanas con el atuendo musulmán (Burka), edificios son habitados por esa secta, que en buses con vidrios oscurecidos salen ataviados en una suerte de procesión medieval. Ofrecen dinero por   terrenos donde construir sus mezquitas, y restringen severamente sus zonas aledañas. Para promocionar su religión, ahora reparten limosnas a un pueblo sin valores. Hemos ido perdiendo nuestros valores tradicionales por religiones foráneas y modos de vida de las sociedades comunistas.

Foco de rivalidades, la memoria del oriente medio es demasiado larga, no olvida nada, no perdona nada, lo recuerda todo “Todo será vengado”. Sus líderes repiten los mismos argumentos, el mismo odio y rencor que sus padres, sus abuelos y sus ancestros. Un lugar de sagrado idealismo y a la vez una fuente de inhumano rencor. Sectarios y excluyentes, son pueblos que con altos ideales y bajas políticas alaban el martirio y glorifican el sacrificio, con creencias que se defienden no con la razón… sino con la muerte.

                                                                                                                              “Europa murió en Auswchitz, mataron a seis millones de judíos, para acabar importando veinte millones de musulmanes”

CESAR GUILLEN CITTERIO/ FEDEPETROL CARABOBO