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domingo, 31 de marzo de 2024

Miedo a la mujer. Por: Enrique Meléndez. Venezuela.


Miedo a la mujer 
Enrique Meléndez. 

En efecto, el peor parado en las presentes circunstancias es Manuel Rosales, que queda desenmascarado; mientras que Omar Barboza, su paisano, se llena de gloria al lograr, primero, que el CNE le concediera una prórroga, para ver qué posible figura entre los candidatos de la plataforma unitaria pudiera ser admitida en el sistema de su registro de postulaciones; puesto que la señora Corina Yoris no era admitida allí; como tampoco admitió a varias otras figuras, entre ellas, Ramón Guillermo Aveledo, a quien se daba como uno de los “potables”; segundo, que al fin entrara el señor Edmundo González Urrutia; un “candidato tapa”, tomando en cuenta que en cualquier momento pudiera ser sustituido por la propia señora Yoris; de acuerdo a las negociaciones, que se lleven de ahora en adelante, y entre las cuales pudiera estar el levantamiento de las recompensas millonarias que ofrecen por sus personas en los EEUU; que es lo que yo pienso que mantiene enfotada la situación; en un momento en que ellos mismos se dan cuenta, de que cualquiera a quien le levante el brazo la señora Machado, si es a la señora Yoris o a González Urrutia, los pone de paticas en la calle. Lo que explica la ferocidad, con la que han actuado en estos últimos días; cuando han desmantelado parte de la dirigencia nacional, regional y local del partido Vente Venezuela.

Obsérvese que Nicolás Maduro ha calificado a dicho partido como “grupo terrorista”; a propósito de la detención de un señor, que fue encontrado con un arma de fuego a pocos pasos de distancia de su persona, y que, al ser interrogado, manifestó que era dirigente de Vente Venezuela. ¿Todos los caminos conducen a Roma? Todos los testimonios, que logra esta gente levantar, falsamente, relativos al intento de asesinato de Nicolás Maduro, conducen a culpar a la señora Machado, para llevarla a la cárcel; único recurso de frenar esa forma de insurrección popular, que ella representa, tanto por su discurso implacable en contra de los jerarcas del gobierno, y con el que la ciudadanía se identifica, dado el descontento absoluto que prevalece en el medio nuestro, incluido el chavismo originario; que, subrepticiamente, se ha venido adhiriendo a Machado; como por ese liderazgo femenino suyo, ejercido con mucha inteligencia y elegancia. De allí ese apego, que se observa en la gente hacia su persona, cuando se confunde entre la muchedumbre. Uno diría que se trata de un liderazgo que va mucho más allá, que el de Hugo Chávez; puesto que este señor nunca llegó a los niveles, que ostenta la señora Machado hoy en día en las encuestas. He allí lo que explica el temor, que siente Maduro en estos instantes; calificado por la señora Machado como la muestra de una gran cobardía, sobre todo, al no arriesgarse a medirse con una señora octogenaria; repárese, con una académica, que no tiene nada que ver con el cotarro político nuestro. Aunque tampoco es él: las mafias, que lo sostienen; de las cuales él es su mejor mampostería, tomando en cuenta que el único, que estaba en condiciones de ser su sustituto dentro de la corriente chavomadurista era Tarek El Aissami, pero a quien quitaron de en medio no se sabe por qué y cuál ha sido su destino. 

Lo otro que deja bien sentada la figura de Omar Barboza, es que no se plegó al bando de Rosales, sino que respondió por los intereses de la plataforma unitaria. Yo diría que se trataba de una jugada muy cantada de antemano; puesto que los comentaristas políticos no dejaban de señalar que entre Rosales y el gobierno había “gato” encerrado; aun cuando el tercio aseguraba que él apoyaba la línea de acción de la plataforma unitaria; empezando, porque no se quiso medir en las primarias; pero, además, fue el único candidato opositor que ganó la gobernación en el 2021 y las alcaldías de todos los municipios del Zulia. Eso se interpretó como una concesión del régimen. Incluso, Diosdado Cabello en su programa soltaba que él iba a ser el candidato de la oposición con toda la ironía del caso; bocón, como es el tercio. Ahora, lo más elegante de la señora Machado, con motivo de la rueda de prensa, que ofreció el pasado 26 de marzo, de lo que fueron sus palabras, fue que le pasó por encima al nombre de Manuel Rosales, cuando un periodista le preguntó, que si ella iba a apoyar dicha candidatura; manifestando que su candidata seguía siendo Corina Yoris; es decir, lo ignoró por completo. He allí una de sus virtudes: no descalificar a nadie. 

