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sábado, 9 de julio de 2022

LA NOVELA DE TERROR DEL FISCAL SAAB (o el crimen de Carlos Lanz) Tomado del perfil de Milagros Mata Gil. Información. Opinión. Muerte. Terror. Venezuela.


LA NOVELA DE TERROR DEL FISCAL SAAB
(o el crimen de Carlos Lanz)

"Una espeluznante trama que es como un cóctel del terror, que mezcla múltiples móviles criminales".
Tarek Saab

I.
¿Tuvo Carlos Lanz la muerte que fue mereciendo a través de su vida? Algunos dicen que sí. Del horror de la narración de los hechos se rescató el hecho de que se negó a arrodillarse ante los sicarios que lo iban a matar. Eso, dicho con voz tremorosa de llanto contenido por el Fiscal.

II 
El fiscal Tarek, ahora en triunfo por haber desentrañado la tortuosa trama de la desaparición de Carlos Lanz, contuvo las ganas de llorar para que no se le corriera el maquillaje. De todas formas, las cámaras destacaron la piel casi perfecta, el rostro sin arrugas, el ceño, eso sí, adecuadamente fruncido, para añadir seriedad a la historia que durante casi dos horas en cadena se ocupó de contar uno de los crímenes más negros de la historia de este país: Carlos Lanz, guerrillero, secuestrador, ladrón de bancos, sociólogo, chavista, había desaparecido hace casi dos años sin dejar el más mínimo rastro. Hasta hubo la sospecha de que gente del mismo gobierno lo había hecho desaparecer por alguna conveniencia. Incluso Elías Jaua esbozó esas sospechas y pidió recurrir a la justicia internacional. Se habló además de una supuesta venganza por el caso Niehous, pues Lanz fue uno de los secuestradores de William Frank Niehous, industrial estadounidense, gerente de la fábrica de vidrio Owens-Illinois, operación en la que participó Jorge Antonio Rodríguez, padre de la actual vicepresidenta del gobierno de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, y del presidente de la Asamblea Nacional de 2020, Jorge Rodríguez. Se dijeron muchas cosas, pero la realidad parece se mucho más simple y ramplona:  como dice Ferrera: "¿Dónde está la cuchara?"

III.
La mujer de Lanz, Mayi Cumare la llaman, fue durante años una eficaz traficante de influencias, objetos robados, drogas y lo que hubiera que traficar. Así consiguió una fortuna en dinero y propiedades que generosamente compartió con sus hijas, sus servidores, sus compadres y sus varios amantes, escogidos, sobre todo, en el gremio de los pranes, en la cárcel de Tocorón. También fue gerente del INCE, donde manejó finanzas sin control. Por supuesto, todo eso que ella hacía, todo cuanto conseguía, iba unido al patrimonio de Lanz, su marido por más de 30 años, empresario y profesor, director de la empresa del aluminio durante la primera época de Chávez. Según el Fiscal, llegó un momento en que éste se convirtió en un obstáculo para el crecimiento de la fortuna personal de Mayi, fortalecida por las 18 contratistas que había creado en torno al INCE y de las cuales sacaba muy pingües ganancias.

IV.
Fue un crimen pensado, al parecer, para ser perfecto. Desde tres o seis meses antes se hicieron los contactos, se repartieron los papeles. En primer lugar, Mayi no quería cuerpo, ni restos, ni rastros, ni pistas. Escogió a dos de sus pranes amantes, Oliver Medina y Glen Castellanos, quien ahora echa el cuento, para coordinar el trabajo y les entregó aquí y allá unos 13 mil dólares para que arreglaran todo: para que contrataran los asesinos, expertos en su oficio, para que compraran los instrumentos e insumos necesarios, para que criaran los 17 cochinos. El escenario lo puso Tito Viloria, amiguísimo y compadre. Su fundo "La Fortaleza". Aislado. Sólo el capataz estaba al tanto. Y la mujer de Tito. Y los hijos, hijas, yernos, nueras, amigos. Y los peones y las sirvientas. Y seguramente todo el inframundo delincuencial.

V.
Hace unos meses, la sirvienta de los Lanz, que había trabajado con ellos por más de 20 años (es decir, casi lo que va de régimen chavista) decidió retirarse. Por cansancio, dijo. Se fue a su pueblo, en Zulia, provista de una buena liquidación y comenzó a darse lo que llaman "buena vida". Es posible que haya dicho más de lo que debería. Es posible que ya estuviera bajo vigilancia.por parte del gobierno.  El Fiscal dijo ante las cámaras que él no había dejado de buscar, de indagar, aunque en verdad hubo un tiempo de denso silencio sobre el asunto. Dijo también, con admiración mal disimulada, que era imposible que hubieran matado al guerrillero Carlos Lanz, un hombre superdotado y bien preparado, si no hubiera sido con subterfugios (aquí, mi vecina, con gracejo margariteño, apunta: no sería tan superdotado cuando lo adornaban con tantos cachos)

«Ajá. Detengamos aquí la cámara: ¿en qué movimiento guerrillero participó? Los últimos brotes guerrilleros propiamente dichos fueron más o menos en 1965. Después, lo que hubo fueron bandas de supuestas guerrillas urbanas, con muy dudosos objetivos políticos y mucha vocación delincuencial. Lanz fue integrante de alguna de esas bandas: el Partido de la Revolución Venezolana ¿que estuvo con Las Cuatro Letras? Quizás. Muy dudosamente. Cierto que su orientación era de izquierda y fue por esa vía por la que se vinculó al poder chavista y colaboró en la formación de milicianos y círculos bolivarianos ¿valdrá decir que mucha de esa formación de delincuencia, unida al resentimiento, es la que alimenta los casos de megacorrupción, las venganzas, las muertes, incluso ésta, todo lo horrible de estos 23 años?»

