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viernes, 7 de agosto de 2009

Colores para el recuerdo


Viernes 7 de agosto de 2009/Primera Hora.

La ciudad de Hiroshima conmemoró el 64º aniversario del lanzamiento de la bomba atómica que en la II Guerra Mundial causó la muerte de más de 140.000 personas. Niñas japonesas depositaron en el río Motoyasu lamparitas de papel de colores en recuerdo de las víctimas. Fue una oportunidad propicia para hacer un llamado por un mundo sin armas nucleares. En otros países también se conmemoró la fecha.

Hiroshima. La eliminación global de las armas nucleares exigió ayer el alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, en la ceremonia de conmemoración del 64° aniversario del lanzamiento de la bomba atómica en esta ciudad del sur de Japón.

Se guardó un minuto de silencio a las 8:15 am, la misma hora a la que hace 64 años Estados Unidos lanzó la bomba atómica sobre la población civil, causando la muerte de aproximadamente 140.000 personas.

El número de fallecidos ascendió hasta superar los 258.300, debido a enfermedades causadas por la radiación.

El primer ministro japonés, Taro Aso, prometió que el país "estará en la vanguardia de la comunidad internacional por la abolición de las armas nucleares y la realización de la paz eterna". Firmó un acuerdo en el que reconoce oficialmente que 306 personas sufren enfermedades derivadas de la radiación por ser víctimas de las bombas nucleares.

Hay aproximadamente 235.569 sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y de la lanzada 3 días después sobre Nagasaki, el 9 de agosto.

Al acto conmemorativo asistió el nicaragüense Miguel d’Escoto Bockmann, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas y sacerdote católico, que pidió perdón a las víctimas de Hiroshima porque el piloto del Enola Gay que lanzó la bomba sobre la ciudad japonesa era católico.

Vaga idea La Organización de las Naciones Unidas también instó ayer al desarme nuclear en el mundo.

Un pequeño grupo de personas manifestó frente a la sede de la organización, en Nueva York, en conmemoración del aniversario de los dos bombardeos atómicos de la Fuerza Aérea estadounidense.

"Cada año es más importante que protestemos porque la gente joven tiene una vaga idea de lo que ocurrió y cada vez quedan menos víctimas para dar su testimonio", dijo el secretario general de Oficina Internacional de la Paz, Colin Archer.