Lo de impedir que la señora Yoris inscribiera su candidatura, se consideró una cobardía, no sólo por la señora Machado, sino también por el entorno internacional, incluyendo, sus dos aliados más consumados, como sería Lula Da Silva y Gustavo Petro; tanto más el primero, que arrastraba con una carga moral, al haberse dirigido en una forma muy grosera a la señora Machado días atrás, cuando la mandó a que se fuera a llorar al valle de los caídos (muy criticado por la oposición de Brasil). En esta oportunidad le ha hecho ver, que eso no fue lo que se acordó en Barbados. El hecho es que aquí pareciera que hay un demonio detrás de Maduro incitándolo a que se quede solo ante el mundo. Fue una reacción muy descabellada lo que vino a continuación hacia uno y otro mandatario; claro, una forma de despecho, en especial, con respecto a Petro, que recalcó que dicha cobardía no era cosa de una persona de izquierda. Alega Maduro en su respuesta, que ellos no conocen lo que sucede en el país; cuando está en marcha el intento de asesinato de su persona; incitado por la señora Machado. 

-Mano segura no se tranca-, le responde la susodicha. Lo más certero de su línea política, es que repara aquí y allá, que ella no se va a salir de la ruta electoral; que es el peine, que quiere el gobierno que muerda. Nunca hasta entonces un candidato ostentaba los números, que ella registra en las encuestas. El hecho es que al gobierno a todo trance le crecen los enanos: se aprehendió a un señor, a quien se le encontró armado a pocos pasos de distancia de Nicolás Maduro, y quien estaba a punto de dispararle, cuando fue sorprendido, y quien dijo ser dirigente de Vente Venezuela; pues resulta que le descubren al tercio, que su militancia no es sino en el PSUV, funcionario del Seniat, según una ficha suya, que rueda por las redes sociales. Lo que demuestra que ese temor, que abrigan, los lleva actuar sin cautela alguna. 

Lo peor es que Rosales ahora se siente víctima de una opinión pública, que ha sido muy despiadada con él; en efecto, tratando de meter gato por liebre, a partir de una explicación en la que nadie cae; un tanto avergonzado, cuando pone a la orden ahora la tarjeta de UNT, para que la utilice cualquier candidatura consensuada, que se dé en la plataforma unitaria; quizás, a la espera, de que termine siendo su figura la del consenso; que me imagino, que será muy difícil; por lo que se producirá ese efecto, que quiere el gobierno y es la circunstancia, de que se registrará una alta abstención; que es lo que le va a permitir ganar las elecciones a Maduro, adjudicándose, al final, unos doce millones de votos; sobre todo, porque Rosales no pasa de 4% en las encuestas, que es lo primero, que debe tomar en cuenta un líder político a la hora de lanzarse en una aventura, como la que ha asumido, es decir, su poco poder de convocatoria; siempre y cuando no le levante la mano la señora Machado que, se repite, ella eludió la pregunta, cuando se la formularon a ese respecto, señalando que su candidata será la señora Yoris. 

Ahora, el más soberbio de todos resulta Cabello, cuando se ufana en decir: -Yo te dije que no ibas, y mira lo que te pasó-, es decir, que no le fue admitida a la señora Machado, incluso, su abuelita académica. Pero lo dice ante un público sumiso; que todo se le celebra. Por cierto, este miércoles preguntó por Ismael García: ¿uno de sus perseguidos políticos? No hay que pasar por alto que García contó en una oportunidad un episodio de una gran cobardía de Cabello, que manifestó los días posteriores a los sucesos del 11 de abril de 2002, cuando lo fueron a rescatar de su escondite en un barrio de La Guaira. ¿Acaso en ese momento lo traicionó el inconsciente, a propósito de esa cobardía, que le sale, cada vez que le dice a la señora Machado: no te vistas, que no vas?






ENRIQUE MELENDEZ