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martes, 9 de abril de 2024

DESPERTANDO EL ALMA ABR. 09. REFLEXIÓN DEL DÍA. LA ESCOBA Y EL RECOGEDOR


DESPERTANDO EL ALMA

ABR. 09. REFLEXIÓN DEL DÍA.

LA ESCOBA Y EL RECOGEDOR

En el jardín de la casa, detrás de un contenedor, se encontraban un recogedor y una escoba, ocultos de la vista de los curiosos. La escoba, con altivez, solía jactarse y pavonearse delante del recogedor.

- Mi trabajo es indiscutiblemente más importante que el tuyo. No hay lugar para el debate - afirmaba con arrogancia la engreída escoba.

Una noche, un viento poderoso sopló y, a la mañana siguiente, el jardín estaba cubierto de hojas y ramas secas.

La escoba, como de costumbre, se apresuró a barrer todas las hojas y ramas, creando un gran montón. Pero al no poder recogerlas para llevarlas al contenedor, las dejó allí.

- ¿Necesitas ayuda? - ofreció el recogedor, a pesar de los desplantes anteriores, extendiendo su apoyo a la escoba.

La escoba orgullosa, miró al recogedor con una mezcla de sorpresa y desdén, y rechazó su ayuda.

Esa noche, el viento volvió a soplar con fuerza y las hojas volaron nuevamente por el jardín, deshaciendo el trabajo del día anterior.

La escoba se estiró frente al recogedor una vez más y, con determinación, comenzó a barrer las hojas secas, acumulándolas en la parte más apartada del jardín, con la esperanza de evitar que se repitiera la situación.

- ¿Necesitas ayuda? - repitió el recogedor, ofreciéndose una vez más.

La escoba, esta vez, asintió y aceptó con gratitud la oferta de ayuda del recogedor.

Esa noche, el viento sopló con más fuerza que nunca, dispersando hojas, ramas secas, papeles y plásticos por todas partes, dejando el jardín en un estado lamentable.

La escoba, desesperada, miró al recogedor, quien asintió en señal de entendimiento y se unió a la tarea.

Comenzaron a trabajar juntos, codo a codo, recolectando todas las hojas y la basura. Fue un esfuerzo conjunto, un acto de verdadero compañerismo.

- Al trabajar juntos, somos mucho más fuertes - admitió la escoba con humildad mientras arrojaban las hojas al contenedor.

El recogedor asintió y sonrió, y el jardín quedó finalmente limpio y ordenado.

La lección del día fue clara: cuando colaboramos y apoyamos a nuestros compañeros, logramos mucho más y formamos un equipo imparable basado en el compañerismo y la solidaridad.

LO SIENTO, POR FAVOR PERDÓNAME, TE AMO, GRACIAS.

SOMOS AMADOS Y APRECIADOS MUCHÍSIMO Y PARA SIEMPRE

NO TENEMOS NADA QUE TEMER

NO HAY NADA MALO QUE PODAMOS HACER MAL

YO SOY HIJO DE DIOS Y POR LO TANTO HEREDERO DE TODAS LAS RIQUEZAS DEL UNIVERSO

Arsenio González (El Negro e' Macha)

Cumaná, Venezuela, 09-04-2024.

Perfil (X) @aragonzal