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jueves, 18 de mayo de 2006

Hacienda “El Dorado”.Por: Coronel ® (FAV) Sammy Landaeta Millán. Opinión. Venezuela.














Hacienda “El Dorado”Por: Sammy Landaeta Millán. 

Tener y administrar una finca, un fundo, una unidad agropecuaria o una hacienda no es cosa fácil. Acceder a la posesión de ese tipo de bienes, es sumamente oneroso. Ostentar propiedades sin bases fundamentales de patrimonio personal o familiar ha sido una aspiración tradicional de algunos individuos que integran diversos gremios en la actividad nacional del país. Hoy, con desconcierto observamos que innumerables personas tienen el privilegio de poseer ese tipo de propiedades, sin tener la capacidad económica comprobada de poder adquirirlas. ¿Como lo han hecho?

Muchas civiles y militares, involucradas en administraciones anteriores del Estado venezolano, consiguieron sin ningún esfuerzo, un apartamento en la playa, una casa en el country club, un resort en Margarita, Aruba, Bonaire, Curazao, Miami u Orlando, una camioneta rustica, un sedan de paseo, la educación de sus hijos en universidades públicas y privadas del país, o tal vez en Harvard en Estados Unidos o La Sorbona en Francia. Sin incluir los consecuentes yates o aviones privados. Simplemente se lo robaron a la Nación y no fueron sancionados ante la sociedad por sus infames vicios.

En Venezuela, se ha adoptado una cultura delincuencial para el manejo del patrimonio Estatal. En la actualidad, otros; disfrazados de humildes luchadores sociales, patriotas integrantes de la dirigencia política y militar revolucionaria, han realizado el añorado sueño de obtener beneficios sin esforzarse mucho. Y lo que es el colmo, lo han logrado sustrayendo fondos del patrimonio público Nacional. Para algunos su máxima aspiración es tener una Hacienda; y mediante el denominado proceso, lo consiguieron. ¡Que desgracia!

Por otra parte, el usurpador de la presidencia de la República Hugo Chávez Frías, logró sus anhelos al tomar posesión de la Hacienda Pública Nacional, poniéndola a su disposición. La colocó al servicio del bandidaje revolucionario para el goce y disfrute de sus amigos, allegados y familiares. Hoy por hoy, el usufructo del tesoro en manos de una casta de nuevos ricos, que pregonan un nuevo socialismo en Venezuela, sustenta sus bases en el robo al erario público. En equivalencia, podría decirse que son los dueños de una nueva entidad que podría denominarse Hacienda Bolivariana de Venezuela.

Los dirigentes revolucionarios, consiguieron escenificar nuevamente la época de la conquista y en la búsqueda de los tesoros, las riquezas, la abundancia, descubrieron “el mito del dorado.” Pero no se percataron, que en esta era democrática el hablar de “El Dorado” no se asocia con riquezas, ni con la población del mismo nombre en el Estado Bolívar. Ello se identifica con la sede de un sitio de reclusión que en forma de “colonias móviles” albergan a peligrosos delincuentes que han sido condenados a prisión.

Para cualquier venezolano que le duela su país, en este momento, el máximo ideal es ver tras las rejas a los depredadores de la patria. Sería una forma de resarcir en parte el daño que le han hecho a Venezuela, purgando presidio en reclusorios de máxima seguridad, peligrosidad y de condiciones infrahumanas. Allí deberían de estar precisamente en cualquier recinto carcelario que podríamos llamar la Hacienda “El Dorado.”

En torno a ello, vienen al caso dos aspectos: La categoría de hacienda colonial que ha adoptado Venezuela, mal dirigida por el capataz Hugo Chávez y la pretendida humanización de las cárceles esgrimida por el régimen, como bandera política electorera, después de siete años de ineficiencia. Ojalá pudieran acondicionar algunas cárceles del país y adecuarlas como lugares dignos de albergar personas, para cuando le sean asignados, como sitio de reclusión y no terminen suicidándose cobardemente, para salir del paso.

Con tristeza vemos sucumbir a nuestro país en manos de un orate que dirige los destinos inciertos de la república. Con vergüenza se ve el despilfarro nacional e internacional de los fondos públicos. Con rabia y asco observamos la complicidad de la Fuerza Armada Nacional. Con dignidad somos parte de un pueblo, exigiendo justicia. Con capacidad administrativa y gerencial aspiramos expulsar a los opresores y con seguridad anunciamos que los comunistas no se quedarán con nuestro país.

Por otra parte, con estupor vemos varios sectores políticos que se pelean el cargo de presidente de la republica, a cualquier precio. No se repara en los daños al sistema democrático. Ellos están adosados a un proceso electoral que obvia las garantías de trasparencia del voto, el conteo manual y cero utilización de máquinas. Pero al final, NO VAN A RESOLVER EL PROBLEMA. No podrán frenar las mentiras, las trampas y la manipulación que hacen los llamados revolucionarios en la opinión pública. Ellos defienden a cabalidad su posición de corrupción, de socialismo y bandolerismo. Para contrarrestar esta acción la salida inevitablemente es de fuerza, llaméese insurrección, rebelión, explosión social, golpe de Estado o desobediencia civil y en consecuencia ello traerá una violencia generaliza donde no debe descartarse el Autogolpe. ¡Estamos nuevamente ante esa realidad!

No es momento de desanimarnos. Con firmeza afírmanos que habrá nuevos liderazgos, nuevas imágenes, nuevos políticos que orienten la situación y el rumbo del país. No hacia la izquierda o derecha, ni centro izquierda o centro derecha. Ya estamos cansados de verlos ensayar y errar en su ineficiencia en diversas naciones. Lo que necesitamos es establecer la dirección y el sentido que conduzca el país hacia el desarrollo integral. En síntesis necesitamos un norte, un rumbo, un guía y con certeza, lo vamos a conseguir.

Al final, los llamados bolivarianos y revolucionarios serán sometidos a procesos judiciales justos por traición a la patria, malversación y desviación de fondos públicos, robo, dolo, matraca y corrupción. Su deuda con la sociedad por mal administrar la Hacienda Publica Nacional los conducirán a las cárceles, llaméense: El Rodeo, Yare, Penitenciería general, Uribana, Tocuyito, La Pica, El Marite, Santa Ana, Ciudad Bolívar, Puente Ayala, Alayón, o simplemente El Dorado, para purgar sus actos, por haber destrozado un país en el ejercicio de sus respectivos cargos de empleados públicos. ¡Anótenlo!

Cita: “La Hacienda Nacional no es de quien os gobierna. Todos los depositarios de vuestros intereses deben mostraros el uso que han hecho de ellos”.
Simón Bolívar.

Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán

Caracas 18 de Mayo de 2006.