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sábado, 14 de mayo de 2022

En el limbo el espíritu de las leyes Enrique Meléndez. Opinión. Justicia. Ciudadanía. Venezuela.

 


En el limbo el espíritu de las leyes

Enrique Meléndez

         El arreglo que dio lugar a la composición del nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) demuestra que este es un país, donde brilla por su ausencia el estado de derecho; en el entendido de que no hay independencia de poderes. De hecho, lo primero que se ha observado es la circunstancia, de que hay varios magistrados, que se han venido eternizando en el cargo; empezando por Maikel Moreno, de quien se dijo que iba con destino a Roma, en calidad de embajador, tan pronto como se le venciera su lapso en la alta magistratura; aun cuando, pesa sobre él la amenaza de la famosa recompensa, que ofrece EEUU por su cabeza; cuyo currículum está muy lejos de llenar las credenciales, que se exigen para asumir tal investidura; cuando más bien se dice que lo que tiene es un prontuario, y por las redes sociales rueda lo que ha sido una hoja de vida suya; donde se habla hasta de una conducta perversa.

         ¿Por qué no repitió en la presidencia? No olvidemos el famoso episodio de Pedro Carreño; cuando entonces se refería al caso de unas magistradas, que estaban allí de extras, y que fue como una especie de misil disparado por mampuesto por Diosdado Cabello a través de Carreño, que le tumbó el compete al hombre, dicho en términos metafóricos. He allí la trama, que se bate por dentro de la gente que nos gobierna, y en donde sobresale el hecho, de que no sólo el TSJ ostenta un color partidista, sino que es objeto de pugna en las facciones internas del PUSV, y entonces aquí aparece un número que no esperábamos, y es la presencia de dos representantes de los partidos colaboracionistas o “Alacranes”, como se les dice en el argot político, y que, siendo la excepción, confirman la regla, de que sí estamos ante un TSJ rojo, rojito; bajo la máscara de una supuesta pluralidad; incluso, hay hasta su parte de nepotismo, si tomamos en cuenta que a Bernabé Gutiérrez le colocan en la cúpula magistral a uno de sus hermanos. ¿Iba a transigir este hombre, en lo que atañe al llamado, que le hacían las bases de Acción Democrática, para que procediera a una reunificación del partido, a propósito de su ruptura con Henry Ramos Allup? “No, y no –decía-, aquí nadie ha hablado de unidad; el que quiera militar en AD, que se inscriba”. Aparte, de que lo que se maneja es que por el momento tiene congelado el proceso judicial relativo a 27 demandas por denuncias de hechos de corrupción, que cursa en tribunales de la República, contra el susodicho; como parte de las negociaciones que se hicieron, a través de la llamada Operación Alacrán, para conformar el sector de los colaboracionistas, diputados algunos de éstos, elegidos en la elección de diciembre pasado, de la llamada Asamblea Nacional ilegítima (desconocida por la mayor parte de las democracias del mundo), entre ellos, el propio Gutiérrez; que sería el mismo caso también de Manuel Rosales, a quien le asignan, asimismo, su cuota de poder, en lo que atañe al nombramiento de Luis Emilio Rondón, hijo del alto dirigente de Un Nuevo Tiempo de su mismo nombre, si se tiene presente, que Rosales fue un perseguido político hasta hace poco, y quien en un momento determinado tuvo que ir al exilio; por cierto que no se supo si salieron las dos famosas magistradas extras, de las que hablaba Carreño, y de aquí que se diga que Maikel Moreno no es ficha allí, sino de Cilia Flores; pues lo que trataba de mostrar Carreño, es que estas señoras estaban allí impuestas por Moreno.

         Todo esto tuvo como centro de operaciones la Asamblea Nacional, y no el Comité de Postulaciones, contemplado en la Constitución como un órgano autónomo e independiente, facultado para estudiar con absoluta imparcialidad, precisamente, las credenciales de los postulados; que es por donde ponen el dedo en la llaga los abogados constitucionalistas; en el sentido, de que señalan que este tipo de comité se contempla en la Constitución, para el nombramiento de los integrantes de los poderes, que no son electos por vía del voto directo y universal; sino a través de la Asamblea Nacional y, de acuerdo a lo que reza el texto constitucional, estos comités deben estar conformados por gente autorizada; conocedora de la materia respectiva. Es lo que recomienda el Comité de Postulaciones; la AN lo aprueba y más nada. En esta oportunidad vimos a un comité, que no fue tomado en cuenta en lo absoluto; como tampoco fue tomado en cuenta en su oportunidad el Comité de Postulaciones, que entonces recibía los recaudos de los postulados a integrar la rectoría del Consejo Nacional Electoral y, de pronto, de un plumazo el TSJ se arrogó esta función, y lo dejó por fuera; aunque ya ese es otro tema, pero lo traemos a colación, para que se vea que una cosa es lo que establece el texto constitucional, y otra la que dispone la dictadura: una cosa no va con la otra, y que es donde se observa la marcha irracional de un Estado; pues en la Constitución está la razón de ser de un pueblo, si es que creemos, parodiando el galerón margariteño, que una nación tiene sentido, entendimiento y razón.

         Claro, este es el problema del arrebato partidista de las instituciones; de las cuotas de poder, que se arrogan las camarillas de turno; lo que desnaturaliza, como decía, el estado de derecho; porque, de acuerdo a la concepción del Estado moderno, el equilibrio de una sociedad radica en la existencia de tres poderes autónomos e independientes, y que es lo que no estamos viendo; cuando hay una persona, que ahora asume la presidencia del TSJ, que no cuenta con una credencial académica y profesional válida, excepto el de ser abogada del entonces comandante golpista Hugo Chávez, preso para ese momento en la Cárcel de Yare. Incluso, se ha comentado que hasta uno de sus títulos es forjado. Aquí no hay ninguna concepción del derecho; que es lo que se espera de un magistrado; que, como su investidura lo dice: se trata de un maestro, cuyo decir y obrar constituye un imperativo; siendo, más bien, ficha partidista, y del personalismo más absoluto. Está en el limbo el espíritu de las leyes en este país.






Enrique Meléndez: Periodista,  Escritor y Reportero, venezolano,  Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de post-grado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado:  Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela”, cuyo primer volumen  está publicado en la biblioteca virtual de Amazon. 

Correo: melendezo.enrique@yahoo.com

Twitter: @emelendezo 

ANEXO: En el limbo el espíritu.doc