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miércoles, 20 de julio de 2022

DARIÉN; el incierto y tenebroso camino de un sueño Por: Alfredo Mosqueda. Opinión. Ciudadanía. Inmigración. DDHH. Venezuela.


DARIÉN; el incierto y tenebroso camino de un sueño

Por: Alfredo Mosqueda 

No es una historia nueva que nos impresione, pero sí debe sacudirnos ante la pasmosa indiferencia que nos domina. No es una simple decisión, es una espeluznante travesía de horrores acompañada de adversidades espantosas, a las que se someten los desafiantes inmigrantes, miles de seres humanos se desplazan como hormigas en una misma dirección, adentrándose al área selvática y pantanosa que une la América Central con la América del Sur, no es una deportiva caminata senderista, es el reto entre la vida y la muerte, tus condiciones físicas son tu principal aliado, sin duda alguna, alcanzar esta meta, es un indiscutible heroísmo de la fe y preparación tanto física como psicológica.

Luego de varias reflexiones, medité con profunda inquietud exponer la cruda realidad que les comparto en el presente artículo. El sufrimiento y las condiciones infrahumanas, así como los riesgos creíbles, son el día a día en esta odisea que se configura dentro del área fronteriza entre Colombia y Panamá, en un radio cuyo perímetro comprende más de 4.980 mil kilómetros aproximadamente, una densa vegetación, junglas, ríos y montañas, nada debatible considerarla la ruta más peligrosa de América para los migrantes provenientes de diversas latitudes del mundo, pero cabe hacerse la pregunta; por qué huyen? De dónde se desplazan estas personas? Es el planteamiento central del tema-problema. Está dinámica tiene su fundamento en las crisis política regional que afecta las condiciones y calidad de vida de los ciudadanos, caminantes provenientes de África, Centro América y particularmente miles de venezolanos que se aventuran ante el fantasma de la incertidumbre, aunque por décadas las instancias internacionales, especialmente las "Naciones Unidas" como la más alta instancia de la geopolítica globalizada han ido deliberando, discutiendo y acordando entre los Estados parte, relevantes  instrumentos políticos, pero en la actualidad dichas actividades han quedado solo en "actos de habla", razón por la que  ha sido insuficiente para resolver y generar soluciones efectivas a un escandaloso y trágico episodio de sobrevivencia. La teoría institucional no evita que se violen Derechos Humanos, los terribles  testimonios de las víctimas certifican un posible desconocimiento simulado por parte de los Estados, aún más cuando no se toman acciones concretas, que se contrapongan a las consecuencias de tales riesgos.

La República de Colombia, así como el Estado Panameño no han actuado con responsabilidad debida, sino como gobiernos de baja  capacidad, ni siquiera conscientes de los convenios a los que están sujetos ante los compromisos políticos internacionales que han suscrito desde las "Naciones Unidas" como organismo multilateral. Las personas que toman la ruta selvática, ingresan a un espacio territorial no controlado por los Estados que comparten fronteras, aun cuando sus Constituciones establecen garantías a la libertad de tránsito y seguridad de sus ciudadanos, especialmente el DARIÉN, que se transforma en "tierra de Nadie" o territorio propicio para las múltiples actividades  ilícitas, donde la Ley y el orden son inexistentes, dando paso al agavillamiento indígena como parte de los grupos que operan en la zona, muchos son despojados de su dinero, pertenencias y documentos, las víctimas más vulnerables son las mujeres y niñas, sujetas a una crueldad sin precedentes, al exponerse a ser profanadas en su castidad, siendo en su mayoría forzadas a violaciónes y vejámenes extremos, situación reconocida recientenente por la "Cruz Roja" de Panamá y que lamentablemente concluyen en algunas ocasiones, con desapariciones o el exterminio de sus vidas, datos que generalmente quedan fueran de estadística. Si escapan a la muerte, entonces deben seguir lidiando con perturbadoras condiciones ambientales que representan otra diversidad de desafíos; el frío, el calor, la humedad, así como las plagas e insectos, son elementos abrumadores a considerar y que debes superar para alcanzar el tan anhelado "Sueño Americano, de lo contrario, la zona se vuelve un cementerio sin decreto, donde la medicina forense Institucional prácticamente es remota e ilusa, pareciera un caos organizado ultraestable, cualquier cantidad de cadáveres yacen en el olvido, y algunos terminan siendo devorados por las aves de rápiña, las fieras y los lagartos, es un hecho de barbarie, que no pasa inadvertido para la prensa y redes sociales de la comunicación masiva, situación que no es la misma por parte de los Estados, donde prevalece la ignorancia intencional, así como la falta de interés de la voluntad política institucional.

No vemos acciones inmediatas por parte de los órganos legislativos de estos países. El "Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos", está ausente o dominado por el burocrátismo de la gestión pública, vidas y sueños son frustradas ante la inacción oficial y la falta de cooperación de la Comunidad Internacional, para atender a través de los organismos competentes un tema-problema que debe ser considerado prioridad de Estado, de tal importancia para la garantía Indiscutible del Derecho a la vida y demás prerrogativas de la dignidad humana, contenidas en la "Declaración Universal de los Derechos Humanos".

Concluyó con toda responsabilidad que el "Tapón del Darién", representado por esta pesadillesca selva, se convierte en un escenario protagónico, donde miles de hermanos venezolanos huyen de nuestra amada patria, al preferir asumir cualquier riesgo en tan desafiante sendero, dejando en grotesca evidencia que #Venezuela no se está arreglando; está muriendo ante la mirada cómplice de las instituciones regionales, multilaterales y los sistemas gobiernos del continente; que además siguen prendados por la lógica impura de los negocios políticos y económicos. Considero Imperiosamente debe cesar la mortandad en la "Selva del Diablo", los gobiernos receptores hasta la fecha se han limitado a una simple acogida territorial, a cambio, tal vez, de percibir futuros recursos económicos por razones humanitarias, pero no están asumiendo su compromiso de soberanía y seguridad para las personas involucradas. La situación antes relatada, es un estratégico problema cuestión de Estado, no de Gobierno.

Nos vemos en una próxima oportunidad.

Alfredo Mosqueda. Abogado / Ex-Secretario General de la Comisión de Prevención en el Consumo Ilícito de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas del Ilustre Colegio de Abogados de Caracas.

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