VI.
Así que, sirviéndose del hilo conductor de la sirvienta, o eso dicen, se llegó a saber que Lanz fue secuestrado y después trasladado a la finca de Tito Viloria, en el estado Cojedes,  donde lo mataron de dos disparos en la cabeza. Después, embalaron el cuerpo en plástico y lo desmembraron para darlo como alimento a los 17 cochinos de la finca. No hay cuerpo. No.

Según Saab, en rueda de prensa, Tito Viloria, el compinche, sindicalista, dirigente ínclito del PSUV, también adinerado, presuntamente invitó a Lanz a una supuesta reunión con milicianos en Mariara, Aragua. Mientras viajaban, a la altura de Yagua, fueron interceptados por dos criminales: José Pinto, alias Bombero Osa, y Pedro Basketbol. Haciendo uso de armas de fuego forzaron a Carlos Lanz para que ingresara en una camioneta Ford Explorer azul, en la cual lo trasladaron hasta "La Fortaleza". Eso fue por la mañana. Pasadas las 4 de la tarde, en presencia de Tito Viloria, Helis Becerra (capataz de la finca) y Glenn Castellanos, le dispararon a la cabeza por dos veces a Lanz y lo arrojaron a una fosa cavada por el capataz el día anterior. Sin embargo, debido a que el encargo de Mayi Cumare especificaba que no debían quedar rastros del cuerpo, decidieron mejor procesarlo en la cochinera. 

Colofón: Mayi Cumare, hasta entonces doliente esposa revolucionaria, y sus dos hijas fueron detenidas la tarde del 5 de julio por efectivos de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM). Ya habían sido detenidos Glen Castellanos y los sicarios. Durante el procedimiento, también fueron apresados Tito Viloria, su esposa Zaida e hija, y dos trabajadores del hogar de los Lanz. Siguen las detenciones. 

VII.
A esa historia le sobran datos, debido al excedente de detalles no muy bien planteados. Y también le faltan. Por ejemplo, durante casi dos años o se hizo muy poco, o se hizo mucho para aclarar el suceso, es decir, que es muy probable que todo esto ya se supiera y que a fuerza de plata y sentido de oportunidad se hubiera estado frenando el desenlace. 

Porque el entorno cercano a Lanz, que en teoría debió haber sido investigado en primer lugar, es demasiado amplio como para que no hubiera habido filtraciones. 

Por otra parte, el fiscal Saab, con denodado celo, dijo ante el país que él en persona interrogó durante horas a los detenidos hasta ahora, usando hasta la poligrafía. Es decir, él dijo públicamente que se violaron los derechos de esos seres humanos, que lo son, pese a su estructura moral, y que lo hizo la Fiscalía (y él en persona...) ¿Y el derecho de tener una defensa qué?

Claro que se argumentará que eso no importa. Que son irredentos asesinos. Delincuentes. Sin embargo, importa: es sentar un precedente que pone en entredicho otra vez la gestión de la justicia en Venezuela. Y se argumentará que de todas maneras estarán muertos antes de llegar a juicio. Es posible.

Y dijo también el Fiscal, en esa desbocada narración, que le dispararon a Lanz en la cabeza, que en algún momento aplicaron luminol en el terreno para determinar que la sangre del guerrillero se había derramado, que utilizaron los recursos más modernos. Todo un relato en las voces de los CSI de las series, Grimson, sobre todo, que también lo desvirtúa volviéndolo mediático e irreal. Ya que no hay cuerpo, ni casquillos, ni informe forense, todo se reduce a un cuento sin asidero jurídico.

La pregunta es: ¿Cuál es el trasfondo real de este asunto? 

VIII.
El 20 de septiembre de 2020, William Fariñas, exmilitar y entonces constituyente, informó que habían detenido al general de división César Mejía Camacaro, comandante de la base aérea Teófilo Luis Méndez, en el estado Bolívar. El militar fue llevado a la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) en Boleíta, Caracas, donde fue encarcelado. Dada la estrecha amistad que unía a este militar con Lanz, en algún momento se especuló que hubiera una relación. Dicen que esa detención se mantiene allí, en los sótanos de Boleita. Se especula que hay por allí un negocio secreto. No se sabe... ¿Chocaba ese negocio con los de Mayi en un punto negrirrojo? Tal vez.


VIDEO: ¿Qué hay detrás del caso Carlos Lanz? Tarek William Saab confirma asesinato del profesor. Programa Día a Día con César Miguel Rondón. 
Fuente: Youtube  https://youtu.be/JqbIQFhsqxI